Son del centro y norte de Europa y todos ellos disfrutan de una economía saludable si la comparamos con las de sus socios del sur. Los denominados países 'frugales', contrarios a plan de recuperación por la crisis del covid-19 propuesto por Alemania y Francia, representan en su conjunto el 10,6% del total de población de la UE. Sus deudas públicas respecto al PIB son modestas, van del 35% del Suecia al 70% de Austria. Entre los países del sur, la más abultada en la de Grecia (178%), seguida de Italia (137%). La de España es del 97,9%.

Austria

El país centroeuropeo ha pasado por una cierta inestabilidad política estos últimos años. La llegada al Gobierno en el 2017 del partido de ultraderecha Partido de la Libertad (FPÖ), de la mano del líder del Partido Popular y primer ministro, Sebastian Kurz, de 33 años, hizo sonar todas las alarmas en Europa. La coalición de deshizo tres años más tarde por un caso de corrupción dentro del FPÖ. En las elecciones del pasado mes de septiembre, el partido de Kurz volvió a ser el más votado pero no logró formar gobierno hasta enero del 2020 y en esta ocasión con el Partido Verde que centró su discurso en el cambio climático y dejo de lado al problema de la inmigración, uno de los más polémicos en el país. Kurz no se opone frontalmente a que el Fondo de Recuperación se fundamente en transferencias en lugar de préstamos, aunque ha afirmado que el grueso del dinero debe de ir destinado a los países más pobres de la UE, como Bulgaria, y no a España. Austria sostiene una deuda pública del 70,4% del PIB y conserva una inflación algo superior al 1%.Dinamarca

Dinamarca tiene al frente a un Gobierno socialdemócrata desde junio del año pasado. Lo dirige la primera ministra Mette Frederiksen, de 41 años. Una de sus principales peculiaridades, presionada también por la creciente extrema derecha, es que mantiene un discurso anti-inmigración. Junto a Suecia, Dinamarca ha saneado sus cuentas desde hace tiempo, tras los años noventa marcados por muy duras políticas de austeridad. De apenas 6 millones de habitantes, el país escandinavo tiene una deuda pública del 33,3% del PIB, una de las más bajas de la UE, mientras que la inflación anual es del 0,3%. "Hasta ahora, nos escondíamos detrás de los británicos y generalmente la gente veía en Dinamarca a un país respetuoso de las leyes europeas. Pero ahora nos hemos destapado", dijo a la AFP la politóloga Marlene Wind, profesora en la universidad de Copenhague. "La primera ministra repite que hay que proteger a los daneses de quienes se apoderan del dinero destinado al Estado-providencia danés", subraya Wind, lo que refleja una actitud cercana al famoso 'I want my money back' (devuélvanme mi dinero) de la primera ministra británica Margaret Thatcher en 1979. Frederiksen ha enderezado a un partido socialdemócrata al hacer suyas algunas propuestas de la formación populista Partido Popular Danés (DF), con una línea más anti-migración y euroescéptica, subraya la polítóloga. La primera ministra, muy popular gracias a su rápida gestión de la crisis del coronavirus, y que ha tenido que postergar su boda para asistir a esta cumbre, no va a alejarse de esta línea, aunque no opondrá vetos.

Finlandia

El país escandinavo tiene al frente del Gobierno a Sanna Marin, de tan solo 34 años, la segunda dirigente política más joven del mundo después del austriaco Kurz. Está en el cargo desde el pasado mes de diciembre, después de que Antti Rinne, también del Partido Socialdemócrata, se viera forzado a dimitir tras perder en el Parlamento el apoyo de uno de los cinco partidos que conformaban el gobierno de coalición. Marin dirige un gobierno en el que la representación femenina es mayoría. Finlandia cuenta con un poderoso partido de extrema derecha, la xenófoba y eurófoba Verdaderos Finlandeses, que en las elecciones de abril del año pasado fue la segunda fuerza política más votada (17,5%) tras los socialdemócratas (17,7). Actualmente el país ocupa el puesto número 44 en la lista de naciones más ricas del mundo. Su deuda pública representa el 59,4% del PIB y la inflación es del 0%. Según los parámetros de las Naciones Unidas (ONU), Finlandia ocupa el primer lugar mundial en el índice de felicidad de sus habitantes.

Holanda

El Gobierno de La Haya aparece como el líder de los países 'frugales". La animadversión de algunos políticos holandeses, ya sean de derechas o socialdemócratas, hacia sus socios del sur, no es nueva. En el 2017, el entonces ministro de Finanzas y también presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, afirmó. "En la crisis del euro, los países del Norte se han mostrado solidarios con los países afectados por la crisis. Como socialdemócrata atribuyo a la solidaridad una importancia excepcional. Pero el que la solicita tiene también obligaciones. Uno no puede gastarse todo el dinero en copas y mujeres y luego pedir que se le ayude". Unas declaraciones polémicas pero que reflejan la opinión del Gobierno actual dirigido por Mark Rutte, del Partido Popular por la Libertad y la Democracia, formación liberal de centro derecha. "No puedo explicar a mi opinión pública que Holanda tenga que pagar por los que no han sido virtuosos", ha declarado estos días el actual ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra.

La fragmentación política es también un realidad en Holanda. Rutte, que lleva al frente del Ejecutivo desde el 2010, tuvo que hacer un gran esfuerzo negociador para mantenerse en el cargo tras las elecciones del 2017. Tardó 225 días, siete meses, todo un record en el país, para formar gobierno. El auge del partido de la extrema derecha, Partido de la Libertad, y el hundimiento de los laboristas, fueron una de las razones del bloqueo. El Ejecutivo actual de coalición está formado por cuatro partidos, entre liberales y conservadores.

En el plano económico, Holanda mantiene controlada su deuda pública, del 48,6% del PIB en el 2019, aunque esconde el mayor índice de deuda privada de la Unión Europea, que a finales del 2018 era del 242% del PIB, cuando la media europea es del 135%. Holanda además actúa como un 'paraíso fiscal' para algunas multinacionales, con las que el Gobierno mantiene acuerdos fiscales que les permiten evadir impuestos en los países donde tiene la actividad real. Algunos expertos han calculado en 22.000 millones de euros lo que dejan de ingresar algunos países por la política holandesa.

Suecia

Suecia siempre ha tenido fama de ser un país de acogida y solidario con los más desfavorecios. El estado de bienestar sueco siempre ha sido un punto de referencia para los paises democráticos del mundo. Su economía es sólida, con una deuda pública que apenas representa el 35% del PIB y con una inflación que no llega al 1%. Pero en el plano político es un país que ha sufrido varios sobresaltos. Al frente del Ejecutivo está el primer ministro Stefan Löfven, un exsindicalista que se hizo con el cargo tras las elecciones del 2014 después de reemplazar en el poder a los conservadores. Pero cuatro años más parte, en los comicios legislativos del 2018, el Partido Socialdemócrata obtuvo los peores resultados de los últimos cien años. Entonces logró mantenerse en el cargo por los pelos, gracias al pacto que consiguió con el Partido Verde y el Partido de la Izquierda Radical. La unión de todos ellos hizo posible que la coalición superasa en solo un diputado a la coalición de derecha en el Parlamento. Löfven no superó una moción de censura, aunque se mantuvo en el cargo en funciones hasta enero del año pasado que fue ratificado como primer ministro en una nueva votación en el Parlamento.