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Giro en el país sudamericano

Irina Karamanos: una primera dama feminista e intelectual para Chile

Antropóloga y politóloga, la compañera de Gabriel Boric propone dar un vuelco radical al papel de la esposa de un presidente | El cargo, asegura, debe desempeñarse en función de los tiempos que se viven

Boric e Irina Karamanos besándose durante el cierre de campaña en Santiago de Chile.

"Es como una invasión extranjera, alienígena", dijo, azorada, la todavía primera dama de Chile, Cecilia Morel, cuando comenzó el "reventón", como se conoce el estallido social de noviembre de 2019. Pero los cambios tan temidos por la élite no vinieron del espacio exterior sino de las entrañas de una sociedad que a partir del 11 de marzo será gobernada por un presidente de 36 años, Gabriel Boric. Su compañera, la antropóloga y politóloga Irina Karamanos, ha rechazado cumplir el papel que tradicionalmente desempeñaron las esposas de los mandatarios.

A los 32 años, Karamanos ha llamado a repensar qué representa una primera dama para un Gobierno de izquierdas y en un país donde una Asamblea Constituyente paritaria se propone redactar una Carta Magna con una fuerte impronta de género. "Hay que ver si el rol que cumple está acorde con los tiempos que vivimos, o si la figura puede ser menos caritativa y pasar hacia una que pueda empujar otros temas", dijo. El tiempo corre, y por eso Karamanos, que suele recurrir al lenguaje inclusivo, busca antes de la toma de posesión de Boric redefinir su campo de acción y el espacio que históricamente ocuparon las mujeres en los rituales de Estado. "Es interesante que a través de ese cargo se pueda promover la articulación entre sectores, quizás incidir más en las organizaciones de la sociedad civil".

Las transformaciones políticas y culturales han tenido en el Chile que parió el estallido un fuerte protagonismo de las mujeres. La calle se estremecía cuando el colectivo Las Tesis irrumpió con su performance "Un violador en tu camino", desde entonces una suerte de himno global del feminismo. La lingüista y activista mapuche, Elisa Loncón, asumió el año pasado las riendas de la Constituyente como parte de un impulso de género de larga data y vigorizado a partir de 2019. Irací Hassler es la primera alcaldesa comunista de Santiago de Chile desde 2020. La médica Izkia Siches jugó un papel fundamental en la campaña de Boric, lo mismo que las legisladoras Karol Cariola y Camila Vallejo.

La llegada al Palacio de la Moneda de Karamanos forma parte de esta nueva genealogía. "Soy feminista y milito en un partido político porque tengo la convicción de que el poder se puede redistribuir de manera colectiva y horizontal", suele decir. Y por eso ha hablado de un "rediseño" del lugar simbólico y práctico de la primera dama. Desde su lugar de activista, intelectual crítica y, también, milennial, intentará desempeñar un papel "distinto del espectro conservador, que ve a la mujer como acompañante, bajo una idea heterosexual del vínculo con el presidente".

El giro más impensado

Hija de una familia de inmigrantes griegos y alemanes, formada en la Universidad de Heidelberg, Alemania, Karamanos conoció a Boric en 2016, cuando ambos formaban parte del Movimiento Autonomista surgido de las protestas estudiantiles. Cinco años más tarde, han emprendido un viaje desde los bordes de la política contestataria al centro de las decisiones ejecutivas. Deben hacerlo en un país que preserva su histórica polarización. De hecho, Boric derrotó al ultraderechista José Antonio Kast con el 55% de los votos y a 11 puntos de su rival. La misma distancia por la que el dictador Augusto Pinochet perdió el plebiscito de octubre de 1988 a través del cual intentó perpetuarse.

Buena parte de ese 44% de los chilenos que quiso a Kast como presidente observa con silenciosa perplejidad el país que se asoma a partir de marzo y en el que el nombre de Karamanos promete dejar de ser una nota al pie de las actividades presidenciales. "De camarera a primera dama", la tachó un programa televisivo, Mucho Gusto, en una suerte de anticipo del celo con el que será observada.

Aunque mantiene un perfil bajo, cada palabra de Karamanos parece tener un efecto revulsivo. Una de las peculiaridades de la institucionalidad chilena es que el presidente no cuenta con una residencia oficial. Solo los memoriosos recuerdan que Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958) fue el último jefe de Estado que habitó el Palacio de La Moneda, en el centro de Santiago. Boric ha descartado seguir ese ejemplo y deslizó su preferencia por una casa en las inmediaciones de la sede del Ejecutivo. "Queremos que se cumpla con los protocolos, sin exagerar en ningún sentido las condiciones ni las comodidades de la vivienda", dijo por su parte Karamanos. Y añadió: "Esperamos mantener una circulación lo más normal posible y no trasladarnos a sectores muy acomodados de la ciudad". No quisiera ser vecina de Cecilia Morel, la esposa de Sebastián Piñera.

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