A dos semanas de unas presidenciales que está seguro de ganar, Vladimir Putin ha prometido a los rusos mejorar su nivel de vida y se jactó de las capacidades militares del país, mostrando una síntesis de imágenes de nuevas armas 'high tech'. El discurso anual del presidente ruso ante el Parlamento sentaría las bases de sus prioridades, sobre todo económicas y sociales, para su próximo mandato que llegaría hasta 2024.

Pero, después de prometer medidas de lucha contra el cáncer, para mejorar la red de carreteras o la creación de más plazas en las guarderías, Putín pasó revista durante casi una hora, la mitad de su discurso, a las últimas armas "invencibles" desarrolladas por Rusia, apoyándose en imágenes de síntesis, infografías y videos.

Presentando en desorden nuevos tipos de misiles de crucero con "alcance ilimitado", minisubmarinos a propulsión nuclear e inclusive un arma láser "sobre la cual es muy pronto para brindar sus detalles", el presidente fustigó la actitud de los occidentales hacia Rusia. "Nadie quería hablarnos, nadie quería escucharnos. ¡Escúchennos ahora!, lanzó, provocando una larga ovación de los parlamentarios reunidos en un edificio histórico cercano al Kremlin.

Subrayó los progresos logrados a pesar de las sanciones occidentales impuestas a causa de la crisis ucraniana, sobre todo en el sector de la defensa: "todo lo que ustedes han intentado para molestar, impedir, bloquear a Rusia no ha tenido éxito. Todos los trabajos de refuerzo de la capacidad defensiva de Rusia han sido realizados y lo siguen siendo".

Negando alimentar cualquier carrera armamentista, el presidente antes que nada presentó los esfuerzos de Rusia como una "respuesta" a la actividad militar estadounidense, cuya nueva posición en cuanto a lo nuclear ha sido denunciada por Moscú como "belicosa" y "antirrusa". Por lo tanto, Rusia "no amenaza a nadie", no hay "ningún plan para utilizar este potencial de manera ofensiva", indicó Putin.

Este discurso militarista tienen lugar en momentos en que las relaciones entre Rusia y los occidentales están en su peor nivel desde la Guerra Fría, con los desacuerdos sobre Ucrania y Siria y la injerencia en los procesos electorales extranjeros como telón de fondo.

Putin, al frente de Rusia desde hace más de 18 años, es candidato a su cuarto mandato de seis años en las elecciones presidenciales del 18 de marzo, que ganaría ampliamente, sobre todo ante la ausencia en la consulta de su principal opositor, Alexéi Navalny.

A pesar de las promesas de campaña en su regreso al Kremlin en 2012, tras cuatro años como primer ministro, su último mandato estuvo marcado por una caída del nivel de vida de la población y un aumento de la pobreza, fruto de la inflación entre 2014 y 2016 impulsada por la caída de los precios del petróleo y las sanciones occidentales.