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Polémica

Eslovenia marcó el inicio del fin de Yugoslavia

El proceso esloveno pasó por un referéndum y una breve guerra

Eslovenia marcó el inicio del fin de Yugoslavia

n La cuestión catalana ha dado un nuevo giro de tuerca esta semana tras la apelación que hizo en Bruselas el pasado día 9 el presidente catalán, Quim Torra, a la «vía eslovena» para lograr la independencia. «La vía eslovena es la vía de la libertad. No hay marcha atrás en el camino hacia la libertad. Los eslovenos decidieron tirar adelante con todas las consecuencias. Hagamos como ellos y estemos dispuestos a todo por vivir libres». Torra omitió que «todas las consecuencias»pasaron por un breve conflicto bélico de apenas 10 días en el que hubo más de 60 muertos y cientos de heridos y que fue la antesala de la traumática y sangrienta descomposición de Yugoslavia en los años 90 del pasado siglo. La polémica estaba servida.

Durante la semana, desde el propio Govern y desde ERC han tratado de marcar distancia con las controvertidas palabras de Torra, que han elevado la tensión entre la Generalitat y Moncloa hasta niveles no vistos en la etapa de gobierno del socialista Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo, en una tensa sesión del Congreso el pasado miércoles, espetó al dirigente catalán: «Reivindicar, como reivindica el independentismo catalán, la vía kosovar, la vía eslovena, denota desconocimiento de la historia, una manipulación inaceptable y la desesperación de quien ya no tiene un argumento más que la mentira».

Casi al mismo tiempo, pero desde el Parlament catalán, Torra recalcaba que el camino hacia la independencia de Cataluña «será siempre cívico, pacífico y democrático, sin desmarcarse de la vía eslovena», eso sí, puntualizando que, para él, ésta acaba en la declaración de independencia y no incluía la breve guerra posterior.

El malestar en el Gobierno por la comparación ha sido notoria, tanto, que el pasado jueves, durante la cumbre europea de Bruselas, Sánchez habló largo rato con el primer ministro esloveno, Marjan Sarec, que el viernes pidió a Torra que no vuelva a comparar a Cataluña con su país.

Y aunque Torra trató de diferenciar la declaración de independencia eslovena del conflicto que conllevó, un repaso a los acontecimientos no permite desligar la una de lo otro.

El inicio del fin de Yugoslavia

En 1991 Eslovenia tenía una posición privilegiada para emanciparse de la República Federal Yugoslava. Sin apenas minorías serbias de religión ortodoxa, croatas católicos o bosnios musulmanes, era casi homogénea étnicamente. El referéndum del 23 de diciembre de 1990 obtuvo un 94,8% por la independencia con un 93,3% de participación.

Sin embargo, los eslovenos no declararon su independencia, pensaron -y acertaron- que tendrían más posibilidades si hacían frente común con los croatas, que celebraron su propio referéndum meses después. Ambas repúblicas se independizaron en junio de 1991. Yugoslavia empezaba a dejar de existir.

No obstante, el proceso había empezado unos años antes, cuando tras la muerte del jefe del Estado, el mariscal Tito, en 1980, el país comenzó a sufrir los efectos del lento declive económico del bloque socialista, resurgiendo viejas tensiones nacionalistas, azuzadas por dirigentes alentaron el supremacismo étnico con funestas consecuencias.

La diferencia entre Eslovenia y Croacia es que en esta última sí había una minoría serbia y las autoridades de Belgrado, bajo el mando del ultranacionalista Slobodan Milosevic, no la iban a dejar a su suerte.

Las intenciones de Milosevic habían quedado manifiestas en junio de 1989, en el 600 aniversario de la batalla de Kosovo Polje -en la que el reino medieval serbio fue derrotado por el Imperio otomano-, cuando congregó a un millón de serbios y proclamó la supremacía nacional serbia sobre Kosovo y todos los territorios habitados por serbios, en lo que constituía toda una declaración de intenciones.

En junio de 1991, los líderes de la minoría serbia de Croacia -el 12,6% de la población de entonces- se rebelaron contra la declaración de independencia de Zagreb con el apoyo del Ejército Federal Yugoslavo (JNA), por entonces totalmente subyugado a Belgrado. Por eso la guerra en Eslovenia fue tan corta. Milosevic nunca intentó recuperar por la fuerza el control de un territorio lejano y sin serbios. Sus ojos estaban puestos en Croacia. Aquel junio de 1991 fue el inicio de una guerra atroz que conmocionó al mundo y que, en 1992, alcanzó en Bosnia- Herzegovina el mayor grado de barbarie y crueldad contra civiles en Europa desde la II Guerra Mundial.

Otro aspecto de la «vía eslovena» que Torra omitió es que tras la independencia, la nueva república convirtió en «ilegales» a 18.000 de sus habitantes, principalmente serbios, crotas y bosnios, que perdieron de golpe todos sus derechos en nombre de la homogeneidad étnica. Más que a la imitación, Eslovenia debería invitar a la reflexión.

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