Entrevista

Rafael Correa, expresidente de Ecuador: "El ‘lawfare’ son las nuevas formas de EEUU, ya no les hacen falta botas militares"

El expresidente ecuatoriano está en Zaragoza terminando de rodar el documental 'Influjo psíquico' (Milyuna Historias), que indaga en un caso de persecución judicial sobre su figura

Rafael Correa, en las oficinas de la productora Milyuna Historias, en la plaza San Francisco de Zaragoza

Rafael Correa, en las oficinas de la productora Milyuna Historias, en la plaza San Francisco de Zaragoza / RUBÉN RUIZ

Iván Trigo

¿Qué le ha traído a Zaragoza?

He venido porque estamos grabando las tomas finales del documental que están haciendo sobre el caso de 'lawfare' en Ecuador contra mi persona y también para participar en el Festival de Cine de Zaragoza, donde se ha producido el lanzamiento del documental sobre Gustavo Petro, que dicho sea de paso es un buen amigo.

'Lawfare'. Esta es una palabra que también se ha puesto de moda en España, pero ¿qué significa para usted?

Hace cinco o seis años nadie sabía lo que era el lawfare, pero en América Latina es una estrategia de persecución que se ha venido aplicando sistemáticamente. Y en esto no existen coincidencias, al igual que las dictaduras de los 70 en Uruguay, Chile, Argentina no fueron coincidencias. Fue el plan Cóndor, coordinado por los EEUU. El 'lawfare' es la persecución judicial, la judicialización de la política. En Brasil ha pasado contra Lula; en Argentina, contra Cristina; en Bolivia, contra Evo Morales; en Paraguay, contra Fernando Lugo; y en Ecuador, contra Rafael Correa. Todo esto no es coincidencia, es una estrategia regional. Y por eso se ha dado a conocer este término.

Ha mencionado el plan Cóndor. ¿Cree que hoy en día EEUU está detrás de estos casos de persecución judicial de los que habla?

Que nadie se engañe. Esto no puede ocurrir, al menos, sin el permiso si no es con el impulso directo de EEUU. Y nosotros tenemos pruebas de que en la persecución en Ecuador lo coordinaba todo el embajador Michael Fitzpatrick de EEUU. Están los chats con la fiscal, cómo se iba a reportar todo cada semana, cómo se hacían preguntas… Son las nuevas formas: lo que no pueden ganar en las urnas lo ganan de esta manera. Ya no necesitan las botas militares de las dictaduras de los 70, tan solo necesitan una prensa hegemónica que destroce la reputación de la víctima para anular al adversario. Los productores de este documental se han tomado la molestia de confirmar cada detalle, se han hecho decenas de entrevistas, se han visitado siete de países…

No sé si está al tanto de los casos de 'lawfare' que han sido denunciados aquí también, en España.

La diferencia es que en América Latina ocurre de forma sistemática. Yo creo que a Alan García (expresidente de Perú), por ejemplo, le aplicaron el 'lawfare', y era alguien de derechas. Aunque son casos aislados. Sistemáticamente, esto se ha aplicado contra políticos progresistas, que nadie se engañe. Fíjate en el caso de Lula (da Silva, presidente de Brasil). Cuando meten preso a Lula, no solo le quitan la libertad a él, le están quitando la democracia a Brasil. Y después fue presidente Bolsonaro. Hay que entender el alcance de todo esto. Y puede que el caso de Ecuador no se conozca, porque somos un país pequeño, pero es quizá donde más lejos allá llegado el 'lawfare'. Mi vicepresidente sigue preso en una prisión de alta seguridad. Yo tuve 55 indagaciones criminales. 55. Y tengo una sentencia a 8 años por influjo psíquico. Yo sé que puede parecer una locura.

"No me enfrento a los EEUU porque sea antiestadounidense. Yo no soy de esa izquierda, me molesta la palabra anti"

Rafael Correa

— Expresidente de Ecuador

¿Qué se supone que hizo usted a través del influjo psíquico? 

Suena a broma, ¿verdad? Es algo que no existe. Con eso también pueden condenar al papa Francisco. Te inventas un caso de corrupción en Ecuador con sobornos que no existe y luego puedes decir que fue el papa Francisco el que estuvo detrás por influjo psíquico y lo condenas. Es abrir el Estado de derecho al mundo de lo arbitrario, lo que significa que se acabó el Estado de derecho. A quien quiero condenar digo que convenció a otros a través del influjo psíquico y lo condeno.

Usted se hizo muy relevante a nivel mundial cuando dio asilo político en la embajada de Ecuador a Julian Assange. ¿Puede considerarse eso también un caso de 'lawfare' contra un civil?

Aunque inicialmente el 'lawfare' sirvió para anular dirigentes sociales del Medio Oriente, ahora lo podemos entenderlo como un instrumento político. Assange tenía otro problema, era el efecto demostración: que nadie se atreva a divulgar crímenes de guerra de los EEUU o verás lo que le pasa. Es un poco diferente, no lo calificaría estrictamente dentro del 'lawfare'.

Usted ahora, cuando dice que EEUU está detrás de los casos de 'lawfare' en América Latina o cuando dio asilo al señor Assange, ¿no teme represalias por parte de la Casa Blanca?

Puede que sea suicida, loco o masoquista, pero es inevitable decir las cosas. Hay que decirlas. No me enfrento a los EEUU, como dicen, porque sea antiestadounidense. Y no, yo no soy de esa izquierda, me molesta la palabra anti. He vivido cuatro años en los EEUU, fueron de los más felices de mi vida, tengo dos títulos en EEUU… No tengo nada en contra de los EEUU, pero hay que ser objetivo. En Ecuador, el 'lawfare' se coordinó desde la embajada de los Estados Unidos. La política extranjera de EEUU hacia América Latina ha sido siempre terrible.

¿Siempre?

Mira, en EEUU se quejan ahora sobre la migración. Fue la base de la campaña de Trump. Con mi Gobierno se revirtió la migración, empezó a regresar la gente porque mejoró el nivel de vida. Acabó mi Gobierno, nos traicionaron, destrozaron el país y volvió la migración. Pero están contra nosotros porque no somos Gobiernos sumisos. Si tuvieran algo más de sentido común, apoyarían estos Gobiernos progresistas que mejoran el nivel de vida para arreglar así sus propios problemas.

"La izquierda no puede estar contra el mercado, es un fenómeno objetivo. Otra cosa son las sociedades de mercado"

Rafael Correa

— Expresidente de Ecuador

Habla de Trump, pero con presidentes demócratas en la Casa Blanca también ha habido injerencias en América Latina. 

Así es. La política exterior de EEUU cambia muy poco aunque cambie el Gobierno. Los servicios de inteligencia que actúan en la región, que actúan, tenga la seguridad, tienen vida propia. Ni siquiera se enteran de quién es el presidente, ellos tienen su propia agenda.

Pero ahora la izquierda gobierna en México con Claudia Sheinbaum, en Brasil con Lula, en Uruguay acaban de ganar, en Chile con Boric… ¿Está cambiando América Latina?

En los años 90, con el fin de la historia y la caída del muro de Berlín, en se enfrentaba la derecha contra la derecha. Ahora hay avances y retrocesos, pero hay disputa. La presencia de la izquierda es incluso mayor que a principios de siglo porque las tres principales economías de América Latina están gobernadas por la izquierda: Brasil, México y Colombia. Eso no había ocurrido nunca en la historia. Ahora mismo es una región en disputa.

¿Qué se disputa?

El modelo. Son 200 años de subdesarrollo y seguir haciendo lo mismo que siempre es insano mentalmente. Hoy en día nadie está contra el mercado, la izquierda no puede estar contra el mercado, es un fenómeno objetivo. Nadie está en contra de las sociedades con mercado, otra cosa son las sociedades de mercado, donde el mercado lo regula todo. Eso es una locura. Hablar de competencia en la región más desigual del planeta no sirve de nada si no se da igualdad de oportunidades. Ahora estamos tratando de cambiar 200 años de subdesarrollo y para cambiar hay que hacer algo diferente a lo que se ha venido haciendo.

Hablando del libre mercado… ¿Qué siente al ver a Milei al frente de Argentina?

Me preocupa. Argentina es una potencia científica y cultural, y que voten a un tipo como Milei por supuesto que preocupa. Creo que a Milei no lo podemos llamar ni radical, es un payaso. ¿Qué hace abrazando a Trump? Trump es proteccionista y Milei es totalmente opuesto al proteccionismo, ni lo entiende.

Rafael Correa, retratado antes de la entrevista con EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

Rafael Correa, retratado antes de la entrevista con EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. / RUBÉN RUIZ

¿Usted considera que los cargos contra Cristina Fernández de Kirchner son también un caso de 'lawfare'?

Pero por supuesto. En cualquier otro país no habría caso contra Cristina. La culpa es de lo que hacen sus subordinados. Si tú quieres detectar cuando alguien honesto es inocente es cuando le están culpando de algo que hicieron sus subalternos. Uno no puede ser culpable de lo que hace el otro, responsable siempre es, porque es el responsable político. Se tiene que ir preso el corrupto, al responsable lo debe juzgar el elector, que puede decidir no votarle. Pero la responsabilidad penal es del que roba. Si estás ocho años o diez en el poder, como estuvo Cristina, vas a tener casos de corrupción. ¿Y qué hace con el 'lawfare'? Construir una narrativa para decir que tú eras el corrupto y que todo lo sabías tú. Esa es la táctica.

Y mientras tanto, ahí sigue Maduro en Venezuela. ¿Qué opinión le merece la situación de este país?

No se puede juzgar la situación de Venezuela o Cuba porque están en una situación de bloqueo. Un símil: es como encontrar a un ahogado con las manos y los pies encadenados y decir que se ahogó por no saber nadar. Bloquea Chile y verás como no te aguanta seis meses. A Venezuela le han recortado un 95% sus ingresos por venta de petróleo. Cualquier país hubiera reventado, y Venezuela no solo no reventó, sino que se está recuperando, aunque todavía tiene graves problemas y yo los conozco muy bien porque soy asesor económico de Venezuela.

Pero tras las últimas elecciones presidenciales ha habido gobiernos de izquierdas en América Latina que han dudado también de la limpieza de los comicios.

Yo estoy de acuerdo con que presenten las actas. Pero eso solo ocurre en Venezuela. Ellos sí que tienen que demostrar que son inocentes. Si me preguntan a mí yo creo que ganó Maduro, yo estuve en la precampaña y teníamos encuestas. No sé por qué no han presentado las actas, eso es así, pero una cosa es clara: si tanto reclama la victoria la derecha que lo demuestren. Y no lo han demostrado. Las pocas actas que presentaron dijeron que ganaron por un 70% y era mentira. Si tienen la razón, ¿por qué mintieron?

"Si el Che no era proaborto, no era de izquierdas, pero si Pinochet lo era, ¿sí que es de izquierdas? Son reduccionismos terribles"

Desde España a veces cuesta entender las estructuras de la izquierda latinoamericana. Son diferentes con respecto a Europa. Usted fundó el toda una corriente, en Argentina está el peronismo…

No se preocupe. Si entendiste el peronismo es que te lo explicaron mal. Mira, ¿cuál es el problema? Se confunde la izquierda con el progresismo. Normalmente la izquierda es progresista y el progresismo es de izquierdas, pero no son sinónimos. La izquierda tiene que ver mucho más con las condiciones materiales y socioeconómicos. Progresismo es lo woke, las nuevas causas que yo rechazo en muchas ocasiones y que además no son prioritarias. Estamos preocupándonos del problema de la posmodernidad cuando no hemos resuelto los problemas del siglo XIX: los niños se nos siguen muriendo de gastroenteritis y de otras patologías de la miseria. Ese es el rol de la izquierda. Muchas veces, estos grupos identitarios tienen agendas maximalista, como los grupos ecologistas, los indigenistas, los LGTBI… Son el todo o la nada. Ahora si no tienes el checklist no eres de izquierdas. Yo soy feminista pero me dicen Correa, cumpliste ocho de diez, fallaste dos, ya eres enemigo de las mujeres o del ecologismo o de los indígenas. Son los mejores aliados del status quo. O sea, si el Che no era proaborto, no era de izquierdas, pero si Pinochet lo era, ¿sí que es de izquierdas? Son reduccionismos terribles.

¿Con qué ojos se mira a España desde América Latina?

Yo te puedo decir cómo miro yo a España, con mucho cariño, como un país fascinante y que sí que tal vez en la conquista hubo excesos, pero quedarnos en ese pasado me parece un absurdo. Hay que ver el futuro, lo que no significa no aprender del pasado.

Ahora ha habido una polémica entre la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y España porque México reclama que pidamos perdón por los crímenes de la conquista. ¿Qué opina?

¿Y por qué no hacerlo? ¿Por qué no pedir perdón? Creo que es correcto y es justo, aunque tampoco me quedaría en eso porque para mí no es fundamental pero, ¿por qué no hacerlo? Ya lo hizo el Vaticano. Es innegable que hubo crímenes, excesos y saqueos, pero insisto, creo que debemos mirar al futuro, no podemos quedarnos en el pasado. El problema es que los latinoamericanos buscamos pretextos para justificar nuestra situación de subdesarrollo, y así nunca saldremos del subdesarrollo. Los principales culpables de esa situación somos los propios latinoamericanos. Y te lo dice alguien de izquierdas.

Terminado por su caso. Usted vive en Bruselas ahora. ¿Espera que todo acabe bien para usted?

Estoy seguro, es cuestión de tiempo, pero el daño ya está hecho. Yo quise regresar en las elecciones de 2020, en las que yo me iba a inscribir como candidato, que hubiera supuesto la inmunidad judicial al no haber sentencia definitiva. Pero rompieron todos los récords en revisar la condena y, en pleno covid, cuando todos los juicios penales estaban parados, solo salió adelante el nuestro para lograr que, cuando tenía que inscribirme antes del 18 de septiembre, horas antes me lo impidieron al publicarse la sentencia firme. Y así hicieron presidente a Guillermo Lasso. Y así cambiaron la historia del país. El daño está hecho, pero puede seguir creciendo. Yo no tengo la más mínima duda de que la historia pondrá las cosas en su lugar. Ya no se puede hacer justicia porque el daño ya está hecho, pero se puede mitigar la injusticia. 

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents