Posguerra en los Balcanes
El lenguaje del odio resurge en Bosnia casi 30 años después del fin del fratricida conflicto bélico
Solo en la primera mitad de este año se registraron 305 casos de negación del genocidio de Srebrenica en medios de comunicación serbios y bosnios, tres veces más que en 2022

Una mujer musulmana asiste a una ceremonia para conmemorar el vigésimo sexto aniversario de la matanza de bosniomusulmanes de Srebrenica, en 202. / EFE
Hace ahora seis meses, en abril, una marea humana de centenares de personas tomaron las calles de la localidad serbobosnia de Banja Luka. Su objetivo era denunciar "la mentira" del genocidio de Srebrenica. Este episodio, que supuso la ejecución de más de 8.000 hombres y jóvenes bosníacos (bosnios de fe musulmana), fue "un error" y "un gigantesco crimen", pero "no fue un genocidio", llegó a decir Milorad Dodik, el caudillo separatista y cercano al Kremlin de la República Srpska, la entidad serbia de Bosnia-Herzegovina.
Casi 30 años después del genocidio de Srebrenica en 1995, reconocido jurídicamente como tal por dos tribunales de la ONU, el negacionismo está nuevamente calando con fuerza en los Balcanes. Una región en la que las heridas de las fratricidas guerras que desmembraron Yugoslavia nunca han llegado a cicatrizar del todo.
El caso más visible es precisamente el de Bosnia y Herzegovina. Desde el fin del conflicto bélico en ese país (1995), se han celebrado decenas de juicios en tribunales bosnios e internacionales contra personas acusadas de crímenes de guerra y diversos responsables acabaron en la cárcel. Además, en 2021, el entonces alto representante internacional en el país, el austríaco Valentin Inzko, incluso ordenó una enmienda al Código Penal bosnio que prohibió negar el genocidio de Srebrenica y otros crímenes de guerra.
Más casos
Pero, vista más de cerca, la dividida sociedad bosnia nunca ha escapado de los discursos negacionistas alimentados por el nacionalismo, la desigualdad social, y ahora también la desinformación que circula en las redes sociales. En el último año, el fenómeno incluso se ha agudizado, a ojos del Centro de Memoria de Srebrenica. Sólo en la primera mitad de este 2024, según esta institución estatal bosnia, se registraron 305 episodios de negación del genocidio en medios de comunicación serbios y bosnios, es decir, tres veces más que en el mismo periodo de 2023.
Una situación, esta, que también ha hecho que organizaciones como la Asociación de Víctimas y Testigos del Genocidio también hayan vuelto a alzar la voz. Según ellos, uno de los problemas es que la legislación de 2021 sí existe en el papel, pero en la práctica no se aplica adecuadamente, como también denunciaba recientemente su presidente, Murat Tahirovic. En estos años "hemos estado librando una pequeña guerra con las Fiscalías [bosnias] a causa de la no persecución de los negacionistas del genocidio y otros crímenes de guerra", explicó Tahirovic.
Lentitud
Según los analistas, la lentitud del sistema judicial bosnio es de facto uno de los principales obstáculos que aún hoy impiden en Bosnia que se pueda sentar en el banquillo de los imputados a personas responsables de actos de negacionismo. Tanto es así que, desde 2021 hasta la fecha, apenas se han llevado adelante tres acusaciones, según cifras del medio balcánico BIRN.
En un caso, en el que sí se llegó a una sentencia, el castigo fue, además, muy leve. Se trata del proceso contra Hamdija Kocic, hallado culpable en enero de este año de "provocar odio, discordia o intolerancia nacional, racial o religiosa". Kocic, que en 2023 había insultado con coros en plena calle a víctimas del genocidio --según informaciones publicadas por la prensa bosnia--, fue condenado a un año de libertad condicional por la Fiscalía cantonal de Sarajevo.
Ucrania
La propia decisión de la ONU de aprobar en mayo de este año una resolución para recordar anualmente el genocidio de Srebrenica el 11 de julio, por petición de Alemania y Ruanda, ha coincidido con un aumento de la tensión. De hecho, en reacción a la decisión de la ONU, el Parlamento de la República Srpska, la entidad serbia (hay dos en el país, la otra es para los bosníacos y personas de otras religiones), decidió aprobar un documento propio negando ese genocidio.
Más aún, el propio Dodik, que goza del apoyo del presidente ruso Vladímir Putin (con el cual se ha reunido en diversas ocasiones, también después de la invasión rusa a gran escala de Ucrania), también ha vuelto recientemente a reiterar sus amenazas de separar definitivamente su entidad del resto del país. Algo que representaría una directa violación del acuerdo de Dayton que puso fin a la guerra de los 90 en Bosnia y que se enmarca en las tensiones que vive la región a causa de la inestabilidad derivada del conflicto ruso-ucraniano.
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