No fue un atentado multitudinario, pero su recuerdo sigue bien presente. Francia conmemora entre este viernes y el sábado el asesinato del profesor Samuel Paty. El 16 de octubre del año pasado, un joven checheno radicalizado decapitó a este docente por haber enseñado las caricaturas de Mahoma de la revista 'Charlie Hebdo' en una clase sobre la libertad de expresión. Este atentado yihadista no solo heló la sangre de los franceses, sino que convirtió a Paty en un símbolo de una escuela republicana amenazada por el fundamentalismo islamista.

Todos los centros educativos franceses, de primaria y secundaria, recordaron este viernes al profesor asesinado con diferentes tipos de actos, como minutos de silencio, debates o la proyección de documentales sobre la libertad de expresión. "Los centros educativos tienen libertad de organizarse. (…) Es el momento de hablar del rol del profesor y del saber", explicó el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, quien recibió críticas por parte de los sindicatos educativos por cierta improvisación en la organización del homenaje.

El presidente Emmanuel Macron recibirá este sábado en el Elíseo a los familiares de Paty. Otros actos tuvieron lugar en Conflans-Sainte Honorine, la tranquila localidad del noroeste de la 'banlieue' parisina donde se produjo el atentado, a unos pocos centenares de metros del instituto en que trabajaba Paty. Por ejemplo, una entrega de flores delante de este centro por parte del rector de la Gran Mezquita de París, Chems-Eddine Hafiz, y otros representantes musulmanes.

"Un símbolo de la libertad educativa"

"Paty representa un símbolo de la libertad de expresión y de la libertad educativa", asegura Vanessa Cerqueira, de 37 años, en declaraciones a El Periódico de Catalunya. Esta madre de un alumno, presente este viernes delante del instituto Bois d’Aulne (el de Paty) mientras esperaba que saliera su hijo, recuerda el "miedo" provocado por ese atentado: "Oí los disparos de la policía desde mi coche". Desde entonces, "a nuestros profesores les genera un gran temor hablar sobre la libertad de expresión", reconoce Lucas (seudónimo), de 13 años, que tuvo a Paty como docente de historia. "Era un muy buen profesor".

"Todos nos dimos cuenta hace un año que podían asesinarnos por nuestra simple condición de profesores", reconoció Fabien Salese, responsable de la Asociación de profesores de historia y geografía, en declaraciones al diario 'Le Monde'. Esta profesión, especialmente mal pagada en Francia y con poco respaldo de las autoridades, se encuentra en el punto de mira del fundamentalismo islámico, desde que en 2015 el Estado Islámico hizo una llamada a "combatir y matar" a los docentes franceses.

El atentado no solo conmovió por ensangrentar un pilar republicano como la educación, sino también por la diversidad de actores implicados. El autor del ataque -un refugiado checheno, de solo 18 años, que residía en Francia desde hacía una década- fue abatido esa misma fatídica tarde por la policía. Pero otras 16 personas están imputadas como presuntos cómplices. Entre ellos, hay cinco alumnos del instituto -todos ellos menores de edad- que indicaron quién era Paty al yihadista, que a cambio de eso les prometió darles unos 350 euros. También otra alumna que inventó un relato falso sobre la clase en que el profesor mostró las caricaturas de Mahoma y eso desembocó en una campaña de odio contra Paty en las redes. En ella participaron el padre de esta estudiante, con varios vídeos con críticas airadas, y un militante islamista.

¿El asesinato de Paty fue una acción de un lobo solitario o tuvo una dimensión más colectiva? Los jueces y la investigación judicial darán la respuesta final sobre la responsabilidad de un atentado petrificado en la memoria de los franceses.