China busca la paz, Rusia persigue la foto en la reunión Xi-Putin en Moscú

Xi Jinping trata de consolidar su postura como mediador en el conflicto ucraniano durante su reunión con Vladímir Putin en la capital rusa

Xi Jinping y Valdimir Putin durante su encuentro.

Xi Jinping y Valdimir Putin durante su encuentro. / EFE

Adrián Foncillas

La cumbre en Moscú entre Xi Jinping y Vladímir Putin concluirá mañana con un vibrante comunicado conjunto de amistad eterna, colaboración estrecha y otras banalidades que devolverán los ecos de una amenazante alianza al mundo libre. La geopolítica suele ser más compleja. Xi y Putin no comparten los objetivos. El primero busca subrayar su rol como catalizador de la paz global con el final de una guerra que, entre otras calamidades, arruina su sintonía con Bruselas. El segundo pretende compañía en la foto mientras sus tropas consolidan sus pretensiones en el campo de batalla. 

Una cuarentena de veces se han reunido en la última década pero esta no es una visita cualquiera. Es la primera salida de Xi desde que fuera investido presidente de nuevo, la primera vez que pisa Moscú desde que empezara la guerra de Ucrania y será el primer mandatario que recibe Putin tras ser acusado de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional. La prensa china ha presentado la cumbre como una misión de paz, una oportunidad para la amistad y la estabilidad global. Ha aclarado Xi en un artículo publicado en la prensa oficial rusa sobre Ucrania que no hay soluciones fáciles para conflictos complejos y defendido su postura “objetiva e imparcial”. Ha agradecido Putin en un artículo publicado en la prensa china la actitud “equilibrada” de Xi y deseado que la visita de su “viejo y buen amigo” apriete aún más los nudos bilaterales.

Importan los silencios y matices de ese intercambio epistolar. Putin alude a la cooperación “sin límites ni zonas prohibidas”. La fórmula fue acuñada en su visita a Pekín durante los Juegos Olímpicos de Invierno y, cuando los tanques rusos entraron en Ucrania días después, fue globalmente interpretada como la promesa china al auxilio militar de Moscú. No le ha traído escasos problemas a PekínWashington la ha repetido hasta la saciedad como prueba de su falta de neutralidad. No es raro que faltara en el artículo de Xi. Sí repitió el presidente chino su compromiso a la no alianzano confrontación y no ataques a un tercer país. Lo sustancial es lo primero: China ha insistido en que no es aliada de Rusia, lo que implicaría un compromiso recíproco de defensa militar, sino un socio estratégico.

Plan de paz chino

Xi acaba de estrenar su mandato y su posición es sólida en el partido y el país. Al segundo, en cambio, una derrota en Ucrania le podría costar la silla y algo más si atendemos a las acusaciones de la Corte Penal Internacional. Esas perspectivas no son ajenas a las negociaciones de paz. Putin ha prometido que estudiará los doce puntos del plan que presentó China el mes pasado. Es, por ahora, una cortesía con su invitado. El plan chino no es novedoso ni audaz ni detallado, apenas un compendio de obviedades. Su primer punto, que exige el respeto a la soberanía de todos los países, podría interpretarse con generosidad como la exigencia de salida de las tropas rusas. Pide también un alto el fuego aunque no concreta ningún calendario ni condición previa.

Pero el plan chino es, con todas sus carencias, la mayor y probablemente única vía para una solución negociada. Llega de un país con peso y excelentes relaciones con Moscú y Kiev y llega, también, después de que Pekín apadrinara el acuerdo de Irán y Arabia Saudí para recuperar sus relaciones diplomáticas. A Estados Unidos se le intuye la digestión pesada del éxito chino en una zona, Oriente Próximo, bajo su tradicional influencia. Tampoco la mediación china en Ucrania parece entusiasmarle. La Casa Blanca ha pedido al mundo que no deje engañarse y que sea rechazado el alto el fuego propuesto por Pekín porque ratificaría las conquistas de Moscú y sólo daría tiempo a sus tropas para rearmarse antes de retomar los ataques. Estados Unidos ya despreció el plan de paz chino por el que Kiev y Moscú han mostrado cierto interés y le ha negado a Pekín su capacidad mediadora anunciando una y otra vez un inminente envío de armas a Rusia que no ha llegado aún. 

De lo menos insensato que se le ha escuchado a Washington es la petición a Xi de que hable con Zelenski. La neutralidad que Pekín reclama tiene ahí su flanco débil: Xi y Putin se han reunido en cuatro ocasiones desde el inicio de la guerra, ayer departieron durante cinco horas y degustaron una cena con seis platos. Los ministros de Exteriores chino y ucraniano han hablado en varias ocasiones, la última vez la semana pasada, pero Xi no ha concedido aún audiencia a Zelenski a pesar de su predisposición. Informaciones periodísticas aseguran que Xi le llamará tras regresar de Moscú. No será creíble su mediación sin una razonable equidistancia que eleve las vacuas generalidades de su plan de paz a una hoja de ruta.

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