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Crisis del coronavirus

El apoyo de EEUU a suspender las patentes de las vacunas fuerza al planeta a moverse

La UE también deja atrás su rechazo inicial y se abre a discutir sobre la liberalización

Vacuna Covid-19

No hay nada como que EEUU se mueva para que lo sigan los demás. El anuncio del Gobierno norteamericano, presidido por Joe Biden, de que apoya liberar las patentes de las vacunas del coronavirus para que su uso sea universal, y por lo tanto menos sujeto a la capacidad económica de cada país para adquirir dosis, ha forzado a los principales actores mundiales a posicionarse, a favor o en contra, alentando por el camino un debate complejo, que venía gestándose de hace tiempo y que la cruenta nueva ola en la India (casi 4.000 fallecidos diarios) ha forzado a acelerar. 

La UE, reticente a esta iniciativa, dice ahora que está dispuesta a estudiarla. El Gobierno español, que hasta hace muy poco también era contrario a la liberalización, anuncia que apoya la posición norteamericana. Las farmacéuticas que producen vacunas claman en contra de una medida que consideran contraproducente. Y caen en la Bolsa. 

La suspensión de las patentes mientras dure la pandemia, que ya ha causado 3,2 millones de muertes e infectado a más de 437 millones de personas, no será fácil. Tampoco rápida. Los más optimistas creen que puede tardar en llegar, como mínimo, varias semanas. Todo depende ahora de lo que ocurra en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde EEUU apoyará la propuesta encabezada desde finales del pasado año por la India y Sudáfrica, que ya ha logrado el respaldo de más de 100 países, la inmensa mayoría en vías de desarrollo, cuyos porcentajes de vacunación palidecen en comparación con los de los ricos. 

En la OMC las decisiones se toman por consenso, algo que dificulta su aprobación, y hasta el momento EEUU y la UE se habían mostrando totalmente en contra, haciendo imposible cualquier suspensión de las patentes. Pero el histórico giro de Biden, presidente de un país donde el 56% de su población adulta ya está vacunada, lo ha cambiado todo.

Empezando por la UE. La presidenta de la Comisión EuropeaUrsula von der Leyen, ha recogido rápidamente el guante este jueves, horas después del anuncio de la Administración norteamericana, que en los últimas semanas había estado sometida a una enorme presión por parte de organismos internacionales y destacados miembros del Partido Demócrata. "La UE está preparada para conversar sobre cualquier propuesta que responda a la crisis de forma efectiva y pragmática. Estamos dispuestos a hablar sobre cómo el levantamiento de la propiedad intelectual puede ayudar en alcanzar ese objetivo", ha señalado Von der Leyen.

Hace poco más de dos meses, en febrero, la presidenta de la Comisión Europea, al igual que la mayoría de estados miembros, había transmitido una tesis muy distinta. “No soy amiga de retirar los derechos de propiedad intelectual”, explicó, antes de alertar de que la suspensión podría incluso retrasar la llegada de dosis, por la dificultad de trasportar la fabricación de vacunas a diferentes partes del globo. Sin embargo, la magnitud que la pandemia está adquiriendo en la India, un asunto que protagonizará la cumbre virtual de este sábado entre los líderes de la UE y el país asiático, y sobre todo el cambio en EEUU, ha provocado que la posición europea sea casi insostenible. 

"O todos, o nadie"

El Gobierno español ha sido mucho más claro que Von der Leyen en su apoyo al anuncio de EEUU. “Es la respuesta que requiere una crisis sanitaria así. O nos salvamos todos o no se salva nadie. Si en el mundo no estamos todos vacunados, no nos salvaremos”, ha argumentado en Onda Cero la vicepresidenta primera, Carmen Calvo

El Ejecutivo central tampoco había transmitido esta postura hasta ahora. A mediados de febrero, por ejemplo, la ministra de Sanidad, Carolina Dariasno dejó ningún espacio a la interpretación. “España no es partidaria de reformar el sistema de patentes”, dijo en el Congreso. El PSOE estaba en este asunto acompañado por sus principales adversarios ideológicos, el PP y Voxmientras sus aliados tradicionales, desde Podemos (miembros de la coalición) hasta el resto de grupos de izquierda, pasando por los nacionalistas, apoyaban la liberalización. 

Pero algo comenzó a cambiar en la última Cumbre Iberoamericana, celebrada a finales de abril en Andorra. Pedro Sánchez se comprometió allí a donar este año a Latinoamérica 7,5 millones de dosis, una vez el 50% de la población española esté vacunada. El presidente del Gobierno también anunció que impulsaría el debate sobre las patentes, a través de una propuesta concreta ante la UE y la OMC. El contenido de esa iniciativa se desconoce por el momento, pero eso no ha impedido que Calvo señalara este jueves que la posición de Biden, en el fondo, es la misma que había expresado Sánchez semanas antes. 

El malestar de las empresas

Las grandes farmacéuticas, que en los últimos meses han llegado a acuerdos entre ellas para ampliar la producción de vacunas, sin por ello cumplir siempre con sus objetivos, han acogido el anuncio norteamericano con malestar, estupor y oscuros vaticinios. Con las acciones de compañías como Pfizer, BioNTech, Moderna y Novamax desplomándose en la Bolsa el miércoles por la noche, justo después de conocerse el viraje de EEUU, la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA) expresó su “decepción” con Biden. 

La suspensión de las patentes, sostuvo esta organización a través de un comunicado, “no aumentará la producción de dosis”, sino que, “muy al contrario, puede llevar a la desorganización”. Lo que se debe hacer, de acuerdo con las farmacéuticas, es “eliminar barreras comerciales o de cuellos de botella en el suministro de materias primas y otros ingredientes”.

¿Puede la liberalización de las patentes garantizar por sí misma el acceso universal a las vacunas? No, contestan los expertos. Pero puede ayudar. “Es una medida de hondo calado. Si no hay vacunación a todo el mundo, la pandemia no se vencerá”, explica José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad de 2005 a 2011 y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. 

“Pero para asegurar el acceso, hay que producir las vacunas –continúa-. Y una buena parte de la explicación sobre por qué no hay suficientes vacunas tiene que ver con la incapacidad estructural de las compañías, que habitualmente no hacen vacunas y necesitan equipar sus instalaciones y dotarlas de procedimientos y profesionales que garanticen la cantidad y la calidad necesarias. Si no se plantean abordar las razones estructurales que impiden producir vacunas por falta de equipamientos específicos en las actuales compañías farmacéuticas, expropiar las patentes puede ser insuficiente”. Martínez Olmos alerta también del “efecto colateral” que la liberalización puede tener sobre los inversores en biomedicina y demás campos del I+D+I, que podrían desincentivarse. “El debate es complejo y apasionante”, concluye.  

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