El Mediterráneo ha sido escenario de una nueva tragedia en la que al menos 25 inmigrantes murieron al volcar una barcaza en la que viajaban hacia Italia junto a cientos de personas, de las cuales 400 pudieron ser rescatadas del agua.

Ese es el balance que las autoridades italianas han ofrecido del último desastre, 25 muertos y 400 supervivientes, si bien se teme que otras numerosas víctimas mortales no han podido ser recuperadas del mar y podrían haberse hundido con la embarcación, a unas millas de la costa de Libia.

Como ocurre frecuentemente en estos sucesos, la principal incógnita es el número de personas que viajaban a bordo de la barcaza.

La Guardia Costera italiana señaló que, de acuerdo con el testimonio de algunos supervivientes, en la barcaza viajaban entre 400 y 600 personas, muchos de los cuales se encontraban en las bodegas.

Médicos Sin Fronteras (MSF), que ha participado en las labores de rescate con su nave "Dignity I", habla de unos 700 pasajeros atendiendo a los testimonios de otros inmigrantes, pero recomiendan cautela a la hora de barajar cifras.

En las operaciones de rescate participan buques de la Marina Italiana, de la operación comunitaria Tritón, el "Dignity I" y el barco irlandés "Le Niam".

Los 25 cadáveres y los 390 inmigrantes ya se encuentran en "Le Niam", que ha puesto rumbo a un puerto del sur de Italia, donde desembarcarán próximamente.

Lo harán previsiblemente en algún punto de Calabria debido a que, según explicaron desde MSF, Sicilia, habitual lugar de desembarque, se encuentra saturada tras las masivas llegadas de inmigrantes de las últimas semanas.

La nave "Dignity I" acogió a nueve personas -tres sirios, cuatro palestinos y dos bangladesíes- y su tripulación, que utilizó balsas hinchables, trasladó al buque irlandés a otras ocho personas.

De los inmigrantes que fueron alojados en la "Dignity I", cinco tuvieron que ser trasladados en helicóptero a un hospital porque necesitaban atención médica urgente.

Las labores de rescate han durando algo más de cuatro horas, desde que el Centro Operativo de los Guardacostas italianos, en Roma, solicitara a las naves que se encontraban en la zona que acudieran al rescate de un barco en apuros cargado de inmigrantes.

Se encontraba a unas quince millas de las costas de Libia (unos 24 kilómetros) frente a la localidad de Zuara, próxima a la frontera con Túnez, y al lugar llegó en primer lugar el barco irlandés.

De acuerdo con la primera reconstrucción de los hechos, su presencia asustó a los inmigrantes, que se agolparon repentinamente en una misma borda, lo que provocó el vuelco y el posterior hundimiento de la barcaza.