Cerca de mil personas han muerto este miércoles en Afganistán por un terremoto de 6,1 en la escala de Richter ocurrido en la frontera con Pakistán, el país vecino al sureste. El seísmo ha afectado sobre todo a una zona rural, remota pobre, con casas construidas con materiales baratos por sus propios inquilinos. El número de heridos se sitúa cerca de los 1.500, y se espera también que la cifra de fallecidos aumente durante las próximas jornadas. 

“Es probable que la cifra aumente, ya que algunos de los pueblos en el epicentro están en zonas alejadas, arriba de las montañas, y cuesta tiempo recoger detalles de la situación", ha dicho el ministro de Interior del Gobierno talibán de Afganistán, Salahuddin Ayubi.

El seísmo, que según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) ha tenido su epicentro a unos 44 kilómetros de la ciudad de Khost, se ha podido notar en todo Afganistán, Pakistán, y parte de la India. Por el momento, no hay noticias de víctimas mortales en los demás países afectados, aunque sí se han detectado desperfectos materiales en Pakistán.

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El terremoto de Afganistán, en imágenes REUTERS

Llamamiento de ayuda

“Pedimos a todas las agencias de ayuda humanitaria que manden sus equipos inmediatamente a la zona afectada para evitar que la catástrofe empeore”, ha pedido uno de los portavoces talibán, Bilal Karimi. Desde agosto de 2021, con la toma de Kabul por el grupo extremista, la capital del país, Afganistán vive aislada del mundo, sumida en una crisis de alimentos descontrolada y con un Gobierno que ha visto cómo el dinero del tesoro afgano desaparecía de sus manos. 

Asia Central -y Afganistán en particular- es una región asentada entre varias fallas tectónicas, que van a encontrarse en lo alto de las montañas afganas. En la zona, los terremotos son constantes: según Naciones Unidas, más de 7.000 personas en los últimos diez años han muerto en Afganistán a causa de los constantes seísmos; una media, según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, de 560 muertes al año. 

Esta vez, sin embargo, es distinta. El de la madrugada de este miércoles ha sido el terremoto más mortífero en el país centroasiático desde el ya lejano 2002, poco después de que Estados Unidos, tras el atentado contra las torres gemelas de Nueva York, depusiese el anterior gobierno talibán de Afganistán. En ese seísmo también murieron cerca de 1.000 personas.

La gran diferencia radica en que entonces, con el nuevo gobierno puesto en Kabul por la Coalición Internacional, los millones y la ayuda humanitaria llegaban a Afganistán. Ahora, con el segundo gobierno talibán, el país vive aislado del mundo, sancionado y apartado por la comunidad internacional y, por ende, en crisis permanente.

Cavan cientos de fosas para enterrar a sus muertos en Afganistán

Cavan cientos de fosas para enterrar a sus muertos en Afganistán Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

“Los heridos y supervivientes están siendo llevados a Gardez y Kabul para que sean tratados”, ha afirmado el director de la oficina de Información de la región de Paktika, la más afectada por el terremoto y la que cuenta con más víctimas mortales. 

Medidas talibanas

Durante la jornada de este miércoles, las tareas de rescate en la región han continuado, sobre todo usando algunos de los pocos helicópteros de pasajeros de los que dispone el país. La dificultad del terreno —y los desprendimientos de tierra a causa del seísmo— han cortado el acceso a muchos pueblos afectados, según explica la prensa afgana, que asegura que han sido estos desprendimientos los que han causado una gran parte de las muertes.

“El gobierno pagará 100.000 afganis a las familias de aquellos que hayan muerto, y 50.000 a los heridos. Queremos aliviar el problema”, ha destacado en una rueda de prensa el viceministro de Emergencias talibán, Mawlawi Sharafudin Muslim. 100.000 Afganis, la moneda local, equivalen a unos 1.000 euros.

“Cuando un evento de este tipo ocurre, es muy difícil para un país solo hacer frente a esta situación”, ha continuado Muslim. 

Algunas organizaciones, como la ONU y la UE han contestado, aunque tímidamente. “La Unión Europea está observando la situación, y está lista para coordinar y proveer con asistencia de emergencia a las gentes y comunidades afectadas”, ha tuiteado este miércoles el enviado especial de la UE para Afganistán, Tomas Niklasson.

En Kabul, el Gobierno afgano ha convocado una reunión de emergencia, tras la cual la oficina del líder supremo talibán, Haibatulá Ajundzada, ha emitido un comunicado de condolencia.

“El Emirato Islámico de Afganistán extiende sus condolencias a las familias de las víctimas, sus allegados y a toda la gente de Afganistán por este evento trágico, y reza a Dios Todopoderoso por su paciencia con los mártires (los muertos) y por una mejora rápida de los heridos. Le pido a Dios Todopoderoso que proteja a nuestra pobre nación de otras pruebas y tribulaciones. Amén”, reza el comunicado de Ajundzada, el líder talibán y quien en la actualidad es la máxima autoridad, tanto religiosa como política, del país.

Este terremoto no ha sido, sin embargo, el único desastre natural que ha afectado al país centroasiático. Este martes el Gobierno talibán reconoció la muerte de 10 afganos en varias provincias del país por inundaciones, que también han causado la muerte de 1.000 animales de ganado y la destrucción de 700 hectáreas de tierra agrícola.