Otra jornada sangrienta en Israel en su semana más violenta de los últimos 15 años. Tras dos ataques terroristas reivindicados por Estado Islámico el martes y el domingo, un hombre ha abierto fuego contra los transeúntes de un barrio ultraortodoxo de una ciudad cercana a Tel Aviv y ha matado a cinco personas. Uno de los participantes del ataque, Dia Hamarsheh, de 26 años, ha muerto por los disparos de las fuerzas de seguridad israelí. “Israel se enfrenta a una ola mortal de terrorismo árabe”, ha declarado el primer ministro, Naftali Bennett.

“Lucharemos contra el terror con perseverancia, terquedad y mano de hierro; no nos moverán de aquí, ganaremos", ha añadido. Los acontecimientos de la última semana en Israel recuerda a los días de la segunda intifada hace ya dos décadas, cuando la violencia se instaló en las calles, las plazas y los autobuses israelís. Pero en este caso, la amenaza llega desde dentro. El pasado martes, la ciudad de Beersheba vio morir a cuatro de sus habitantes por un ataque con cuchillo y atropello. Este domingo dos agentes de policía de 19 años murieron por los disparos de dos atacantes. En ambas ocasiones, quienes empuñaban las armas eran ciudadanos israelís que formaban parte de la minoría palestina del país que supone un 20%. Los ataques fueron reivindicados por Estado Islámico.

Con un rifle M-16

Del asalto de este martes se desconocen los motivos. En Bnei Brak, a las afueras de Tel Aviv, un hombre subido a una motocicleta con un rifle M-16 ha empezado a disparar. Cuatro transeúntes han muerto en el acto y una quinta víctima, un agente de policía, ha sucumbido a las heridas en el hospital. Una persona ha sido detenida en la misma escena del atentado y está siendo investigada como sospechosa de ayudar al pistolero. Otro sospechoso ha sido arrestado más tarde.

El atacante es un joven palestino de 27 años, originario de Yabed, al norte de la Cisjordania ocupada. Había cumplido una pena de prisión de seis meses tras una condena por vínculos terroristas y venta ilegal de armas. Además, era un trabajador ilegal de la construcción en ese mismo barrio ultraortodoxo. Es muy común que ante la falta de trabajo en una Cisjordania sumida en la crisis económica, los jóvenes hombres palestinos trabajen en la construcción de los asentamientos ilegales en territorio ocupado o, incluso, al otro lado del muro de separación. 

Bastión ultraortodoxo

La tensión no ha abandonado la escena del crimen donde decenas de judíos ultraortodoxos se han concentrado al grito de “muerte a los árabes” y “venganza”. Sin reivindicar el ataque, los grupos terroristas palestinos han elogiado las acciones ocurridas en Bnei Brak. "La operación de Tel Aviv enfatiza la unidad del pueblo palestino dondequiera que viva”, ha dicho el funcionario de Hamás, Mushir al Masri, a una estación de radio afiliada a la milicia. Ahmad al Mudalil, un alto representante de la Yihad Islámica, ha celebrado el ataque como "el presagio de las operaciones de nuestro pueblo para adentrarse profundamente en la entidad [sionista]".

Por su parte, los medios israelís lamentan el total de 11 víctimas del terror en una semana. Se trata de la cifra más elevada desde el 2006 cuando un atentado suicida contra un autobús mató a 11 israelís en Tel Aviv. El trágico número récord de esta semana suma más muertos que los años 2020 y 2021 juntos. El ministro de Defensa, Benny Gantz, ha anunciado que todas las autoridades del orden "trabajarán utilizando todos los medios para restaurar la seguridad en las calles de Israel y una sensación de seguridad para los ciudadanos".

"Nadie debería tener que soportar semejante angustia", ha tuiteado el embajador de Estados Unidos en Israel, Tom Nides. Durante esta semana, los casi dos millones de palestinos de Israel han rechazado la violencia y han pedido una mayor protección para evitar represalias por parte de la población judía, sobretodo en las localidades de los atacantes. La policía israelí ha reforzado la seguridad en los asentamientos ilegales de colonos judíos en la Cisjordania ocupada.

Tras los dos primeros ataques, los servicios de seguridad han realizado esta semana una ola de detenciones a sospechosos de tener lazos con el grupo Estado Islámicos. Además, una treintena de viviendas de al menos 12 ciudadanos palestinos de Israel fueron registradas en la zona donde vivían los atacantes. La ciudad donde ha ocurrido este tercer ataque es un conocido bastión ultraortodoxo. Bnei Brak, al sur de Tel Aviv, es la localidad más densamente habitada de Israel y una de las más pobres del país. Esta urbe al sur de Tel Aviv se considera uno de los principales centros religiosas del mundo judío por las yeshivot, las escuelas talmúdicas, de alto nivel que allí se encuentran.