Crisis climática

¿Necesita realmente Alemania ampliar la extracción de carbón para garantizar su seguridad energética?

El reciente desalojo de la localidad de Lützerath, ocupada por activistas, abre el debate sobre la estrategia climática de Berlín

La policía alemana se lleva en volandas a Greta Thunberg de Luetzerath.

La policía alemana se lleva en volandas a Greta Thunberg de Luetzerath. / Reuters

Andreu Jerez

El reciente desalojo del pueblo de Lützerath supuso un antes y un después en la percepción de la política climática del actual Gobierno alemán, y también un cisma entre el movimiento ecologista y el partido de Los Verdes. La pequeña localidad, situada a los bordes de la mina de carbón a cielo abierto de Garzweiler II y abandonada hace años por sus habitantes originales, se ha convertido en un símbolo del activismo climático.

El consorcio energético RWE compró los terrenos, indemnizó a los habitantes y pidió a las autoridades el desalojo de la localidad para poder ampliar la extracción de lignito, un tipo de carbón. La operación policial dejó imágenes ya icónicas que dieron la vuelta al mundo, con encontronazos entre policía y manifestantes, la detención de la activista sueca Greta Thunberg y una llamada de los activistas a la resistencia. “No nos encontramos ante una crisis energética, sino ante una crisis climática”, dijo a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, poco antes del desalojo Ronni Zepplin, portavoz del movimiento Lützerath lebt (Lützerath vive) y activista que llevaba dos años ocupando la población. 

“Símbolo equivocado”

El ministro de Economía y Protección Climática, el verde Robert Habeck, ve las cosas diferente. El copresidente de Los Verdes cree que Lützerath es un “símbolo equivocado” del movimiento ecologista y defiende el acuerdo alcanzado con la empresa RWE. “Ponemos fin a la generación de electricidad a partir del lignito en Alemania occidental en 2030, ocho años antes de lo previsto. Reducimos a la mitad la cantidad de minas de lignito permitidas. Estamos salvando cinco localidades y tres granjas. Estamos creando seguridad de planificación para que la gente invierta en centrales de hidrógeno. La solución solo podía encontrarse de esta forma. Era necesario en términos de política energética y acertado en términos de política climática”, dijo Habeck en una reciente entrevista con el diario berlinés 'Die Tageszeitung'.

RWE podrá, por tanto, explotar menos tiempo de lo previsto el carbón de la mina de Garzweiler, pero a cambio puede ampliar la extensión de los terrenos explotados. El trasfondo del acuerdo defendido por el Gobierno regional de Renania del Norte-Westefalia y apadrinado por el Gobierno federal –Los Verdes forman parte de ambos ejecutivos– es el miedo a no poder garantizar el suministro energético tanto para hogares como para industria tras el cierre definitivo del suministro del gas ruso, durante décadas la principal fuente de energía de Alemania.

El trasfondo del acuerdo es el miedo a no garantizar la seguridad energética tras el cierre del suministro del gas ruso, la principal fuente de energía de Alemania

Versiones contradictorias

El argumento de la seguridad energética de Habeck choca, sin embargo, con una parte del mundo científico, que ofrece otra versión. “Para un suministro suficiente de carbón en los próximos años –y para amortiguar la llamada crisis del gas– no se necesita el carbón de Lützerath. Por lo tanto, la destrucción del pueblo no es necesaria desde el punto de vista energético, sino que se hace principalmente para aumentar los beneficios de RWE. La extracción de carbón bajo Lützerath significa que estamos rompiendo el límite de 1,5 grados y violando la ley de protección del clima”, escriben en un estudio los académicos Pao-Yu Oei y Cahtarina Rieve, integrantes del grupo de estudio transnacional Coal Transitions, fundado por investigadores de 15 países y al que también pertenece el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.

“RWE responde a los intereses de sus accionistas y no al bien común”, asegura a EL PERIÓDICO el profesor Pao-Yu, doctor en Economía de la Universidad de Flensburg, especializado en la transición energética y coautor del informe. “El acuerdo al que se ha llegado con RWE es la opción más favorable para la empresa; es decir, RWE puede explotar el lignito que está debajo de Lützerath para quemarlo y producir electricidad que después venderá. Nuestro estudio demuestra que se podría haber prescindido de ese carbón, haberlo extraído de otro lugar en menor cantidad y también quemar menos carbón. Pero eso habría sido más caro para la empresa. El acuerdo es comprensible desde la perspectiva de la compañía, porque su objetivo no es proteger el clima. Esa es labor de la política”, argumenta Pao-Yu.

La quema de lignito se usa en Alemania para producir electricidad; sus emisiones dificultarán aún más la aportación alemana para alcanzar el objetivo global de no superar los 1,5ºC

La quema de lignito se utiliza en Alemania casi exclusivamente para producir electricidad. Sus emisiones suponen un alto impacto climático que dificultará aún más la aportación alemana para alcanzar el objetivo global establecido por el Acuerdo de París de no rebasar la temperatura los 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales. RWE cerró 2022 con unos resultados mucho mejores de los previstos a comienzos del pasado año: el consorcio declaró unos beneficios brutos de más de 6.000 millones de euros. Ello supone un aumento del 70% respecto a 2021.

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