El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, ha convocado este viernes a la población del país a una "gran movilización nacional" el 23 de enero contra el presidente del país, Nicolás Maduro, quien el jueves juró el cargo para un nuevo mandato de seis años.

Guaidó ha realizado el anuncio tras un cabildo abierto frente a la sede de Naciones Unidas en la capital, Caracas, y ha recalcado que Maduro ha "usurpado" el poder y ha exigido la celebración de elecciones "libres".

"Como presidente de la Asamblea Nacional, único poder electo y legítimo para representar al pueblo venezolano, me apego a la Constitución (...) para convocar elecciones libres y convocar al pueblo, la Fuerza Armada y la comunidad internacional para hacerlo realidad", ha dicho.

"Necesitamos la fuerza de todo para que podamos lograr el cese de la usurpación y elecciones libres", ha agregado, antes de reclamar el respaldo a un gobierno de transición "que dará respuestas al pueblo venezolano que padece la peor crisis política, económica y social de su historia".

En este sentido, el parlamentario Miguel Pizarro ha destacado que Venezuela está "en el momento más peligroso" de su historia a causa de "los que están en el poder", según ha informado el partido opositor Voluntad Popular a través de un comunicado.

"Los que estamos en la Asamblea Nacional --controlada por la oposición-- entendemos nuestra responsabilidad con la historia y por eso hay que transitar varios caminos de manera simultánea para lograr la transición", ha manifestado.

Asimismo, ha hecho un llamamiento a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que el jueves juró lealtad a Maduro, que "se una a esta lucha para lograr la transición y luchar de la mano del pueblo".

Por su parte, el parlamentario William Barrientos ha apuntado que, si bien Guaidó "es reconocido abiertamente como Presidente del Parlamento por la comunidad internacional", eso "no basta". "No basta la lucha de la Asamblea Nacional, hace falta incluir también a la ciudadanía para lograr la transición", ha recalcado.

La Asamblea Nacional se reivindicó el jueves como la única institución legítima y, como tal, se ha propuesto restaurar "el hilo constitucional", pidiendo para ello a las Fuerzas Armadas que den "un paso al frente" contra Maduro.

Maduro tomó posesión para un segundo mandato en una ceremonia celebrada el jueves en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sin apenas presencia de mandatarios extranjeros, lo que evidencia el escaso respaldo que tendrá de la comunidad internacional en este nuevo periodo.

El presidente destinó sus primeras palabras a reivindicar su legitimidad en el cargo. Así, defendió que las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo fueron democráticas, que el TSJ es un escenario valido para tomar posesión y que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional.

"Venezuela es una democracia", declaró, antes de explicar que se trata de "una democracia de nuevo tipo, protagónica y participativa", porque se basa en el "pueblo" y no en las "élites". "Y yo soy un presidente demócrata de verdad", remachó.

Rechazo internacional

Todo ello hace patente la negativa de la oposición venezolana y de buena parte de la comunidad internacional a reconocer el nuevo mandato de Maduro, en consecuencia con su decisión de no reconocer tampoco los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo por considerar que fueron fruto de un proceso fraudulento.

El Grupo de Lima ha anunciado que, a partir del 10 de enero, iniciará una ofensiva diplomática contra Maduro y su Gobierno para forzarle a celebrar unas elecciones "creíbles". Estados Unidos ya ha ampliado su lista de sanciones contra la cúpula venezolana y la UE se mantiene a la expectativa.

Maduro ha respondido dando un ultimátum de 48 horas al Grupo de Lima --al que considera una marioneta de Estados Unidos-- para que corrija su actitud "injerencista", bajo amenaza de adoptar "las medidas más crudas y enérgicas en diplomacia y en defensa de un Gobierno".