El ministro turco de Sanidad, Mehmet Muezzinoglu, informó de que al menos 34 personas murieron al explotar un coche bomba suicida en el centro de Ankara, mientras que 125 transeúntes resultaron heridos, de ellos 19 están en estado crítico. Se trata del tercer gran atentado que sufre la capital turca desde el pasado mes de octubre.

Según informaciones oficiales, el artefacto explotó en torno a las 18.45 hora local (16.45 GMT) en los alrededores del parque Güven, cerca de la plaza Kizilay, rodeada de una zona de ocio y comercios, y que no está lejos del barrio diplomático de la capital.

El ataque aún no ha sido reivindicado ni hay todavía datos ni especulaciones sobre quién podría haberlo perpetrado, aunque la policía está empezando a investigar.

La detonación se debió a un coche bomba, confirmó en un comunicado la oficina de gobernación de Ankara, lo que incluye la posibilidad de un explosivo a control remoto o un suicida dentro del vehículo.

Veintitrés de las víctimas fallecieron en el mismo lugar de los hechos, mientras que las otras sucumbieron a sus heridas en el camino al hospital, precisó la gobernación de Ankara.

Se teme que en las próximas horas, el número de fallecidos puede aumentar aún.

La fuerza de la explosión fue tal que dañó numerosos coches y autobuses municipales en la plaza, asegura la emisora de noticias turca NTV.

Según la cadena CNNTürk, todos los heridos han sido llevados a una decena de clínicas mientras que en un primer momento, los cuerpos sin vida continuaban en el lugar de la explosión.

Apenas una hora después de la explosión, el Consejo Audiovisual de Turquía (RTÜK) vetó la emisión de imágenes del lugar del atentado, alegando que estaba prohibido "mostrar cuerpos sin vida".

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, convocó poco después de la explosión una reunión de seguridad de su gabinete a la que acudieron también los jefes del Estado Mayor del Ejército y los responsables de los servicios de inteligencia.

El Gobierno turco hasta ahora no ha reaccionado ni tampoco ha acusado a ningún grupo de lo sucedido.

El partido pro-kurdo HDP, acusado por el ejecutivo islamista que preside Recep Tayip Erdogan de ser cercano a la guerrilla kurda PKK, condenó en un comunicado este "abominable ataque" en la forma "más vehemente posible".

"Queremos subrayar que estos dolores que sufre nuestro pueblo no van a alejarnos de nuestros sentimientos fraternales (entre kurdos y turcos)", agregó la nota del HDP, el tercer partido del Parlamento.

Hace dos días, la embajada de Estados Unidos en Turquía había alertado de una posible amenaza terrorista cerca del barrio diplomático de Ankara e instado a sus ciudadanos evitar esa zona.

El centro de Ankara vivió el pasado 10 de octubre el peor atentado de la historia de Turquía, con 103 muertos, cuando dos suicidas se hicieron saltar por los aires en medio de una manifestación a favor de la paz en el país.

La Justicia turca acusa a elementos yihadistas locales, relacionados con el Estado Islámico (Dáesh) de haber perpetrado ese ataque, aunque nadie ha reivindicado el atentado.

El pasado 17 de febrero se produjo otro ataque, éste con un coche bomba suicida en un barrio residencial de Ankara, en el que murieron 29 personas, casi todos militares, al paso de un convoy que transportaba soldados a sus viviendas.

Aquel acto fue reivindicado por los llamados "Halcones de la Libertad del Kurdistán" (TAK), un grupúsculo escindido del ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).

A diferencia de ese ataque, las víctimas de hoy parecen ser en su enorme mayoría civiles.