Eran las cinco de la tarde en Moscú. Esa era la hora en la que estaba prevista una manifestación en el corazón de la capital rusa. Un grandísimo dispositivo policial aguardaba para frenar cualquier intento de protesta. La carretera estaba cortada y numerosos pelotones de agentes de seguridad patrullaban los alrededores, con diversos furgones policiales esperando llevarse a quién fuera necesario. Apenas unas pocas decenas de personas pasaron por la zona. Los OMON, los antidisturbios rusos, se llevaron a todos ellos en los furgones policiales. 

Algunos de ellos incluso aseguraron, mientras se los llevaban, que no sabían lo que estaba pasando y solo pasaban por allí. Algunas personas incluso se acercaron a preguntar a los periodistas allí presentes para saber qué estaba pasando en el Boulevard de Chystie Prudy. Una de las pocas personas que se atrevió a alzar la voz antes de ser arrestada, una joven, pudo gritar un par de veces "no somos carne de cañón" antes de ser arrestada por un numeroso grupo de antidisturbios

Natalya, una chica en silla de ruedas a la que le faltaba una pierna, fue la única que llevó una pancarta, en la que ponía "¿queréis estar como yo?". La policía la rodeó, aunque finalmente se limitó a quitarle la pancarta delante de todos los periodistas presentes. Admitió a este diario "tener miedo a ser detenida". "Pero era necesario hacer esto (protestar)" añadió. 

Solo el mero hecho de acercarse a la zona ya transmitía la sensación de que algo pasaba. En el mismo andén del metro había policías pidiendo el pasaporte a los hombres que llegaban, para mirar si estaban registrados en la lista de reservistas. Justo a la salida del metro, más agentes pedían el pasaporte a todos los varones que salían.

"Votaciones" en el Donbass

Mientras tanto en las regiones ocupadas del este y sur de Ucrania siguen celebrándose la suerte de votaciones que durarán hasta el 27 de septiembre. A través de ellas el Kremlin quiere legitimar su anexión de territorios ucranianos.

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Civiles ucranianos residentes en estas regiones han denunciado que las fuerzas de seguridad les obligan a votar e incluso les vienen a buscar a sus domicilios para que no eludan su responsabilidad. Los funcionarios que recolectan votos en casa van acompañados de soldados rusos.

El presidente estadounidense Joe Biden sobre estos referéndums afirmó que “son una farsa, un falso pretexto para tratar de anexionar partes de Ucrania por la fuerza en flagrante violación del derecho internacional”. Incluso desde Pekín ha habido críticas -más indirectas que las americanas-. El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, en la Asamblea General de la ONU el pasado viernes, que "se debe respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los países".