La Marina Real británica prepara cuatro barcos patrulla que estarán listos, a partir del 1 de enero y si se da el caso de un Brexit sin acuerdo, para proteger sus aguas de pesca, y con la potestad de "detener, inspeccionar y confiscar" todos los barcos pesqueros de la Unión Europea que operan dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) británica, hasta 200 millas náuticas de la costa.

Según han explicado a 'The Guardian' fuentes cercanas a la operación, este despliegue lleva preparándose desde hace "mucho tiempo", y después de que el Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, ordenara duplicar la flota total de patrulleras de cuatro a ocho en el caso de que no fructificaran las negociaciones con Bruselas.

"Hemos trabajado mucho para asegurarnos de que estamos preparados para cualquier eventualidad", según una fuente.

No obstante, los consultados por el medio aseguran que las patrulleras actuarán con la máxima contención. "Nadie va a disparar contra pescadores franceses, ni siquiera disparos de advertencia. Las armas solo se usan cuando hay peligro de muerte", apuntan. En su lugar, el procedimiento habitual consistiría en una aproximación y un abordaje pacífico.

Este operativo recuerda a lo ocurrido durante las "guerras del bacalao" de los años 70 entre pesqueros británicos e islandeses, caracterizadas por los constantes encontronazos y embestidas entre barcos de ambos países, y que desembocaron incluso en tiroteos esporádicos.

Negociaciones atascadas

El primer ministro británico ha reconocido este viernes que es "muy probable" que Reino Unido no cierre un acuerdo con la UE sobre la relación futura antes del 31 de diciembre, a menos que se produzca una "gran oferta" por parte europea.

En declaraciones a la prensa británica, el 'premier' ha subrayado que las negociaciones continúan y aún podría haber "una gran oferta, un gran cambio en lo que dicen, pero todavía no lo he visto".

Aunque aún puedan hacerse "progresos", ha reconocido que "es muy, muy probable" que no haya acuerdo. Esta "solución", ha subrayado, no es lo que Reino Unido trataba de "alcanzar" pero será "maravillosa" para el país: "Podremos hacer lo que queramos a partir del 1 de enero". Además, se ha mostrado convencido de que el país estará "preparado" para esta eventualidad.

Lo manifestado por Johnson concuerda con el mensaje que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que cenó este miércoles con el 'premier', ha traslado a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE este viernes. Así, les ha dicho que cree que las posibilidades de que fracasen las negociaciones son "mayores" que las opciones de salvar el acuerdo de aquí al domingo, que es el plazo que se han dado Bruselas y Londres para tomar una decisión.

En todo caso, los equipos negociadores, con Michel Barnier y el británico David Frost a la cabeza, continuarán los esfuerzos para lograr un acuerdo de mínimos de aquí al sábado por la noche. El negociador europeo evaluará después la situación y trasladará a Von der Leyen sus conclusiones para que ésta y Johnson tomen una decisión el domingo.

El periodo de transición acordado para permitir negociar un acuerdo de futuro antes de la desconexión definitiva expira el próximo 31 de diciembre, pero cualquier acuerdo que alcanzaran las partes para evitar una ruptura a las bravas el 1 de enero necesitaría semanas para su ratificación completa, porque antes debe ser traducido a todos las lenguas de la UE y someterse, al menos, al voto del Parlamento europeo.