El conflicto entre Rusia y Ucrania ha entrado en una nueva dimensión, después de que este lunes el presidente ruso, Vladímir Putin, reconociera la independencia de las regiones separatistas prorrusas del este de Ucrania -Donetsk y Lugansk-. Además, Putin ordenó el envío de tropas a estos dos territorios "en una misión de mantenimiento de la paz". Este martes, la Duma -la Cámara baja del Parlamento ruso- ha ratificado por unanimidad los tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con las autoproclamadas repúblicas independientes.

Mientras Rusia ha hecho una llamada a otros países para "seguir su ejemplo" y reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, la decisión de Putin ha agravado la tensión con Occidente, que se apresura a decidir los pasos a seguir. Este martes, los países de la Unión Europea explorarán las medidas correctivas a Moscú y el primer ministro británico, Boris Johnson, anunciará las sanciones impuestas. Asimismo, EEUU prohibirá nuevas inversiones, comercio y financiación por ciudadanos estadounidenses en las dos regiones.

Por su parte, el Gobierno de Ucrania sostiene que sigue considerando las regiones de Donetsk y Lugansk parte de su territorio y ha exigido la paralización inmediata del gasoducto Nord Stream 2 -que une Rusia y Alemania- como respuesta a la declaración de Moscú. Tras ello, el canciller alemán, Olaf Scholz, ha anunciado el bloqueo de la certificación del gasoducto.

La decisión de Putin de reconocer la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk no es la primera medida de esta magnitud que toma Rusia y, en los últimos años, el país ha optado por esta vía en otras ocasiones.

Similar a Abjasia y Osetia del Sur

De hecho, el movimiento de Putin recuerda a la situación con Abjasia y Osetia del Sur -regiones separatistas situadas en el norte de Georgia, en la frontera con Rusia-. Tras la desintegración de la URSS, ambas rechazaron integrarse en Georgia y proclamaron su autonomía, que no fue aceptada por el país georgiano. El 8 de agosto de 2008, los militares rusos entraron en Osetia del Sur para proteger su base de soldados de paz desplegada en la capital surosetia de un ataque del Ejército georgiano, que intentó hacerse con el control de la república separatista y recuperar la soberanía. Tras desalojar a las tropas georgianas de Osetia, los rusos tomaron varias ciudades clave en Georgia. Antes, el país georgiano había manifestado su deseo de unirse a la OTAN, situación también similar a la vivida en Ucrania.

El 26 de agosto de 2008, tras vencer la breve pero cruenta contienda, Rusia reconoció la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, lo que provocó que Tiflis rompiera relaciones con Moscú. La independencia fue respaldada también por países como Venezuela, Nicaragua, Nauru y Siria, pero ha sido condenada mayoritariamente por la comunidad internacional. Además, Georgia sigue sin reconocer la independencia de estos territorios -donde tiene el apoyo de EEUU y la UE- y considera que las tropas rusas son fuerzas de ocupación.

El entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev, ha defendido siempre su decisión de enviar tropas a Osetia del Sur en defensa de la población local, que en su mayoría ostentaba ya la ciudadanía rusa. Medvédev, que actualmente ostenta el cargo del vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, insistió el lunes que ese reconocimiento permitió salvar "centenares de miles de vidas" de las personas que viven en esos territorios y aseguró que Moscú sabe cómo hacer frente a las "presiones" de Occidente, en alusión a las posibles sanciones de la comunidad internacional a Rusia.

Anexión de Crimea

Un paso más dio Rusia en el año 2014 con Crimea, un lugar clave, pues Moscú tiene allí su principal base naval en el mar Negro. El 18 de marzo de ese año, Putin, los líderes de la república de Crimea, Serguéi Aksiónov y Vladímir Konstantínov, y el alcalde de Sebastopol, Anatoli Chali, firmaron en el palacio del Kremlin el tratado por el que se anexionaba estos dos últimos territorios a la Federación Rusa.

Crimea fue una conquista de Catalina la Grande en el siglo XIX, ganada al imperio otomano. La península acabó dentro de las fronteras de Ucrania en 1954, después de que el dirigente de la Unión Soviética Nikita Kruschev la regalara cuando todos formaban parte de la URSS. En su discurso tras la anexión de 2014, Putin criticó el "robo a Rusia" y afirmó que el país "no podía abandonar" a los crimeos tras el "golpe de Estado" en Ucrania, en alusión a la revolución de Maidán. Estas protestas condujeron a la caída del Gobierno del presidente electo, Víktor Yanukóvich, que era prorruso, y acabaron con un gobierno ucraniano prooccidental.

Tras la decisión de Putin, la comunidad internacional impuso sanciones contra Rusia y no reconoció la anexión de Crimea, movimientos similares a los que están teniendo lugar en la actualidad.

Débil alto el fuego en Donetsk y Lugansk

En cuanto a Donetsk y Lugansk, situadas en el este de Ucrania, en la región del Donbás, las autoproclamadas repúblicas independientes están bajo el control de milicias separatistas que cuentan con el apoyo político y militar ruso desde el año 2014, cuando estalló la guerra civil. En el año 2015, con los Acuerdos de Minsk -firmados entre Ucrania y Rusia y con la mediación de Francia y Alemania- se alcanzó un débil alto el fuego, aunque la tregua se ha roto varias veces.

De hecho, este martes, las Fuerzas Armadas de Ucrania han acusado a las fuerzas rebeldes que controlan las ciudades de cometer decenas de violaciones del alto el fuego en las últimas 24 horas y han asegurado que dos militares han muerto, mientras que otros 12 han resultado heridos. Por su parte, las autoridades de la autoproclamada República Popular de Donetsk han denunciado la muerte de tres civiles por una explosión causada por "saboteadores ucranianos" en una carretera que conecta Donetsk con Gorlovka.

Con la declaración de independencia de Donetsk y Lugansk por parte de Rusia, los Acuerdos de Minsk han quedado en papel mojado.