Sería fácil relacionar a Angela Merkel con un filósofo de la ciencia como Karl Popper, pero no será la excancillera alemana sino Nicolas Sarkozy quien hablará de ‘La sociedad abierta y sus enemigos’ este miércoles en Madrid, durante la tercera jornada de la convención nacional del Partido Popular a la que ha sido invitado.

A sus 66 años, Nicolas Sarkozy, retirado de la política desde 2016, se convirtió el pasado 1 de marzo en el segundo presidente de la V República francesa después de Jacques Chirac en ser condenado por corrupción. Ha recurrido contra la condena, pero no estará muy alejado de los tribunales, de los que es un asiduo visitante. 

En Génova 13 sostienen que la invitación se cursó antes de la sentencia y que, en todo caso, lo interesante es su “experiencia” como presidente de Francia y su gestión de la crisis del 2008.

Muchos analistas creen que esa crisis puso patas arriba el proyecto económico de Sarkozy, quien, para contrarrestar la competencia cada vez mayor del Frente Nacional de Marine Le Pen, empezó a incorporar a su agenda temas relacionados con la identidad nacional y la inmigración. 

Auge del Frente Nacional

Coincidiendo con su mandato, el Frente Nacional pasó de tener 3,8 millones de votos en la primera vuelta de las presidenciales del 2012 a 6,4 millones en 2017, según datos del Ministerio del Interior.

Los guiños de Sarkozy a la ultraderecha fisuraron a la formación gaullista sin lograr su reelección. Destronado en 2012 por el socialista François Hollande, cuatro años más tarde Sarkozy perdió las primarias de su partido -refundado como Los Republicanos- frente a su exprimer ministro François Fillon, condenado por malversación hace un año.

Es cierto que, “a pesar de sus problemas judiciales, Sarkozy es el último gran líder en el que ha creído la derecha”, analizaba entonces François Fressoz, editorialista de ‘Le Monde’. Sin embargo, en opinión del politólogo de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Oriol Bartomeus, Sarkozy “tiene el mismo problema que tiene Rajoy y es que dispara rápidamente la alarma de la corrupción, cuando Pablo Casado debería huir de todo lo que huela a eso”. 

“Es posible que Casado haya tirado de la agenda de Aznar. Quizás a nivel internacional no lo vean con posibilidades de ganar la Moncloa y hayan llamado a gente que ha declinado venir, pero traer a Sarkozy es arriesgado”, agrega el politólogo.  A su juicio, si el líder del PP quiere mirar hacia el futuro debería rodearse de una nueva generación de líderes conservadores europeos y no celebrar una convención “apolillada” con personajes “caducos”. Estos son los sumarios en los que aparece el nombre de Nicolas Sarkozy:

Financiación libia de la campaña del 2007. Imputado por corrupción

La campaña electoral que le llevó al Elíseo en 2007 se vio salpicada por la sospecha de que había en juego dinero contante y sonante procedente del dictador libio Muamar el Gadafi. Para investigar estos hechos los jueces pincharon el teléfono de Sarkozy y descubrieron así que usaba un seudónimo, Paul Bismuth, para comunicarse con su abogado. Es lo que terminó siendo el ‘caso de las escuchas’.

Caso de las escuchas. Condenado a tres años de cárcel

El sumario de las escuchas por el que ha sido condenado arrancó en 2014 cuando el hoy ex presidente intentó obtener información confidencial de un magistrado del Tribunal de Casación sobre otro asunto que le salpicaba, el ‘affaire’ Bettencourt. A cambio de ese favor, Sarkozy le prometió un puesto en Mónaco.

Este es el nombre de la agencia de comunicación que organizaba los fastuosos mítines de la campaña electoral del 2012, dirigida por dos amigos del entonces líder de la UMP, Jean-François Copé. Hubo una doble contabilidad para maquillar facturas y que el partido pagara hasta 18,5 millones de euros en facturas falsas.

Asesoramiento en Rusia. En curso de investigación 

La última instrucción abierta en la que figura el nombre de Sarkozy data del verano del 2020 cuando, según el diario Mediapart,  la justicia empezó a indagar si, detrás del medio millón de euros que el ex presidente habría cobrado de una empresa de seguros rusa a la que habría asesorado, hay un posible delito de tráfico de influencias.

Caso Bettencourt . Imputación desestimada

En este dossier, Sarkozy sorteó el banquillo. El culebrón judicial en torno a una de las mayores fortunas francesas –la multimillonaria heredera de L’Oréal, Liliane Bettencourt, ya fallecida- tuvo su vertiente política cuando trascendió que el tesorero del partido de Sarkozy pudo haberse aprovechado de la demencia de una anciana de casi 90 años para que, según algunos testimonios, ésta donara 50.000 euros a la campaña que dio la victoria electoral al líder conservador en 2007.

Caso Bygmalion. Imputado

Este es el nombre de la agencia de comunicación que organizaba los fastuosos mítines de la campaña electoral del 2012, dirigida por dos amigos del entonces líder de la UMP, Jean-François Copé. Hubo una doble contabilidad para maquillar facturas y que el partido pagara hasta 18,5 millones de euros en facturas falsas.