Las autoridades médicas de la provincia de Hubei, donde se encuentra la localidad de Wuhan, epicentro del brote de coronavirus, han informado este jueves de que se han confirmado 15.152 nuevos casos de contagio, así como 254 fallecimientos el miércoles, después de que se haya reajustado el método de cálculo de los casos.

La comisión provincial de Salud ha explicado que la cifra incluye 13.332 casos diagnosticados clínicamente, que a partir de este jueves se consideran casos confirmados, ya que así se puede facilitar el tratamiento estándar oportuno y lograr mayores tasas de éxito en la recuperación de los pacientes.

Con el nuevo reajuste, instaurado por el Ministerio de Salud de China, Hubei es la provincia más afectada por el brote de coronavirus, pues hasta el momento han sido registrados 48.206 casos de contagio y 1.310 muertes.

Las autoridades locales han añadido que hasta este miércoles, 3.441 personas han sido dadas de alta tras haberse recuperado. En cuanto a los 33.693 pacientes que siguen hospitalizados, 5.647 están en estado grave y 1.437, en estado crítico.

Ante la situación que vive la provincia, el Gobierno ha desplegado en la capital, Wuhan, un total de 2.600 profesionales de la salud de las Fuerzas Armadas, quienes se encargarán de los tratamientos en dos hospitales, el Taikang Tongji y una sucursal del Hospital Materno Infantil de Hubei.

Europa y América

Aunque China es el epicentro del brote y el país más afectado, el coronavirus se ha extendido ya a otros países del sureste asiático y también se han detectado casos en Europa y América. Fuera de China, dos personas han fallecido a causa del virus. La primera en Filipinas y la otra en Hong Kong.

Los signos comunes de infección por el virus, cuyo nombre oficial es Covid-19, incluyen síntomas respiratorios, fiebre, tos y dificultades para respirar. En casos más graves, la infección puede causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e, incluso, la muerte.

En 2003, más de 600 personas habían muerto en China a causa del brote de SARS o síndrome respiratorio agudo que se detectó por primera vez en 2002, mientras que la cifra a nivel global alcanzó los 765 fallecidos.

Se harán tomografías

Hasta ahora, los infectados se confirmaban a través de un test de ácido ribonucleico, que tarda varios días en realizarse, lo que retrasaba el tratamiento. Además, los equipos para realizar estas pruebas escaseaban, especialmente en la provincia de Hubei.

Aunque las autoridades sanitarias chinas no han explicado en detalle los nuevos criterios de diagnóstico, todo indica que a partir de ahora bastará con los resultados de una tomografía computarizada para considerar infectada a una persona.

Esos nuevos criterios permitirán "a los pacientes recibir un tratamiento a tiempo", según un comunicado de la comisión provincial, que fue la única que facilitó prontamente hoy los datos de afectados en su zona con los nuevos criterios.

Sea como fuere, las cifras récord de hoy se conocen un día después de que China anunciase su menor número de nuevos casos en las últimas dos semanas, lo que había conferido cierta esperanza a la población encerrada en sus casas.

Buen cambio de criterio

Dos profesores de la Universidad de Hong Kong, expertos en epidemias y patologías, participaron hoy en una teleconferencia con medios internacionales en Pekín, entre ellos Efe.

Ambos consideraron que el cambio de los criterios de diagnóstico es positivo para evaluar el impacto de la epidemia, aunque lamentaron que se desconozca cómo los nuevos casos están distribuidos en el tiempo, ya que los infectados confirmados ayer pueden haberlo estado ya desde el pasado enero.

"Tiene mucho sentido incluir a los probables, es un movimiento delicado modificar el criterio pero es bueno cambiarlo ahora", afirmó el británico Benjamin Cowling, codirector del Centro de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Hong Kong.

Cowling cree que todos los casos incluidos ahora como confirmados estarán infectados por el virus y considera que el pico de la epidemia podría alcanzarse a finales de febrero, como pronostican algunos expertos chinos, o más tarde, en caso de que las medidas de prevención se apliquen y sean efectivas.

Por su parte, el australiano John Nicolls, profesor de Patología Clínica en la Universidad de Hong Kong y miembro del equipo de investigación que consiguió aislar al virus del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) en 2003, destacó que "ningún test es plenamente preciso" para diagnosticar el nuevo patógeno, pero constató que su índice de mortalidad es menor.

"No tiene la misma mortalidad que el SARS y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), que surgió en 2012 y 2013", aseguró Nicolls, aunque reconoció que todavía se desconoce mucho de la enfermedad.

Ambos expertos creen muy difícil que el coronavirus que produce el COVID-19 -nuevo nombre oficial de la enfermedad- pueda tener un periodo de incubación de 24 días, como sugirió este miércoles un estudio realizado por varios investigadores chinos.

"El periodo de incubación de 24 días sería muy inusual", dijo Cowling, mientras que Nicolls opinó que la presencia del virus en el cuerpo "tantos días sin que el sistema inmunitario lo reconozca es muy difícil".

Purgas en el foco del virus

Y, simultáneamente al formidable aumento de los casos, se anunciaba hoy la destitución de Jiang Chaoling, secretario del Partido Comunista de China (PCCh) en Hubei, la máxima autoridad 'de facto' en la provincia.

El hasta ahora alcalde de Shanghái, Ying Yong -dirigente muy próximo al presidente chino, Xi Jinping-, sustituirá a Jiang al frente del Partido en la zona donde se originó la epidemia.

Con este movimiento, el régimen apunta de nuevo hacia las autoridades locales como respuesta a la crisis: el pasado día 11, se hizo pública la destitución de la directora de la Comisión de Sanidad de Hubei, Liu Yingzi, y el secretario del PCCh dentro de ese organismo, Zhang Jin.

Ambos cargos fueron asumidos por el subdirector de la Comisión Nacional de Sanidad, Wang Hesheng, quien forma parte del comité formado por el Gobierno central para enfrentarse a la epidemia.

En cualquier caso, la mala gestión y la ocultación de información durante la epidemia del SARS se llevó por delante a cargos de más relevancia.

En aquel momento fueron destituidos el alcalde de Pekín, Meng Xuenong -quien fue sustituido por el actual vicepresidente de China, Wang Qishan-, y el ministro de Sanidad, Zhang Wenkang