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Entrevista a Pedro Baños

El tablero del poder: ¿Quién mueve los hilos del mundo?

"Hoy las guerras se libran en la economía y el ciberespacio" afirma el coronel Pedro Baños, experto en defensa y geoestrategia

Internet es un nuevo campo de enfrentamiento entre naciones. Shutterstock

El coronel Pedro Baños (León, 1960), especialista en seguridad, defensa y geoestrategia, es el autor de 'El dominio mundial' (Editorial Ariel), el volumen en el que desgrana las claves del mundo de nuestros días, sacudido por la volatilidad de los acontecimientos y donde el orden conocido desde la segunda mitad del siglo XX amenaza con devenir en una inestabilidad repleta de incertidumbres.

-Con un Trump cada vez más imprevisible, Rusia y China aumentando su poder y una ultraderecha al alza en Europa, ¿quién ejerce ahora el dominio mundial?

-Estados Unidos va a seguir ostentándolo, pero es cierto que le han salido unos rivales muy fuertes en todos los planos. Y no solo en el militar, sino también en el económico, como China. Rusia también quiere tener su voz en el contexto internacional. Tampoco olvidemos a India. Vivimos en un mundo tremendamente complejo y volátil, en el que lo que decimos por la mañana no es válido por la tarde por la rapidez de los acontecimientos. El país que un día es amigo al día siguiente parece lo contrario. Ahí están los casos de Arabia Saudí, que un día está hermanada con EE UU y al día siguiente parece casi un ogro. O Corea del Norte, que un día era enemigo con todo su arsenal nuclear y al día siguiente parecía que Trump pedía el Nobel de la Paz para Kim Jong-Un.

Pedro Baños analiza la situación geopolítica mundial.

"China está dando pasos para convertirse en un imperio, con una una filosofía y unos planteamientos totalmente diferentes a los de Occidente"

-Estados Unidos se está retirando de Oriente Medio y de acuerdos internacionales, como los relativos al cambio climático y el de armas nucleares que suscribieron en su día Reagan y Gorbachov. ¿Se corre el riesgo de que su espacio lo ocupen otros actores, como Rusia?

-No creo que Estados Unidos consienta que nadie ocupe el espacio de absoluta preponderancia que ha tenido desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial y sobre todo desde la caída de la URSS en 1991. Tengo la impresión de que EE UU está dando un paso atrás para saltar y recuperar de nuevo el poder. Washington no quiere entrar en conflictos que no afecten muy directamente a su seguridad nacional porque eso le hace perder fuerza y capacidad para competir con su gran competidor, que es China.

-China está centrando su expansión mundial en el ámbito comercial y económico. ¿Cree que Pekín está dando pasos para convertirse en un imperio?

-Sí, los está dando y lo está haciendo con una mentalidad que es difícil de entender para la civilización occidental. Ellos trabajan con una filosofía y unos planteamientos totalmente diferentes a los de Occidente. Se está produciendo una expansión china en África y en Iberoamérica, y eso es algo que inquieta enormemente a EE UU, que lo considera su patio trasero. China se está llevando de allí muchos recursos estratégicos para las necesidades más perentorias de su industria y de su población.-¿Qué papel nos va a quedar a los europeos en este tablero?

-El papel que estamos jugando es realmente mediocre, y me remito a ejemplos palpables. La reciente reunión en Aquisgrán entre Francia y Alemania es un acuerdo bilateral entre ambos. Están haciendo sus propios acuerdos al margen de la Unión Europea. Ese no es el camino para el fortalecimiento de una Europa que se está desmoronando y que, para ganar fuerza en un contexto internacional sumamente complicado, necesita reinventarse.

-¿En qué sentido?

-Lo primero es asumir que estamos dejando de ser competitivos en grandes mercados económicos, incluida Alemania, en beneficio de países como China e India. Por lo tanto, la UE debe hacer algo si quiere sobrevivir. Seguimos siendo un gusano militar y a nivel político no tenemos la Constitución europea que nos hubiera dado la fortaleza necesaria. Y en el ámbito económico, también estamos retrocediendo. Antes éramos el 25% del PIB mundial, ahora el 17% y en los próximos años seremos el 8%. Estamos en una situación muy delicada.

"Hay una crisis de prestigio de la democracia porque la corrupción ha sido generalizada en todo el mundo"

-Algunas voces sugieren que el desencanto y la confusión de ciertos sectores de las clases medias están provocando que viren su apoyo hacia fuerzas populistas. ¿Qué opina?

-Se dan muchas circunstancias que han propiciado el surgimiento de estas fuerzas. Las clases medias, las que sostienen a los Estados, están cada vez más empobrecidas y ve como sus hijos no tiene capacidad para llegar a ese estrato. Luego se suman cuestiones como la inmigración, la decepción con la UE, que no acaba de satisfacer a todo el mundo, y el desencanto con el sistema democrático, del que muchos políticos han abusado tanto mediante la corrupción. Todos estos motivos han llevado a esa desilusión y al surgimiento de esa derecha más autoritaria. Son partidos que también están amparados por una clase trabajadora que ve que los políticos tampoco se han preocupado especialmente por ella, y que en cambio se ha centrado en otros colectivos más minoritarios.

Jóvenes estudiantes protestan en Madrid contra los recortes en educación. (ShutterStock 2016)

-¿Hay una crisis de prestigio de la democracia?

-Sí, porque la corrupción ha sido generalizada en todo el mundo. Esto ha generado una gran desmotivación por parte de los jóvenes, que ven como el progreso que disfrutaron sus padres y sus abuelos no lo van poder a disfrutar ellos. Y no hay que irse muy lejos. Miremos el caso de España, donde el salario medio de los jóvenes no alcanza al de las pensiones. Tenemos a jóvenes hipertitulados, pero gran parte de esos títulos les van a valer bastante poco para hallar una salida laboral.

"Nuestro país se enfrenta a una gran crisis de natalidad y a fenómenos migratorios que requieren una gestión de Estado, estratégica y despolitizada"

-¿Somos conscientes del poder que están tomando las redes sociales?

-No plenamente, porque para darnos cuenta de la influencia y la manipulación que están tomando estos actores hay que levantar la cabeza del móvil. Muchas veces pensamos que la información que venía de las redes iba a servir para contrastar lo que llegaba por medios tradiciones, pero nos hemos dado cuenta de que, realmente, es mucho más fácil de manipular.

-¿Cuáles son los principales retos de España en el siglo XXI?

-Muchos. Estamos en mitad de una guerra comercial entre Estados Unidos y China. Eso nos va a afectar. Vamos a perder competitividad en los mercados internacionales. No podemos quedarnos descolgados de los avances tecnológicos. Y luego está la cuestión demográfica. Nuestro país se enfrenta a una gran crisis de natalidad y a fenómenos migratorios que requieren una gestión de Estado, estratégica y despolitizada. Hay que pensar en que las guerras se hacen hoy a través de mecanismos económicos y en el ciberespacio, y por lo tanto hay que reforzar todas esas capacidades si queremos seguir siendo una potencia media y no perder terreno.

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