"La lucha continua hasta la victoria final", dijo Luiz Inacio Lula da Silva en la noche paulista. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) obtuvo el 48,34% de los votos, contra 43,27% de Jair Bolsonaro. Cinco puntos de ventaja: toda una hazaña política para un hombre que pasó de estar 585 días en prisión a salir otra vez al ruedo electoral para evitar la continuidad de la ultraderecha. Sin embargo, esa diferencia no alcanzó para consumar el milagro de un triunfo petista en primera vuelta. "Mañana comenzamos la campaña. Vamos a tener que convencer a la sociedad que no nos votó", señaló Lula sobre el segundo turno del 30 de octubre. Debería obtener un inmediato apoyo de Simone Tebet y Ciro Gomes, los candidatos que consiguieron el 4,17% y 3,1%, respectivamente, si quiere garantizarse su retorno a la presidencia. Ambos expresaron su perplejidad por la magnitud del apoyo que tuvo el capitán retirado en las urnas. Pero evitaron darle un inmediato apoyo a su rival.

"Iba a tener una pequeña luna de miel de tres días pero tendrá que esperar", dijo Lula a sus seguidores en San Pablo y lanzó una mirada cómplice a su esposa, Rosangela "Janja" da Silva, uno de los blancos de la campaña de Bolsonaro. El exmandatario pidió a su contendiente lo imposible: "un debate programático y no sobre la base de las mentiras". La historia volvió a repetirse con Lula: nunca ganó una elección presidencial en el primer turno. "Tenemos una segunda chance que nos ha dado el pueblo. Vamos a mostrar lo que haremos para gobernar. El día 30 está muy cerca".

La satisfacción del presidente

El propio bolsonarismo se ha sorprendido por el resultado. Las encuestas le asignaban al capitán retirado un 36% de las adhesiones. "Crecimos bastante, tenemos confianza total", dijo Bolsonaro y criticó a las consultoras "mentirosas" que le asignaban una derrota segura. "Las encuestas intentaron desmoralizar a la población". El capitán retirado advirtió a su vez sobre los peligros que enfrentaría Brasil si no es reelecto. "Hay cambios que pueden ser para peor, como en Argentina, Chile, Colombia y Venezuela. En todos esos países empeoró la economía". De cara al ballotage, el mandatario dijo que el Gobierno y su partido, el PL, tratarán de llegar a los brasileños que le han dado la espalda, en especial en los estados del nordeste y Minas Gerais. También adelantó que buscará forjar "buenas alianzas" con sectores del centro político. "Me preocupa que Brasil pierda sus libertades", expresó por último, y dejó entrever cuál será uno de los ejes de su campaña: el fantasma del comunismo encargado por el moderado Lula y la defensa de la familia. "Son cuestiones muy delicadas".

Razones de la remontada

Bolsonaro se impuso con comodidad en el sur y superó sus expectativas en el sudeste, donde se encuentran los estados de San Pablo y Río de Janeiro. El apoyo del electorado evangélico y del agronegocio no terminaban de explicar a los analistas la magnitud de votos que cosechados. Tampoco el alcance de la ayuda económica que el Estado destinó a los brasileños más pobres. Gomes, con un pasado en la centroizquierda y una intención de voto de casi el 7%, atacó sin pausa a Lula durante la campaña: finalmente, parte de sus seguidores prefirieron a un conservador auténtico y optaron por el capitán retirado.

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La primera vuelta de las elecciones en Brasil, en imágenes EFE

"El resentimiento ganó a la esperanza, al menos en la primera ronda. El profundo antipetismo de una parte de la sociedad postergó el tan esperado día. La segunda ronda prolonga la agonía de quienes están ansiosos por quitarse este yugo de la espalda, este peso de los hombros, esta pesadilla del sueño. Al mismo tiempo, anima a la parte conservadora de los brasileños a doblar su apuesta", sostuvo Angela Alonso, columnista de Folha de San Pablo. "Sea cual sea el resultado, este improbable presidente ya ha entrado en la historia nacional y su obra no saldrá fácilmente de la vida y la vista de los brasileños. Bolsonaro será recordado por las peores razones. Su figura de anti estatista ineficaz y sin alma, el perfecto inverso del buen gobernante, perseguirá a las generaciones futuras, que se preguntarán cómo fue posible, cómo esta sociedad permitió que un descalificado en todos los órdenes la comandara".

El nuevo Congreso

Bolsonaro ha mostrado una musculatura que pone en alerta al PT y sus aliados. La oleada de la ultraderecha lleva al Congreso a Sergio Moro, el exjuez que condenó a prisión a Lula, fue luego ministro de Seguridad del actual Gobierno para romper más tarde con el capitán retirado. Deltan Dallagnol, el exfiscal de aquel juicio, anulado por el Tribunal Supremo, fue a su vez elegido como diputado federal. También entrarán al Parlamento la pastora evangélica Damares Alves, quien se desempeñó como ministra de la Mujer y, al asumir, consideró que el color de las mujeres era el rosa y el de los hombres el azul. Alves ha recibido el entusiasta respaldo de la Primera Dama, Michelle Bolsonaro. Tereza Cristina Correa, ex titular de Agricultura y representante del agronegocio, ganó una banca en el Senado por Matto Grosso del Sur, uno de los estados más aquejados por la deforestación. El actual vicepresidente y general retirado, Hamilton Mourão, continuará su vida política a partir del 1 de enero próximo en la legislatura como parte de una de las formaciones de derecha. El exgeneral Eduardo Pazuello, considerado uno de los responsables del desastre sanitario durante la pandemia que mató a más de 686.000 hombres y mujeres es otro de los bolsonaristas de pura cepa premiado en las urnas con un escaño. El conservadurismo tendrá en el Congreso la fuerza suficiente como para frenar cambios profundos ante un eventual traspié el 30 de octubre.

Lo que sigue

Como era de esperar, y al mejor estilo de su modelo político, Donald Trump, cuyo respaldo recibió desde las redes sociales, Bolsonaro puso en tela de juicio la probidad del sistema electoral. "Las urnas electrónicas representaron la voluntad popular", le respondió Alexandre de Moraes, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), en la noche del domingo, rodeado de jueces del Tribunal Supremo y parte de la comunidad diplomática. La contienda, añadió, se realizó en paz. La gran pregunta sin respuesta a la vista es si el capitán retirado volverá a agitar el fantasma del fraude como lo hizo en el primer turno. Lo que ya se sabe que es que pondrá a jugar a su favor todos los recursos del Estado y que la ultraderecha no cesará en hacer proliferar fake news.