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Carrera hacia el Elíseo

El giro nacionalista de Barnier

El excomisario europeo aspira a convertirse en el candidato de Los Republicanos en las presidenciales francesas de 2022 - Apuesta por derechizar su discurso para imponerse en la votación interna del 4 de diciembre

Michel Barnier.

En política, las piruetas o movimientos de cintura resultan habituales. Los dirigentes dicen una cosa y un tiempo después, todo lo contrario. En Francia, Michel Barnier ha apostado por este típico ejercicio para convertirse en el candidato de Los Republicanos (LR, socios del PP en Francia) en las presidenciales de abril de 2022. Este exministro y excomisario europeo ha guardado en el fondo del armario su traje de tecnócrata de Bruselas y ahora lleva uno de nuevo resplandeciente, pero que le sienta un pelín extraño: el de un partidario de una derecha con tintes nacionalistas y posiciones duras en materia de seguridad e inmigración.

Es la receta de Barnier, de 70 años y exnegociador europeo del Brexit, para ganarse la simpatía de los militantes de LR, que suelen peinar canas y defender ideas muy conservadoras. Los 150.000 inscritos de esta formación heredera de la derecha gaullista -aunque poco queda del legado del general De Gaulle- escogerán a su presidenciable en unas primarias cerradas, entre el 1 y el 4 de diciembre. En esta incierta votación, tres candidatos parten con serias opciones para ser elegidos: el presidente de la región Hauts-de-France (norte), Xavier Bertrand; la de la región parisina, Valérie Pecresse; y el mismo Barnier.

La condición de serio aspirante ya supone un triunfo para este histórico dirigente del conservadurismo galo. Cuando insinuó el invierno pasado su voluntad de presentarse, muchos no daban ni un duro por él. Lo consideraban poco carismático y demasiado eurófilo explica . "Es un candidato inesperado, al tratarse de un dirigente de la vieja guardia que hizo buena parte de su carrera política en Francia durante los años de Jacques Chirac", explica a el analista político Emilien Houard-Vial, profesor en Sciences Po Paris, sobre el experimentado Barnier, que ejerció cuatro veces como ministrodos como comisario europeo y en los últimos años defendió los intereses de la UE en las enrevesadas negociaciones del Brexit.

Un discurso derechizado

Sin embargo, su candidatura ha ganado en relevancia al obtener el apoyo de una parte del aparato de LR, sobre todo del sarkozista Laurent Wauquiez -el exsecretario general que dimitió tras la debacle en las europeas de 2019- y su entorno. También ha seducido a una parte de las bases derechizando su discurso y defendiendo medidas más propias del PiS polaco que de un tecnócrata de Bruselas.

Una de las propuestas estrellas de Barnier es la creación de un "escudo constitucional", que permita que la legislación francesa prime sobre la europea en materia de inmigración. Para ello, quiere reformar la Carta Magna a través de un referéndum. También propone expulsar a los extranjeros condenados a una pena de prisión o endurecer las condiciones del reagrupamiento familiar para las personas migrantes. Incluso defiende suprimir el "derecho al suelo" -la posibilidad de los hijos de extranjeros en Francia de obtener la nacionalidad cuando cumplen 18 años- en Mayotte, una isla francesa del océano Índico con una importante presencia de migrantes.

Estas medidas se encuentran en las antípodas de lo que defendía el mismo Barnier hace escasos años. En 2014, cuando aspiraba a la presidencia de la Comisión Europea, publicó el libro Se reposer ou être libre en que propugnaba un discurso hostil a la xenofobia: "Dejemos de jugar con el miedo, dejemos de lado la histeria colectiva que rodea la cuestión migratoria". Para justificar su actual mutación ideológica, el candidato recuerda que "la situación se ha degradado. (…) Hay un millón más de extranjeros desde entonces" en Francia.

¿Un rival a tener en cuenta por Macron?

"Es evidente el carácter oportunista y circunstancial de estas propuestas", apunta el politólogo Jean Petaux sobre un Barnier que quiere "darse una áurea de soberanista”, y así evitar ser tachado de demasiado europeísta y moderado, como ya le sucedió a Alain Juppé que fracasó en las primarias de LR de 2016. El exministro cuenta como puntales su larga experiencia y el hecho de encarnar a un "hombre de Estado". Unas cualidades nada menospreciables para un partido inmerso en un claro declive nacional -a pesar de ello, conserva una gran implantación local y regional- y en que escasean las figuras potentes.

En cambio, peca por su falta de carisma y una oratoria monótona y aburrida. Así ha quedado patente en los debates televisivos de estas primarias. Tampoco se trata de un dirigente muy conocido por la mayoría de los franceses. Los sondeos otorgan mejores perspectivas a algunos de sus rivales internos, como Bertrand o Pécresse, y “esto puede favorecer una elección más instrumental por parte de los militantes de LR en contra de los intereses de Barnier”, sostiene Houard-Vial, experto en la derecha republicana.Aunque los estudios de opinión le pronostican solo el 9%, algunos observadores le auguran un mayor potencial electoral. Defienden que puede competir directamente con el presidente Emmanuel Macron por los votantes de la derecha moderada. Según Petaux, "su candidatura tiene el mérito de obstruir las hemorragias de Los Republicanos", amenazados desde hace años por una agresiva pinza entre el macronismo y la ultraderecha.

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