El ultraderechista Jair Bolsonaro ofreció este martes una recepción de gala a autoridades locales y extranjeras en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, en Brasilia, como broche final a su investidura como nuevo presidente de Brasil.

Bolsonaro, acompañado por la primera dama, Michelle Bolsonaro, recibió a los representantes de las delegaciones de unos 60 países después de tomar posesión como presidente ante el Congreso, recibir la banda presidencial de Michel Temer y tomar juramento a sus 22 ministros.

La recepción está previsto que se prolongue hasta las 21.00 hora local (23.00 GMT).

A la ceremonia de investidura del nuevo mandatario, un capitán de la reserva del Ejército que ganó las elecciones del pasado octubre con un 55 % de los votos, acudieron diez jefes de Estado, la mayoría de países de Latinoamérica, entre ellos los de Bolivia, Chile, Honduras, Paraguay y Uruguay.

El boliviano Evo Morales, quien fue el único presidente del denominado "eje bolivariano" que asistió a la investidura, dijo en redes sociales que Brasil y Bolivia son "socios estratégicos" que miran "el mismo horizonte de la Patria Grande".

"Acompañamos en su posesión al Hno. presidente, @jairbolsonaro, con la convicción de que las relaciones Bolivia-Brasil tienen raíces profundas de lazos de hermandad y complementariedad de nuestros pueblos", expresó en un tuit.

Asimismo, estuvieron presentes los primeros ministros de Israel, Benjamín Netanyahu; Hungría, Viktor Orbán; y Marruecos, Saadedine Othmani; así como los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza; y Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, entre otras autoridades.

Todos los actos de investidura completaron algo más de cinco horas bajo estrictas medidas de seguridad con la participación de 12.000 efectivos de los distintos cuerpos policiales y las Fuerzas Armadas.

Aunque la afluencia de público fue menor de la esperada, miles de personas acompañaron todo el ritual desde la Explanada de los Ministerios, una amplia avenida donde se concentran las sedes de los organismos oficiales.

En sus dos pronunciamientos públicos, ante el Congreso y ante los miles de simpatizantes que esperaban frente al Palacio presidencial de Planalto, Bolsonaro prometió liberar a Brasil "de las amarras ideológicas", gobernar "sin discriminación" y realizar las reformas económicas necesarias para superar los efectos de las crisis.

También citó varias veces a Dios, aseguró que la bandera de Brasil jamás será roja, insistió en que combatirá "la ideología de género" y que restablecerá los valores judeo-cristianos durante los próximos cuatro años de su Gobierno, que concluirá el 1 de enero de 2023.