Un día, dos estados, tres presidentes, cuatro mítines. La agenda de actos de campaña este sábado de Joe Biden, Barack Obama y Bill Clinton ha sido la mejor muestra del esfuerzo demócrata en la recta final hacia las elecciones legislativas que Estados Unidos celebra este martes de desplegar la artillería política pesada en un último esfuerzo de movilizar a los votantes y, quizá, arañar algún voto indeciso. Y en ese empeño ninguna figura se considera más vital y útil para la formación que el expresidente Obama, en el que se depositan esperanzas para tratar de contener lo que, según avanzan las encuestas, podría ser una ola republicana que se extienda más allá del anticipado control de la Cámara Baja.

La apuesta por Obama es, en muchos modos, natural. Como han explicado estrategas, el expresidente, de 61 años, no ha abusado del primer plano que podría haber ocupado tras abandonar la Casa Blanca. Mantiene su poder de oratoria. Y aunque se estima que su voz ha perdido algo de peso entre los jóvenes y la coalición racial que le aupó hasta la presidencia, resulta atractiva para muchos votantes de mediana edad menos preocupados por sus acciones y decisiones políticas mientras ocupó el cargo. Ha prestado su voz y su imagen para anuncios de 25 candidatos.

El expresidente ha logrado además con el mensaje en sus mítines superar lo que muchos demócratas consideran que ha sido un fallo de estrategia del partido. Obama ha estado dando efectivos golpes de respuesta a ataques conservadores en cuestiones como inflación o crimen. Y lo ha hecho sin abandonar mensajes sobre el aborto o sobre la amenaza que los extremistas republicanos están planteando a la integridad del sistema democrático, una de las cuestiones en las que está volcando su trabajo. Recientemente Obama ha estado manteniendo en privado reuniones con líderes progresistas como el presidente chileno Gabriel Boric y está organizando para finales de noviembre una cumbre en Nueva York con otras figuras emergentes de la política y activistas para hablar de amenazas a la democracia.

Más popular que Biden

Obama sigue disfrutando de una popularidad superior a la que tiene ahora quien fue su vicepresidente. Y mientras los bajos índices de aprobación de Biden explican en parte que hasta este sábado el presidente se haya mantenido alejado de actos de campaña en estados disputados que serán decisivos el martes como Arizona, Georgia, Nevada, Michigan y Wisconsin, Obama los ha visitado todos.

Solo este sábado los dos habían planeado una aparición conjunta en Pensilvania para apoyar tanto al candidato a gobernador, Josh Shapiro, favorito en las encuestas, como al aspirante a senador, John Fetterman, en una pelea mucho más reñida y con el que Obama también tenía otro acto por la mañana. Y ese único encuentro de Obama y Biden, así como la presencia de Donald Trump en el estado para apoyar al rival de Fetterman, Mehmet Oz, demuestra la trascendencia de la lucha por ese escaño para el control de la Cámara Alta, el único en juego en un estado que Biden ganó en el 2020 y donde se retira un senador republicano.

Otras figuras

Obama es el peso pesado pero no el único que los demócratas están lanzando para impulsar este esfuerzo final. Dos días después de que lo hicieran Hillary Clinton y la vicepresidenta Kamala Harris, este sábado llegaba a Nueva York Bill Clinton para respaldar a la gobernadora Kathy Hochul, cuya carrera en el progresista estado frente al republicano Lee Zeldin se ha puesto mucho más cuesta arriba de lo que se esperaba.

Bernie Sanders, aún una fuerza fundamental para movilizar a progresistas y a votantes de clase trabajadora, ha estado a sus 81 años haciendo un tour de casi 20 mítines en ocho estados que se cierra este domingo también en Pensilvania. Además hay actos de campaña de la primera dama, Jill Biden, y de figuras como la senadora Elizabeth Warren. Y la carrera de Fetterman logró un impulso que llegó desde fuera de la política cuando recibió el respaldo de la influyente Oprah Winfrey, la mujer que precisamente lanzó a la fama televisiva al doctor Oz.

Intereses personales de Trump

Para Trump los actos de esta recta final de campaña tienen un fuerte componente personalista. Salvo por la visita este sábado a Pensilvania, el exmandatario también ha evitado como Biden hacer apariciones junto a candidatos en estados clave y disputados. Y su penúltima aparición pública antes de una el lunes en Ohio será el domingo con el senador Marco Rubio, que lleva una cómoda ventaja sobre su rival demócrata en Florida. Es un estado que ha ido alejándose de su condición de bisagra y se inclina cada vez más del lado republicano. Pero es también el estado donde está quien podría presentar la mayor competición para Trump en una potencial lucha por la candidatura presidencial republicana de 2024: el gobernador Ron DeSantis, que ofrecerá un mitin enfrentado al del expresidente.