La jefa de la Unión Cristianodemócrata (CDU) alemana, Annegret Kramp-Karranbauer, pasó a la ofensiva y desafió a sus rivales a salir a la palestra o callar, en una combativa intervención ante sus filas, decidida a marcar su dominio.

"Si el partido no está de acuerdo con mi línea, corresponde a este congreso decidirlo. Hablemos de ello, debatamos. Pero pongamos fin a esto, aquí y ahora", retó AKK, como se la denomina, ante los delegados de su partido, reunidos en Leipzig (este del país).

Fue el cierre de un discurso de 90 minutos, en el que atacó a quienes "hablan mal del partido" y del gobierno de la canciller Angela Merkel. El desafío iba dirigido hacia quien fue en 2018 su rival en la lucha por la jefatura del partido, el derechista Friedrich Merz, a quien derrotó entonces por un margen mínimo.

Merz, la rivalidad latente

A la frase final de AKK siguieron casi ocho minutos de encendidos aplausos. El propio Merz tomó poco después la palabra para alabar las "valientes palabras" de la jefa del partido, pero sin aceptar el reto de tratar, ahí y ahora, de cuestionarle el liderazgo.

AKK, quien en los últimos meses ha acumulado deslices y cuestionamientos, sea como líder de la CDU o como ministra de Defensa de Merkel, se ganó al menos la ovación sincera de sus filas.

Merz dejó claro que no se resigna a dejar de ser alguien en el partido dominante en Alemania. O que seguirá intentándolo a la siguiente ocasión.

También él escuchó fuertes aplausos -aunque no compartidos por toda la sala-. Y dejó de algún modo abierta la llamada "K-Frage" -la cuestión de la candidatura-. Es decir, a quién corresponderá luchar por la Cancillería en las elecciones generales, previstas para 2021.

AKK defendió en Leipzig no solo su liderazgo, sino también el largo periodo de Merkel en el poder: "Han sido 14 años buenos para Alemania, de los que debemos estar orgullosos". Otra flecha en dirección a Merz, quien recientemente atribuyó los sucesivos malos resultados electorales de la CDU a la "rematadamente mala" imagen de su gran coalición con los socialdemócratas.

El oportuno cumpleaños de Merkel en el poder

El congreso se abrió el día en que se cumplían 15 años de la llegada de Merkel a la Cancillería, el 22 de noviembre de 2005. Entonces se convirtió en la primera mujer, y primera persona crecida en lo que fue territorio comunista, al frente de Alemania.

La propia Merkel, quien dirigió durante 18 años la CDU pero ahora se reserva un papel secundario en el partido, recordó en un saludo a los delegados que a ese día de 2005 siguieron cuatro legislaturas, la última de las cuales, la presente, quiere agotar.

El aniversario favoreció a AKK, quien asumió el liderazgo de la CDU como continuadora de la línea de Merkel. También lo hizo la presencia en Leipzig de la presidenta electa de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, antecesora de AKK en Defensa.

AKK, Merkel y Von del Leyen, el bloque de mujeres fuertes

La líder del partido, la canciller y la presidenta de la CE forman un bloque de mujeres fuertes en posiciones clave y desde un partido conservador. Algunos de los enemigos actuales de AKK -como Merz- son los mismos hombres fuertes a los que tuvo que imponerse Merkel hasta lograr dominar al partido.

El aplauso a AKK en Leipzig fue una especie de victoria de etapa o tal vez sólo una forma de ganar tiempo, ante la siguiente pugna por el poder en el bloque conservador.

En el aire está la "K-Frage", que AKK considera debe resolverse el próximo año, no éste. Merz pretende que se implique a las bases en la decisión, en lugar de dejarlo a un consenso entre las cúpulas de la CDU y de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

El sábado intervendrá ante los delegados Markus Söder, líder de la CSU. Su presencia en Leipzig se espera con expectación, puesto que él podría ser el beneficiado, en caso de que AKK no imponga su liderazgo y para evitarle la afrenta que sería designar a otro.

La última vez que correspondió a la formación bávara luchar por la cancillería fue en 2002. El elegido fue Edmund Stoiber, quien fue derrotado por la mínima por el entonces canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder.

La pérdida de "sustancia"

Por encima del debate en torno a AKK o Merz, en la CDU se respira preocupación por la pérdida de electorado. "Seguramente si el año pasado se hubiera impuesto Merz como jefe del partido, su situación ahora sería como la de Annegret", comentaba, al margen del congreso, el ministro de Economía, Peter Altmaier.

La CDU ha perdido "sustancia electoral", admitía Altmaier. Del 41,5 % que obtuvo en las generales de 2013 pasó cuatro años después al mínimo histórico del 32,9 %. Los sondeos le sitúan ahora entre 26 % y el 29 %. Söder representa a un partido, la CSU, que pese a haber dejado ya las órbitas de las mayorías absolutas que tuvo se mantiene en un digno 37,2 %.