En una fábrica de muebles de Texas en Estados Unidos, comenzaba el tiroteo. A primera hora de la tarde el atacante, un trabajador de la empresa, disparaba a al menos seis personas, una de ellas moría en el acto. A continuación se daba a la fuga pero finalmente ha sido detenido. Un nuevo tiroteo que se producía horas después de que Joe Biden anunciara nuevas medidas para acabar con la violencia armada en el país. Va a dictar seis órdenes ejecutivas con las que quiere controlar las armas caseras.

Pero necesita el apoyo del Congreso y el bloque republicano se opone. El miércoles otra sangrienta matanza se vivía en Carolina del Sur. Cinco personas, de las que cuatro eran miembros de una misma familia, entre ellos dos menores, morían en su domicilio. Una sexta resultaba herida. El autor, Phillip Adams de 32 años, un jugador de la NFL ya retirado se suicidaba horas después en su casa. Emocionado su padre no entiende que motivó a su hijo para matar a cinco personas.

Precisamente este jueves, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una serie de medidas de alcance limitado para atajar la violencia con armas de fuego en su país, y exigió al Congreso que deje de tolerar un problema que describió como una "vergüenza a nivel internacional".

Dos semanas después de los tiroteos masivos que dejaron 18 muertos en Georgia y Colorado, Biden desveló varias iniciativas para contener la violencia armada, pero reconoció que no podrá hacer demasiado por su cuenta si el Congreso no deja de bloquear cualquier intento de aumentar el control de las pistolas y rifles. "La violencia armada en este país es una epidemia. Y es una vergüenza a nivel internacional", denunció Biden.

El mandatario recordó que cada día mueren 106 personas por disparos de armas de fuego en Estados Unidos, todos los meses hay 53 feminicidios cometidos con pistolas, y que la violencia armada "impacta mucho más a la población negra y latina".