El atentado ejecutado este jueves contra el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, en el barrio cairota de Ciudad Naser habría sido llevado a cabo por un terrorista suicida a bordo de un coche cargado de explosivos, según ha informado el director de seguridad de El Cairo, Osama al Saghir.

Al Saghir ha indicado que "el conductor del coche bomba cumplió con su objetivo" y que "los investigadores han encontrado los restos de un cuerpo (en el interior del vehículo) y han procedido a examinarlos", tal y como recoge el diario egipcio 'Al Ahram'.

El atentado se ha saldado por el momento con al menos dos muertos y diez heridos. Asimismo, fuentes de seguridad han informado de la muerte de dos de los presuntos atacantes durante un tiroteo con la Policía inmediatamente después del atentado, cuya autoría aún no ha sido reclamada por ningún grupo.

En declaraciones concedidas a la prensa tras el ataque, Ibrahim ha sostenido que el atentado "no es el final, sino el principio" de "una nueva ola de terrorismo" en Egipto y ha asegurado que fue informado esta misma semana de la existencia de un plan para asesinarle del que formaban parte "elementos extranjeros".

En este sentido, ha desvelado que, en consecuencia, el jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdelfatá al Sisi, le hizo entrega de un vehículo blindado idéntico al que él usa en sus desplazamientos.

Por último, ha manifestado que este "despreciable intento de asesinato" ha provocado que un miembro de las fuerzas de seguridad y un niño hayan perdido las piernas y ha dejado a un agente de policía en estado crítico.

Bastión de hermanos musulmanes

Ciudad Nasr es considerado como un bastión de la organización islamista Hermanos Musulmanes y es el lugar en el que se encuentra la plaza de Rabaa al Adaweya, centro de las protestas contra las nuevas autoridades por el derrocamiento del expresidente Mohamed Mursi el 3 de julio.

Ibrahim está a cargo de la Policía, que encabezó el desmantelamiento forzoso el 14 de agosto de dicha acampada y de la que tenía lugar en la plaza Nahda, hechos que se saldaron con la muerte de al menos 600 personas según el balance oficial, si bien Hermanos Musulmanes elevó el número de muertos a 4.500.

Las autoridades han cifrado en alrededor de 850 el número de fallecidos a consecuencia de la oleada de violencia desatada en el país a consecuencia del asalto militar a las acampadas, mientras que diversas ONG internacionales han acusado al Ejército de hacer un uso excesivo e injustificado de la fuerza.

Hermanos Musulmanes y sus aliados han acusado a las nuevas autoridades de acceder al poder a través de un golpe de Estado militar y de lanzar una campaña de represión contra los movimientos islamistas. Varios centenares de miembros de estos grupos, entre ellos varios altos cargos de Hermanos Musulmanes y el propio Mursi, han sido arrestados en las últimas semanas.

Entre las medidas más criticadas adoptadas por el nuevo Gobierno está el restablecimiento por parte del Ministerio del Interior de las funciones de lucha contra el extremismo y control de las actividades políticas y religiosas, suspendidas tras la revuelta que puso fin en 2011 al Gobierno del expresidente Hosni Mubarak.