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Sargazo, la amenza del Caribe

Las algas invaden las playas de México, Cuba, las Antillas y Puerto Rico, en un fenómeno relacionado con el calentamiento de las aguas y la sobrealimentación del mar

Sargazo, la amenza del Caribe

n16 de septiembre de 1492, según el diario de a bordo, las carabelas de Cristóbal Colón avistan «muchas manadas de hierbas verdes que les hace pensar que no deben encontrarse lejos de tierra firme». Al día siguiente continúan viendo hierbas y constatan que el agua es menos salada. «Iban muy alegres todos y los navíos, quien más podía andar, andaba por ver tierra primero». Tras más de un mes de viaje hacia lo desconocido la creencia de un puerto cercano hizo desatar el júbilo en la expedición. Estaban equivocados, aún les quedarían más de 1.600 kilómetros de distancia hasta tocar puerto el 12 de octubre en la isla de San Salvador.

Lo que las carabelas de Colón habían encontrado era el Mar de los Sargazos que con una extensión de alrededor de 3,5 millones de km2 es el único mar que no baña ninguna costa. Se trata pues de una zona marítima ubicada en medio del Atlántico que por efecto de las corrientes que lo rodean gira en sentido horario y genera aguas cálidas en superficie rebosantes de algas y pequeños organismos marinos como cangrejos, gambas, quisquillas y otros crustáceos. Ese agua con bajo contenido en sal, ya que ha sido absorbida por el alga, no se mezcla con las frías corrientes de las profundidades lo que impide la presencia de vida animal diferente a la antes mencionada. Fueron los portugueses quienes le dieron el nombre a este mar y en los tiempos de navegación a vela fue un importante escollo en el que las embarcaciones, a menudo, se veían atrapadas durante largos periodos.

Desde 2014, el sargazo es tristemente conocido por ser el alga que invade en la época de verano las playas del Caribe amenazando con un desastre ecológico y económico sin precedentes. El sargazo acumulado en superficie cambia la salinidad del agua y dificulta la penetración de la luz solar, ambos elementos fundamentales para garantizar la rica biodiversidad caribeña. El impacto de este fenómeno en la economía española es, además, muy elevado. En la Riviera Maya el 65 % de las habitaciones hoteleras están en manos españolas y en Cuba sobrepasa el 80 %. Además de México y Cuba, las Antillas y Puerto Rico son los principales damnificados con llamativas imágenes de playas tomadas por las algas. Este fenómeno absolutamente nuevo ha cogido a contrapié a las autoridades que tenían la esperanza de que fuera un fenómeno pasajero que se lo llevara el mar.

No hay unanimidad sobre las razones exactas que explicarían la llegada del sargazo a las costas caribeñas. Todo apunta a una conjunción de factores relacionados con el calentamiento de las aguas, sobrealimentación del mar y ausencia de fuertes huracanes. Para la bióloga Brigitta Ine van Tussenbroek, de la Unidad de Sistemas Arrecifales de Puerto Morelos, quien lleva años investigando el fenómeno, se ha producido cierto desplazamiento del mar de sargazo hacia el sur y se está generando una nueva zona de acumulación de algas al norte del ecuador, entre Brasil y África. Las principales hipótesis de este florecimiento se sustentan en el aumento de la temperatura del agua y el exceso de nutrientes, nitrógeno y fósforo en su mayoría, provenientes de la acción del hombre que tanto el río Amazonas, el río Orinoco como el río Congo estarían arrastrando al mar. Asimismo, el polvo del Sáhara, rico en potasio, también ayudaría a esta sobrealimentación que tiene como consecuencia directa la proliferación del sargazo.

México es el primer país que, aunque de manera insuficiente, adopta medidas al respecto. Hasta entonces eran los hoteles quienes luchaban individualmente por mantener limpias sus playas pero la cantidad de algas que arriban en determinadas épocas del año ha obligado al gobierno a tomar cartas en el asunto. Se aprueba en 2018 el primer «Programa Emergente de limpieza del sargazo», se abren centros de acopio y se destinan fondos para instalar barreras y capturar sargazo en alta mar. Pero hay imprevisión, descoordinación, falta de fondos y las medidas son insuficientes.

Para la Dra. Van Tussembroek no se trata únicamente de salvar la campaña de verano sino de salvar el Caribe. Es por ello necesario capturar el alga en alta mar para procesarla en tierra y desarrollar a escala industrial lo que ya se ha probado en laboratorio. Una de las opciones más interesantes es la de generación de energía gracias al alto contenido en metano del alga. Otra opción es la transformación en suplemento para fertilizantes. También se están explorando los usos en la industria farmacéutica e incluso ciertas comunidades locales utilizan el sargazo para hacer adobe con el que construir casas. Pero hay múltiples cuestiones pendientes para conseguir inversión privada a largo plazo. En primer lugar el sargazo no es un recurso que siempre esté disponible, es estacional y depende de las corrientes, por lo que habría que establecer protocolos y mecanismo de almacenaje para poder disponer constantemente de él. En segundo lugar estaría la vertiente legal: ¿de quién es el sargazo?, ¿quién lo retira?, ¿quién puede disponer de él?... Demasiadas preguntas sin respuesta.

Sí hay unanimidad en considerar que el problema está lejos de ser pasajero por lo que cuanto más se tarde en establecer mecanismos de actuación efectivos peores serán las consecuencias.

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