El rey Vajiralongkorn de Tailandia fue coronado hoy en una suntuosa ceremonia en el Gran Palacio Real de Bangkok en el tercer año de su reinado tras suceder a su padre, el venerado Bhumibol Adulyadej, fallecido en 2016.

El monarca, de 66 años, estuvo acompañado de su esposa, la reina Suthida, una antigua azafata de vuelo con la que se desposó y elevó al trono por sorpresa el pasado miércoles, así como miembros del Gobierno y del Consejo Privado del Rey.

Vajiralongkorn, que reina con el título de Rama X de la dinastía de los Chakri, fue purificado con agua sagrada en un ritual de origen hindú en el que también participaron monjes budistas, lo que refleja el sincretismo religioso en el país.

El momento culmen fue cuando recibió la corona dorada de 66 centímetros de alto, 7,3 kilogramos de peso y en forma de espiral con un diamante en la cúspide, mientras miles de templos en todo el país repicaban sus campanas.

Al menos 10.000 miembros de las fuerzas de seguridad han sido movilizados en torno al palacio, donde las ceremonias de coronación se prolongarán hasta el lunes con un presupuesto de 1.000 millones de bat (unos 31 millones de dólares o 27,9 millones de euros).

Vajiralongkorn fue proclamado monarca en diciembre de 2016, tras pasar tres meses de luto por la muerte de su padre el 13 de octubre de ese año después de reinar durante siete décadas.

Tradicionalmente, la proclamación y la coronación de los reyes tailandeses no coinciden y, en el caso de Bhumibol, este fue declarado rey en 1946 y coronado cuatro años más tarde.

El padre del actual monarca era considerado el padre de la nación y un guía para la mayoría de los tailandeses, que lo veneraban con un fervor casi religioso.

En las celebraciones de esta coronación participan miembros del cuerpo diplomático pero no mandatarios o representantes de las casas reales extranjeras por decisión de las autoridades locales.