Al menos 119 civiles fueron masacrados la pasada semana en el norte de Etiopía por rebeldes de la región de Tigray, que sufre una guerra desde noviembre pasado, en la vecina región de Amhara, aseguraron este miércoles a Efe las autoridades amharas.

La matanza ocurrió entre el 1 y el 2 de septiembre en la aldea de Chena, a unos diez kilómetros de la localidad de Dabat, al norte de la histórica ciudad de Gondar, antigua capital imperial etíope.

El jefe de comunicaciones del gobierno de Amhara, Gezachew Muluneh, dijo a Efe por teléfono que las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT), que lidera el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), cometieron la masacre tras ser derrotadas en unos choques que duraron unos once días en la zona.

"Hasta ahora, hemos recolectado 119 cuerpos de civiles que parecían estar regresando de una iglesia cercana", subrayó Gezachew.

Asimismo, Sewenet Webalem, administrador de Dabat Woreda, territorio al que pertenece Dabat, dijo a Efe que se encontraron cadáveres de civiles atados a árboles y varias fosas comunes.

"Niños sacrificados"

"Descubrimos 47 cuerpos de civiles enterrados en una de las fosas comunes halladas en la zona. También hay cuerpos de niños sacrificados junto con sus padres", precisó Sewenet, al culpar también a las fuerzas tigriñas.

Según este funcionario, el número de cadáveres encontrados asciende a 119, y podría aumentar porque sigue sin haber rastro de varios residentes de Chena.

"Lo que hicieron en Chena la semana pasada es similar a la masacre que perpetraron en Afar (región colindante con Tigray), donde mataron al azar a granjeros y sus hijos, incluso prendiendo fuego a sus casas", aseveró Gezachew.

En agosto pasado, el Gobierno etíope emitió una declaración en la que acusaba a las FDT de matar a más de 200 civiles, incluidos más de 100 niños en Galucoma, aldea rural en la región de Afar, adonde se expandió entonces el conflicto de Tigray, al igual que a Amhara.

Sin embargo, las FDT refutaron la acusación y pidieron una investigación independiente de ese suceso.

Este miércoles, el FPLT volvió a negar las acusaciones de la masacre en Amhara y reiteró su llamamiento a una "investigación independiente de todas las atrocidades", según un comunicado emitido por la Oficina de Asuntos Exteriores de Tigray.

La Comisión Etíope de Derechos Humanos (EHRC, en inglés), institución semiautónoma que rinde cuentas ante el Parlamento etíope, se declaró "alarmada por el descubrimiento de un gran número de cuerpos" en Chena y adelantó que desplegará una misión para investigar los hechos.

Miles de soldados muertos

Desde finales de agosto y durante unos once días hubo duros combates entre el Ejército federal, respaldado por fuerzas de Amhara y tropas de otras regiones, y las FDT al norte de Gondar, hasta que Adís Abeba declaró la victoria el 4 de septiembre.

Según el Ejercito etíope, más de 5.400 soldados tigriñas murieron en ese frente y más de 2.300 resultaron heridos.

Las FDT, por su parte, aseguraron que mataron a 5.400 militares del Ejército federal y sus fuerzas regionales aliadas.

Tanto en un caso como en otro, es muy difícil corroborar la veracidad de unas cifras, que parecen algo exageradas en ambos bandos.

La guerra entre el Gobierno etíope y Tigray comenzó el pasado 4 de noviembre, cuando el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, lanzó una ofensiva contra el FPLT -partido que gobernaba la región entonces- tras una escalada de tensión política y en represalia por un ataque contra una base militar federal.

El pasado 28 de junio, el Ejecutivo etíope anunció un "alto el fuego unilateral humanitario" y el Ejército se retiró de varias ciudades tigriñas -incluida la capital, Mekele-, pero las fuerzas amharas, que peleaban junto al Gobierno y habían anexionado de facto parte del oeste y el sur de Tigray -territorios sobre los que reivindican derechos históricos-, siguieron sin moverse.

En ese contexto, los rebeldes tigriñas recuperaron terreno y el conflicto se extendió a las regiones vecinas de Afar y Amhara.

Desde noviembre, miles de personas han muerto, unos dos millones se han visto desplazados internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.

Además, casi siete millones de personas afrontan una "crisis de hambre" en el norte de Etiopía por la guerra de Tigray, según advirtió este martes el Programa Mundial de Alimentos (PMU) de la ONU.