El millón y medio de armenios que perecieron en el genocidio cometido hace un siglo bajo el Imperio otomano (1915) fueron recordados hoy en Ereván en una ceremonia solemne en presencia de los líderes de Rusia, Vladímir Putin, y de Francia, Francois Hollande.

El acto, en el complejo conmemorativo de Tsitsernakaberd, situado en una colina a las afueras de la capital y al que asistieron descendientes de las víctimas y el cantante francés de origen armenio, Charles Aznavour, tuvo como momento más emotivo el minuto de silencio guardado en honor a los muertos en el considerado crimen más grave de la Primera Guerra Mundial.

Los líderes invitados también realizaron una ofrenda floral ante la llama eterna que recuerda a los muertos, que se encuentra rodeada por doce losas de basalto que presentan las provincias perdidas en el actual territorio de Turquía.

Antes, los invitados tuvieron que pasar uno por uno por la avenida presidida por la Estela, una especie de obelisco de 44 metros, que simboliza el renacimiento del pueblo armenio, que logró su independencia como país en 1991.

Además, pudieron visitar el museo dedicado al genocidio ocurrido entre 1915 y 1923 y ver las fotografías realizadas hace cien años por el alemán Armin Wegner, testigo de excepción del genocidio cuando servía como soldado y médico en Siria y Mesopotamia durante la Primera Guerra Mundial.

Un par de sacerdotes de la Iglesia apostólica armenia trasladaron al complejo un cuadro que representa la canonización de los mártires del genocidio, ceremonia que fue oficiada ayer en presencia de un representante del Vaticano.

Los asistentes al acto fueron despedidos por un niño armenio que interpretó una canción popular con el "duduk", el tradicional instrumento de viento armenio y que es similar a una flauta.

En la ceremonia también estuvieron representados, aunque sólo con ministros o diputados, países como Estados Unidos, Israel y Alemania, cuyo presidente denunció ayer por vez primera el genocidio armenio.

Durante su intervención, el presidente de Armenia, Serge Sargsián, denunció que la aniquilación hace un siglo de millón y medio de armenios fue un genocidio planificado por los líderes políticos y militares del Imperio otomano.

"Los armenios fueron deportados y aniquilados según un plan estatal con participación directa del Ejército, la Policía, otras instituciones estatales y grupos de criminales liberados específicamente con ese fin", dijo.

Recordó que el 24 de abril de 1915 comenzó "uno de los crímenes más graves del siglo XX", en el que "en torno a millón y medio de seres humanos fueron exterminados sólo por ser armenios".

Sargsián advirtió del peligro de la negación de los crímenes contra la humanidad, en alusión a Turquía, el heredero del Imperio otomano, que se niega a reconocer oficialmente el genocidio hace un siglo de la minoría armenia.

"El reconocimiento del genocidio no es el tributo mundial al pueblo armenio y a sus mártires. El reconocimiento del genocidio es el triunfo de la conciencia humana y la justicia sobre la intolerancia y el odio", dijo.

Y rememoró que justo en abril comenzaron también el Holocausto judío y los genocidios de Ruanda y Camboya, y llamó a prevenir la repetición de esos crímenes durante el siglo XXI.

Mientras, Putin recordó que cientos de miles de armenios salvaron sus vidas al encontrar refugio en territorio ruso.

"Fue justamente la diplomacia rusa quien logró la condena internacional de la violencia contra el pueblo armenio. Ahora, estamos de luto al igual que el pueblo armenio", proclamó.

Argentina, país que cuenta con una importante minoría armenia, estuvo representada por su canciller, Héctor Timmerman, según informaron a Efe fuentes diplomáticas.

Los armenios acusan a las autoridades otomanas de planificar la aniquilación sistemática de su minoría armenia, que habría comenzado simbólicamente el 24 de abril de 1915 con la detención de varios cientos de intelectuales en Constantinopla, capital del imperio.

Turquía anunció que también recordará a los "armenios otomanos" caídos hace cien años, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogán, niega rotundamente que esas muertes puedan ser catalogadas de genocidio, ya que durante la primera contienda mundial también murieron muchos musulmanes.