El papa Francisco ha defendido el respeto de los homosexuales y su no discriminación, pero subrayó que sus uniones no pueden ser consideradas matrimonio y condenó las presiones de organismos que, con ayuda financiera, buscan lograr su legalización en otros países pobres.

En su exhortación apostólica, "Amoris Laetitia" (La alegría en el amor), publicada este viernes, el papa sostiene "que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar 'todo signo de discriminación injusta' y particularmente cualquier forma de agresión y violencia".

"Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el 'matrimonio' entre personas del mismo sexo", agregó.

En el documento, que recoge sus conclusiones en relación a los dos Sínodos de obispos sobre la Familia de 2014 y 2015, escribe respecto a las personas del mismo sexo que "la Iglesia hace suyo el comportamiento del Señor Jesús que en un amor ilimitado se ofrece a todas las personas sin excepción".

"Con los Padres sinodales, he tomado en consideración la situación de las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con tendencias homosexuales", afirma, una situación familiar, añade, "nada fácil ni para los padres ni para sus hijos".

"Por lo que se refiere a las familias, se trata por su parte de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida", sostiene.

Pero, al mismo tiempo que defiende el acompañamiento y el respeto de estas personas, subraya que no existe equiparación entre las uniones homosexuales y el matrimonio, y condena a los organismos que presionan con su ayuda financiera a países pobres para que aprueben leyes que reconozcan el matrimonio homosexual.

El papa Francisco se pronuncia así sobre un asunto que ya denunciaron los obispos africanos en el Sínodo de 2014, en el que criticaron que poner condiciones a la concesión de ayudas económicas a África es "otro tipo de colonización" de Occidente de ese continente.

Francisco pide evitar posturas rígidas ante situaciones familiares "irregulares"

El papa ha llamado a los sacerdotes a evitar posturas rígidas ante las situaciones familiares "irregulares", como los divorciados vueltos a casar, y ha apoyado su readmisión en los sacramentos mediante un proceso de acompañamiento.

"A las personas divorciadas que viven en nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte de la Iglesia, que 'no están excomulgadas', y no son tratadas como tales, porque siempre integran la comunión eclesial", defendió.

Y agregó: "Estas situaciones 'exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que les haga sentir discriminadas, y promoviendo su participación en la vida de la comunidad".

Por eso, el papa indica que "la lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, para que no solo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino que puedan tener una experiencia feliz y fecunda".

"Nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio", sostiene el papa.

Por esa razón el pontífice indica un "proceso de discernimiento", mediante el cual el sacerdote pueda estudiar caso por caso la situación que atraviesa una determinada pareja.

En este proceso, según el papa, "será útil hacer un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento".

"Los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis; si hubo intentos de reconciliación; cómo es la situación del cónyuge abandonado", recomienda.

Y continúa: "Qué consecuencias tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de los fieles; qué ejemplo ofrece esa relación a los jóvenes que deben prepararse para el matrimonio".

Francisco destaca que "la conversación con el sacerdote, en el fuero interno (confesión), contribuye a la formación de un juicio correcto sobre aquello que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer".

Defiende la educación sexual y critica la definición de "sexo seguro"

El papa ha defendido la educación sexual con un "sano pudor" y, al mismo tiempo, ha criticado la definición de "sexo seguro" que, señala, "transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural".

"Es difícil pensar la educación sexual en una época en que la sexualidad tiende a banalizarse y a empobrecerse".

En un capítulo titulado "Sí a la educación sexual", Francisco reivindica que la educación sexual de los jóvenes "solo podría entenderse en el marco de una educación para el amor, para la donación mutua".

"La educación sexual brinda información, pero sin olvidar que los niños y los jóvenes no han alcanzado una madurez plena. La información debe llegar en el momento apropiado y de una manera adecuada a la etapa que viven", recomienda el papa.

Y agrega: "No sirve saturarlos de datos sin el desarrollo de un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía descontrolada y la sobrecarga de estímulos que pueden mutilar su sexualidad".

Francisco considera que "hace falta ayudarles a reconocer y a buscar las influencias positivas, al mismo tiempo que toman distancia de todo lo que desfigura su capacidad de amar".

El papa señala que "una educación sexual que cuide un sano pudor tiene un valor inmenso, aunque hoy algunos consideren que es una cuestión de otras épocas".

"Sin el pudor podemos reducir el afecto y la sexualidad a obsesiones que nos concentran solo en la genitalidad, en morbosidades que desfiguran nuestra capacidad de amar y en diversas formas de violencia sexual que nos llevan a ser tratados de modo inhumano o a dañar a otros", añade.

Asimismo Francisco arremete contra la expresión "sexo seguro" ya que, en su opinión, "transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse".