El mulá Abdul Ghani Baradar, líder de la rama política de los talibanes, cofundador del grupo insurgente y el negociador principal con Estados Unidos será anunciado este viernes como el jefe del nuevo Gobierno de Afganistán, informa la agencia de noticias Reuters citando miembros de la cúpula talibán.

Baradar dirigirá un consejo supremo que tendrá por encima al líder supremo, el líder moral y religioso y que se encargará de los asuntos religiosos. Este líder supremo será Haibatulá Ajundzada, emir de los talibanes y el líder del grupo tras la muerte del mulá Omar.

De hecho, en el consejo que dirigirá Baradar, todo quedará en familia. El hijo del mulá Omar, el fundador de los talibanes y muerto en 2013 en un ataque estadounidense, formará también parte del nuevo Ejecutivo talibán. Su nombre es Mohammad Yakub, y hasta ahora había estado al cargo de la rama militar de los talibanes durante la guerra contra EEUU y el anterior Gobierno afgano.

A ellos, según Reuters, se sumará Sher Mohammad Abbas Stanekzai, que durante los últimos años ejerció las funciones de diplomático para el grupo, que reuniéndose con representantes y ministros de otros gobiernos de la región. "Todos los altos dirigentes han llegado a Kabul, donde se están ultimando los preparativos para anunciar el nuevo Gobierno", ha dicho a Reuters un miembro talibán, bajo condición de anonimato.

Gobierno inclusivo

Desde que los talibanes tomaron Kabul el pasado 15 de agosto, el grupo ha estado emitiendo varios mensajes asegurando que su nuevo Ejecutivo sería inclusivo y que, por lo tanto, incluiría figuras de fuera de la insurgencia talibán. Durante las últimas semanas, líderes talibanes se han reunido con el expresidente afgano Hamid Karzai y con el exjefe del Ejecutivo Abdullah Abdullah para este propósito. Los rumores eran que ambos ocuparían una posición -aunque de poca relevancia- dentro del nuevo gabinete.

En los últimos días, sin embargo, estos rumores se han apagado. Con los insurgentes aposentándose en los palacios de Kabul, que entren o no figuras de la anterior Administración dependerá únicamente de la voluntad de los talibanes. Cuando accedieron al poder en 1996 no contaron con nadie más que con ellos mismos.

La resistencia

Una vez los talibanes hayan formado gobierno, los retos que tendrán por delante al ejecutivo de Baradar y Ajundzada serán enormes. Primero, una economía en caída libre tras el vacío de poder en Afganistán, y una crisis humanitaria que, según la ONU, es inminente: este jueves el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, aseguró que las reservas de comida en el país centroasiático se podrían terminar este mismo mes.

A ello se le suma el éxodo que está ya sufriendo el país, con decenas de miles de personas -muchos de ellos con estudios, y mujeres y hombres que trabajaban en la anterior Administración- intentando abandonar el país. Y hay más: una pequeña provincia al norte de la capital se resiste a someterse a los talibanes. Se trata de la región de Panjshir, que nunca fue conquistada por la Unión Soviética en la década de los 80 ni por los talibanes en la de los 90. La geografía de esta región es tan complicada que hace casi imposible reducirla.

Y es por ello por lo que allí se han agrupado varios miles de antiguos combatientes y fuerzas del Gobierno anterior. Están comandadas por el anterior vicepresidente afgano, Amrullá Saleh, y por Ahmad Masud, el hijo de un miliciano y señor de la guerra antisoviético histórico. Los combates arrecian en Panjshir, y los que están en su interior aseguran no solo que están repeliendo todos los ataques talibanes, sino que, según sostienen estos opositores, están tomando posiciones de los insurgentes.