Caso judicial

Australia libera a la mujer acusada de matar a sus cuatro hijos tras 20 años en prisión

Una investigación liderada por la científica española Carola García de Vinuesa ha sido clave para apuntar que se trató de muertes naturales

Las autoridades australianas reabren el caso de Folbigg.

Las autoridades australianas reabren el caso de Folbigg. / EFE

Armando Huerta

Punto y final al via crucis sufrido durante dos décadas por Kathleen Folbigg, la australiana encarcelada en 2003 por el asesinato de sus cuatro hijos. El fiscal general de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, ha ordenado hoy su indulto y puesta en libertad tras reconocer, en rueda de prensa, que las pruebas científicas aportadas por el estudio genético encabezado por la española Carola García de Vinuesa arrojan “dudas razonables” sobre su culpabilidad.

La científica ha asegurado, en declaraciones a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, que siente una alegría enorme por Kathleen Folbigg” y que la revisión de su caso representa “el triunfo de la ciencia, que ha corregido una injusticia que puede haber sido la más grande en la historia de Australia".

El fiscal general de Nueva Gales del Sur ha insistido que “todos tenemos que ponernos en el lugar de Folbigg y dejarle ahora el espacio que necesita para continuar con su vida; no acosarla o perseguirla de ninguna manera. Ha sido un calvario de 20 años para ella. Le deseamos lo mejor para el resto de su vida”, ha asegurado Daley.

Kathleen Folbigg, que siempre ha defendido su inocencia, fue condenada a treinta años por el asesinato de sus cuatro hijos, de entre 19 días y 18 meses de vida, entre 1989 y 1999, y fue durante años demonizada por la opinión pública australiana.

El pasado 26 de abril, Sophie Callan, uno de los tres abogados que han trabajado en la segunda investigación independiente del caso, declaró en audiencia pública que existían “nuevas pruebas” que conducían a “una duda razonable sobre la culpabilidad de Folbigg”.

Callan explicó entonces que la mutación genética que Kathleen Folbigg compartió con sus dos hijas constituye una explicación razonable de la muerte ambas y arroja, por tanto, una duda evidente sobre la condena impuesta por asesinato. La abogada argumentó en la misma dirección respecto a las convulsiones y la epilepsia que sufrían sus otros dos hijos.

La revisión del caso fue posible después de que una investigación científica apuntara a una posible mutación genética como causante de las graves arritmias que acabaron con la vida de los cuatro hijos de Kathleen Folbigg.

Carola García de Vinuesa

En 2018 el abogado Dave Wallace contactó con la inmunóloga española Carola García de Vinuesa para explorar si podía haber una causa genética. Fue entonces cuando, bajo su dirección, un grupo de especialistas inició una investigación científica que permitió descubrir una mutación genética decisiva y concluyó que probablemente no hubo crímenes sino muertes naturales y, por tanto, que Kathleen Folbigg podía ser inocente.

Ese estudio, apoyado por científicos de todo el mundo, incluidos tres premios Nobel, sostiene que es una mutación genética la que explica la muerte súbita de los bebés y que las evidencias apuntan a que, con un 90-99% de probabilidad, fallecieron de muerte súbita por una arritmia cardiaca aguda causada por la mutación en el gen CALM2.

Unos 150 científicos expertos firmaron en marzo de 2021 un documento en el que solicitaban a la gobernadora de Nueva Gales del Sur el perdón y la inmediata liberación de esta mujer de 55 años por considerar que existen evidencias sólidas que demuestran su inocencia.

La primera revisión judicial, que tuvo lugar en 2018, no prosperó, pero los familiares y amigos de Kathleen Folbigg confiaban esta vez en un desenlace favorable al existir nuevos y reveladores informes científicos y al haber tenido la Academia de la Ciencia de Australia representación legal en todo el proceso para recomendar expertos y valorar el alcance de la evidencia médica.

Una familia marcada por la tragedia

En 1989 se casó con Craig Folbigg, con quien tuvo un primer hijo, Caleb, que nació aquejado de una enfermedad en la laringe y murió a los 19 días mientras dormía.

Su segundo hijo, Patrick, sufrió con cuatro meses de vida un ALTE (episodio agudo potencialmente letal) y murió con ocho meses de un ataque epiléptico.

En 1992 nació Sarah, un bebé sano que a los diez meses desarrolló una infección respiratoria acompañada de fiebres. Murió mientras dormía de muerte súbita del lactante, según el certificado médico.

Y, más tarde, se les murió Laura, su cuarta hija. Aparentemente saludable, falleció con 18 meses de vida. Días antes de su muerte había tenido fiebre y sufrió, según la autopsia, una miocarditis.

Tras encajar tanta desgracia, el matrimonio se separa. Un día Craig, que siempre había defendido la inocencia de su mujer, descubre, en un diario personal de Kathleen, que había escrito que su hija Sarah se había marchado “con un poco de ayuda”. Lo denunció ante la policía.

En 2021 los abogados de Kathleen Folbigg encargaron a un grupo de expertos en psiquiatría, psicología forense y lingüística que analizaran los diarios de Kathleen. Concluyeron que no podía deducirse de sus palabras una prueba inculpatoria y llegaron a afirmar incluso que fue “una buena madre”. Los diarios reflejaban, a su juicio, el testimonio de una mujer que, ante tanta tragedia, se sentía estresada, responsable y deprimida.

La ciencia da una segunda oportunidad a una mujer injustamente encarcelada hace 20 años.