Más de cien personas murieron este miércoles en un ataque de hombres armados cometido en el oeste de Etiopía, según informó la Comisión Etíope de Derechos Humanos (EHRC, en sus siglas en inglés)

La masacre ocurrió desde las 04:00 hora local (01:00 GMT) hasta el mediodía en varios puntos de la zona de Meketel, en la región de Benishangul-Gumuz, justo un día después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, visitara esa región y abordara el tema de la violencia de carácter étnico.

En un comunicado, la Comisión señaló que 36 personas resultaron heridas de gravedad, la mayoría como resultado de disparos y están siendo tratadas en un hospital.

Asimismo, "casas fueron incendiadas" al igual que campos de cultivo, precisó la EHRC, institución independiente defensora de los derechos humanos.

"La Policía y las fuerzas de defensa asignadas a la protección de esa área no estaban presentes durante el ataque", subrayó la Comisión, al indicar que esos efectivos se movilizaron para reforzar la seguridad durante la visita de la delegación de Abiy.

"No está claro para la Comisión por qué todo el personal de seguridad recibió instrucciones para retirarse de la zona en nombre de la protección de la seguridad de las autoridades visitantes", indicó el comunicado, que añadió que en la zona conviven comunidades de las etnias amhara, shinasha y orono, entre otras.

Fuentes oficiales de esa región sugirieron anteriormente a Efe que la matanza podía tener como objetivo a miembros de la etnia amhara, aunque la Comisión no se pronunció al respecto.

Y supervivientes de los ataques que hablaron con la Agencia de Medios de Comunicación de la vecina región de Amhara aseguraron que los ataques se basaron en la identidad y que fueron ataques contra la etnia Amhara.

"Tuvimos otra mañana sangrienta", dijo a Efe por teléfono el jefe de comunicación del gobierno regional, Beyene Melese.

"El ataque fue cometido por elementos anti-paz que operan en la región. Esta vez hay un número alto de víctimas, pero no disponemos aún de las cifras exactas", señaló Beyene.

"El primer ministro Abiy y su delegación estuvieron ayer en nuestra capital (Assosa, a unos 130 kilómetros de Metekel), donde se reunieron con líderes regionales y dieron estrictas directrices a las autoridades para dar prioridad a la situación de la seguridad en la región", agregó la fuente.Cuerpos en la calle

Los civiles fueron el objetivo del ataque, que duró "varias horas" y en el que "más de 90 personas murieron, casas fueron incendiadas y cientos fueron desplazadas", aseguró un testigo al diario local "Addis Standard" bajo condición de anonimato.

"Los cuerpos están tirados en la calle y en las granjas", señaló Admasu Kebede, un residente de la localidad de Bekuji Kebele, quien dijo no estar seguro del número de fallecidos porque no se han recuperado todos los cadáveres.

Tesfahun Amogne, otro testigo, declaró al periódico que se despertó con disparos al amanecer. "Pronto nos rodearon hasta 500 hombres armados. Algunos de nosotros corrimos para salvar nuestras vidas, mientras que otros fueron asesinados", explicó, al agregar que se avisó "repetidamente" a la Policía, pero llegó tarde.

Las autoridades no han aclarado, de momento, la autoría de los ataques, pero el oficialista Partido de la Prosperidad de Benishangul-Gumuz condenó en un comunicado "las atrocidades cometidas contra nuestros civiles por bandidos armados".

Los amhara, el segundo grupo étnico más populoso de Etiopía, han sido objeto de ataques en el pasado en la región.

El pasado 1 de noviembre, al menos 54 personas murieron en un ataque que las autoridades atribuyeron al grupo armado Ejército de Liberación Oromo (OLA, en sus siglas en inglés), según Amnistía Internacional (AI).

El ataque ocurrió en la zona de Wollega, en la región de Oromía, hogar del mayor grupo étnico del país, los oromos, y donde se encuentra Adís Abeba.

La Comisión Etíope de Derechos Humanos indicó entonces que los atacantes arremetieron contra residentes de la etnia amhara.

Desde que llegó al poder en 2018, Abiy, de 44 años y oromo, ha impulsado importantes reformas en Etiopía, segundo país más poblado de África, como la amnistía a miles de presos políticos, la legalización de partidos opositores y el compromiso de celebrar elecciones.

Pero el mandatario ha encajado críticas por no solucionar algunos problemas de raíz, como las tensiones étnicas que han ocasionado olas de violencia y han hecho de Etiopía uno de los países con más desplazados del mundo.

Recientemente, Abiy, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2019, también ha recibido críticas por lanzar el pasado mes una ofensiva armada contra las autoridades rebeldes de la región norteña de Tigray, que ha causado cientos de muertos y la huida de más de 52.000 personas al vecino Sudán.