Un equipo de veinte expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) empezará el próximo martes primero de octubre la operación para destruir las armas químicas en Siria, que en su primera fase se centrará en la verificación de la cuantía del arsenal.

Fuentes de la OPAQ indicaron que "el grupo de inspectores partirá mañana, pero hasta el martes no iniciarán su trabajo" en el país árabe, y "ese mismo día mantendrán contactos con altos cargos políticos" de Siria.

Aunque los expertos viajan este lunes a Damasco, no comenzarán hasta el martes con su trabajo, con el que se dan los primeros pasos en la aplicación de un plan acordado por la comunidad internacional y ratificado por la ONU para destruir el arsenal sirio durante la primera mitad de 2014, dijeron fuentes del organismo con sede en La Haya.

La labor de la primera fase del proceso es verificar los datos aportados por Siria en cuanto a la cantidad de armamento químico, seguido de la destrucción de las instalaciones de producción y se dejará la eliminación del armamento en sí mismo para la última fase, precisaron las fuentes.

La fase de verificación, agregaron, implica tanto conversaciones a alto nivel político como la visita a las instalaciones y el apoyo técnico a Siria en la elaboración de informes sucesivos, que tienen que cumplir con unos requisitos formales marcados por la Convención de Destrucción de Armas químicas sobre la que se basa la OPAQ.

De acuerdo con los plazos acordados en el marco de la ONU, la destrucción de las instalaciones de producción, mezcla y rellenado tendrá que estar finalizada para el próximo primero de noviembre.

Tras una semana sobre el terreno, se cotejarán datos e informaciones y se creará un "documento consensuado" sobre el arsenal químico sirio, subrayó el organismo.

Destrucción de las instalaciones de producción

A partir de ahí expertos de la OPAQ partirán con otro equipo más numeroso para proceder a la destrucción de las instalaciones de producción y de mezcla de sustancias para fabricar armas químicas.

En la siguiente fase de destrucción de las instalaciones y las armas, que en parte se hará con la ayuda de unidades móviles, la OPAQ necesitará "decenas" de investigadores, que van desde "ingenieros químicos, expertos en municiones químicas, seguridad a la hora de proceder a la destrucción y personal sanitario", según fuentes de ese organismo internacional.

Los plazos marcados por la ONU son los más rápidos hasta ahora establecidos en un programa de destrucción de armas químicas, pero los inspectores no dudan en que podrán cumplirlos.

"Es una situación sin precedentes, por motivos de seguridad y por su rapidez, pero nos hemos preparado bien y no hay motivo en este estadio para pensar que no podremos hacerlo", reconoció hoy la OPAQ.

Los expertos reconocieron que el entorno de guerra civil en el que tendrán que operar "no es el más perfecto" pero confiaron en que las autoridades sirias les garanticen la seguridad que necesitan.

Las fuentes tampoco descartaron que por razones de seguridad, tengan que "coordinarse de algún modo" con los grupos rebeldes en Siria, aunque esas cuestiones tendrán que verse sobre el terreno.

La Convención para la Destrucción de Armas Químicas establece que sus Estados parte (Siria se adherirá el próximo 14 de octubre) son responsables de la seguridad de los investigadores de la OPAQ, como también de los costes de la destrucción del armamento.

Además la OPAQ confió en que en caso de que sea necesario también otros países de la Convención puedan colaborar en la seguridad de sus expertos.

Sobre la cuantía y las características del arsenal sirio, una cuestión sobre la que recae la mayor confidencialidad, solamente ha trascendido que contiene gas sarín.

El proceso de desarme del arsenal químico en Siria implica un coste financiero muy alto, por lo que la OPAQ y la ONU ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional a colaborar económicamente.

La OPAQ, dijeron las fuentes, irá especificando a través de su página de Internet las aportaciones económicas y logísticas en el curso del proceso. EFE