Al menos una docena de personas terminaron detenidas durante la manifestación en Roma contra el pasaporte Covid, y que derivó en graves disturbios y en el asalto a la sede del principal sindicato italiano, entre ellas el líder del partido neofascista Fuerza Nueva, Roberto Fiore, y el cabecilla de su sección romana, Giuliano Castellino.

Según imágenes recogidas por 'La Repubblica', tanto Castellino como Fiore se separaron de la procesión para atacar la sede de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL). La detención de ambos ha sido confirmada al diario italiano por fuentes policiales.

Los incidentes comenzaron a la entrada del parque de Villa Borghese y se han reproducido en otros puntos de la capital italiana con lanzamiento de objetos contra la Policía, que ha respondido con bombas de humo y granadas aturdidoras.

"¡Asesinos!" o "¡Queremos la dimisión de Draghi y Mattarella!", han coreado los manifestantes en referencia al primer ministro Mario Draghi y al presidente Sergio Mattarella, según informa la prensa italiana.

Un grupo de manifestantes ha ocupado la sede nacional de la CGIL, cerca de Villa Borghese. El sindicato ha denunciado ya este "asalto fascista" en palabras de su secretario general, Maurizio Landini. "Es un ataque a la democracia y a todo el mundo del trabajo que queremos rechazar. Nadie quiere en devolver nuestro país a los veinte años de fascismo", ha remachado.

El diputado del Partido Democrático, Emanuele Fiano, ha anunciado que presentará en las próximas horas una moción urgente ante el Parlamento "para pedir la disolución de Fuerza Nueva y los demás movimientos abiertamente fascistas", según hizo saber durante un acto de solidaridad con la CGIL celebrado este domingo.

La manifestación del sábado acabó culminando en la calle del Tritón, muy cerca del Palacio Chigi, sede del Gobierno.

"Los dispositivos de orden público están gestionando las distintas manifestaciones en las que se utiliza la violencia con intervenciones proporcionales a las acciones de los manifestantes", ha informado la Policía. "Se han utilizado gases lacrimógenos y bocas de incendio para dispersar a los grupos violentos", ha añadido.

Condena de la clase política

El presidente italiano, Sergio Mattarella, ha hablado por teléfono con el secretario general de la CGIL para expresarle su solidaridad tras el ataque.

También el primer ministro, Mario Draghi, ha telefoneado a Landini para expresarle a él y a todo el sindicato la plena solidaridad del Gobierno. "Los sindicatos son una defensa fundamental de la democracia y los derechos de los trabajadores. Cualquier intimidación contra ellos es inaceptable y debe ser rechazada con absoluta firmeza", ha apuntado en un comunicado.

Draghi ha aprovechado además para condenar la violencia que se ha producido en otras ciudades italianas. "El derecho a expresar las propias ideas nunca puede degenerar en actos de agresión e intimidación", ha advertido.

En Milán, la Policía ha cargado contra los asistentes a la marcha "No Green Pass" y es ya el tercer sábado consecutivo de enfrentamientos entre manifestantes y policías.