Estados Unidos ha acusado al activista español Alejandro Cao de Benós de haber ayudado al régimen de Corea del Norte a sortear las sanciones económicas internacionales mediante el uso de criptomonedas.

La Fiscalía Federal ha anunciado este lunes que presenta cargos contra Cao de Benós y contra el ciudadano británico Christopher Emms. Ambos habrían asistido a la Conferencia de Blockchain y Criptomonedas de Piongyang, donde habrían proporcionado información a los asistentes sobre como esquivar esas sanciones. La tecnología Blockchain permite crear una red descentralizada y privada que, a su vez, dificulta el rastreo de las autoridades.

Originario de Tarragona, el controvertido Cao de Benós es conocido por defender, al menos desde 1990, los intereses del régimen que ahora controla con mano de hierro el dictador Kim Jong-un. Descendente de la aristocracia española vinculada a la extrema derecha militar, Cao de Benós fue soldado antes de convertirse en el primer representante occidental de Corea del Norte. El documental 'El Infiltrado' (Mads Brügger, 2020), vinculó a este ciudadano español con un supuesto entramado internacional de tráfico de armas y de drogas.

Ciberestafas para financiar al régimen

La presentación de esos cargos llega después que el pasado 12 de abril el investigador estadounidense Virgil Griffith, especialista en criptografía, fuese condenado a cinco años y tres meses de cárcel por violar la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional al viajar a la capital norcoreana para prestar sus servicios aún sin contar con el permiso del Departamento de Estado. "La característica más importante de las cadenas de bloques es que son abiertas. Y Corea del Norte no puede mantenerse al margen, digan lo que digan los EEUU o la ONU", señaló entonces.

Recientemente, Washington acusó al grupo norcoreano de ciberdelincuentes Lazarus de estar detrás del ataque al proyecto critpo Axie Infinity's Ronin Bridge con el que se robaron unos 600 millones de dólares en criptomonedas, siendo el mayor hurto de este tipo producido hasta la fecha. No es algo casual. La ONU ha acusado a Pionyang de recurrir a este tipo de estafas e incursiones informáticas para hacerse con dinero que después sirve para financiar el programa nuclear y balístico de Corea del Norte.