Con sosa cáustica
Detienen el envenenamiento de un acueducto en Florida perpetrado por un hacker
El pirata informático accedió de forma remota al sistema de control de la instalación de Oldsmar

El hacker modificó el nivel de sosa cáustica en el agua. / EP
EFE
Las autoridades del condado de Pinellas, en la costa oeste de Florida, lograron detener el envenenamiento del agua de un acueducto local alterada con un aumento drástico de sosa cáustica perpetrado por un pirata informático, informó este lunes la oficina del alguacil.
El intruso se coló el viernes pasado durante unos cinco minutos en el sistema que maneja el acueducto de la localidad de Oldsmar y aumentó los niveles de hidróxido de sodio, conocido como sosa cáustica, según explicó en rueda de prensa el alguacil Bob Gualtieri. El oficial subrayó que los miembros del personal que supervisa los químicos que son agregados para el tratamiento del agua, en este caso la sosa cáustica para controlar la acidez del agua, se dieron cuenta de la alteración y revirtieron de inmediato el daño.
Gualtieri, acompañado del alcalde de Oldsmar, Eric Seidel, dijo que las autoridades, incluyendo las federales, han iniciado una investigación y que hasta el momento no hay sospechoso o sospechosos del hecho. Agregó que desconoce si fue un atentado realizado desde Estados Unidos o fuera del país.
Gualtieri explicó que van a desactivar el acceso remoto al sistema de tratamiento de aguas del acueducto mientras avanzan las investigaciones.
El viernes en la mañana un operador notó que alguien había ingresado de forma remota al sistema informático que estaba monitorizando.
Al principio, el operador no se preocupó debido a que el uso de software de acceso remoto por parte de los supervisores para solucionar problemas desde diferentes ubicaciones es algo común. Sin embargo, empezó a sospechar cuando se repitió.
Gualtieri precisó que el hacker pasó hasta cinco minutos en el sistema y ajustó la cantidad de hidróxido de sodio en el agua de 100 partes por millón a 11.100. Detalló que se trata de un aumento peligroso de hidróxido de sodio, también conocido como lejía.
No obstante, aseguró que "en ningún momento" el público estuvo en peligro ni hubo un efecto adverso significativo en el agua que se estaba tratando. Agregó que incluso si el operador no hubiera notado la intrusión, el alguacil y las autoridades hubieran podido detener el daño antes de que el agua llegara a las residencias o negocios.
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