El Departamento de Justicia anunció este miércoles que ha abierto una investigación civil sobre la legalidad de las prácticas de la Policía de Mineápolis (Estados Unidos), un día después de que el exagente de ese cuerpo, Derek Chauvin, fuese declarado culpable del asesinato de George Floyd.

"Hoy anuncio que el Departamento de Justicia ha abierto una investigación civil para determinar si el Departamento de Policía de Minneapolis tiene un patrón o prácticas policiales que son inconstitucionales o ilegales", señaló el fiscal general de EEUU, Merrick Garland.

El lanzamiento de estas pesquisas llega después de que un jurado de Mineápolis declarase culpable a Chauvin de tres cargos por asfixiar hasta la muerte al afroamericano Floyd en mayo del año pasado. Sobre la condena contra Chauvin, Garland admitió que "no aborda problemas policiales potencialmente sistémicos", por lo que esta investigación de la Justicia estadounidense revisará "si hay uso excesivo de fuerza, discriminación y otros abusos".

Según el fiscal general, los investigadores hablarán con miembros de la comunidad "para escuchar sus experiencias con la policía" y con los propios agentes sobre los entrenamientos que reciben dentro del departamento policial. "Su perspectiva es esencial", dijo sobre ambos grupos.

La indignación de la comunidad afroamericana de Mineápolis tras el fallecimiento de Floyd desencadenó una oleada de protestas en EEUU y en el mundo en las semanas siguientes a su fallecimiento, con disturbios en distintas ciudades del país contra la violencia policial frente a los negros. Esa frustración se tradujo en la llamada de los sectores más a la izquierda del espectro político para poner fin a la policía en Estados Unidos tal y como se conoce hasta ahora, optando por un sistema más amplio, que incluya psicólogos y trabajadores sociales.

El anuncio de la investigación se produce apenas un día después de la emisión del veredicto en el caso contra Chauvin, que fue declarado culpable de tres delitos: asesinato involuntario en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio involuntario en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad. Como no tiene antecedentes penales, el policía solo podría ser condenado a un máximo de 12 años y medio de prisión por cada uno de los primeros dos cargos y a 4 años de cárcel por el tercero.