Al menos 100 personas han muerto en un ataque ejecutado este miércoles en una localidad situada en el estado etíope de Benishangul-Gumuz (oeste), escenario de un repunte de las tensiones intercomunitarias durante los últimos meses, según han denunciado residentes y organizaciones como Amnistía Internacional.

Según las informaciones recogidas por el diario etíope 'Addis Standard', el ataque ha sido perpetrado por personas no identificadas en la aldea de Bekuji Kebelle. Los asaltantes han incendiado un número indeterminado de viviendas, provocando "cientos de desplazados", tal y como han relatado testigos.

Admasu Kedebe, residente de la aldea, ha manifestado que "hay cuerpos en las calles y las granjas", si bien no ha dado un balance concreto. Tesfahun Amogne, otro residente, ha hablado de cerca de 500 asaltantes.

La Amhara Mass Media Agency ha resaltado que se trata de una "gran matanza" y ha apuntado a motivos étnicos detrás de la misma.

Algunos testigos acusaron a la etnia Gumuz de atacar a los pobladores, que pertenecen a las etnias Ahhara, Oromo y Shinasha, sin embargo la organización no ha podido verificar esta información.

Por su parte, una enfermera de una clínica local ha relatado en declaraciones a la cadena de televisión británica BBC que más de 30 heridos han sido ingresados, algunos de los cuales se encuentran en estado crítico. Asimismo, ha dicho que entre los heridos hay personas que han recibido disparos o que han sido apuñaladas.

Según Amnistía Internacional, que ha entrevistado a cinco supervivientes y un oficial, asegura que quedan docenas de cuerpos sin contar y que las muertes

De acuerdo a la organización, en septiembre otros ataques similares causaron 45 muertes y desplazaron a miles de personas, mientras que según la Comisión Etiope de Derechos Humanos, al menos 34 Ahmaras y Agews fueron asesinados por fuerzas Gumuz el pasado noviembre.

El portavoz del gobierno regional, Beyene Melse, ha señalado que "el número exacto de muertos no ha sido determinado, pero hay informaciones de que es muy alto", antes de acusar de lo sucedido a "elementos contrarios a la paz".

En esta línea, la rama regional del gubernamental Partido de la Prosperidad ha expresado su tristeza por la "horrible masacre de civiles" y ha pedido a la población que "trabaje en coordinación con la Policía federal y las fuerzas de seguridad regional" y que "se organicen para protegerse".

El ataque ha sido perpetrado un día después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, realizada una visita a Benishangul-Gumuz para abordar el repunte de las tensiones. Así, destacó que Adís Abeba trabaja con las autoridades locales para encontrar soluciones a estos problemas.

Benishangul-Gumuz, situado a lo largo de la frontera entre Etiopía y Sudán, ha sido escenario de sangrientos episodios de violencia étnica en los últimos meses, algunos de los cuales han sido achacados al Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) y a grupos armados supuestamente apoyados desde Tigray.

Las autoridades federales etíopes anunciaron a finales de noviembre el fin de la ofensiva en Tigray, iniciada el 4 de noviembre por orden de Abiy tras un ataque ejecutado por el TPLF, que gobernaba en la región, contra una importante base del Ejército en la capital regional, Mekelle.

La escalada bélica ha sido la culminación de un pulso que comenzó con la llegada al poder de Abiy, como primer oromo jefe de Gobierno. El TPLF fue el partido fuerte dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias.

El director de investigación de Amnistía Internacional, Netsanet Belay, ha condenado "el brutal ataque" y ha instado al Gobierno a que "actúe para detener la violencia contra las minorías étnicas".