Conflicto en Oriente Próximo

La Autoridad Palestina suspende las emisiones de Al Jazeera por su cobertura en Cisjordania

Decenas de palestinos trasladan el cuerpo de un militante abatido en Jenin.

Decenas de palestinos trasladan el cuerpo de un militante abatido en Jenin. / MOHAMAD TOROKMAN

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

La Autoridad Nacional Palestina (ANP), el gobierno autónomo palestino con sede en Ramala que preside Mahmud Abás, ha ordenado la suspensión de las emisiones de Al Jazeera y ha prohibido temporalmente las actividades de sus periodistas en Cisjordania. La decisión llega después de que un comité especial compuesto por representantes de varios ministerios de la ANP acusara a la cadena qatarí de emitir “material incitador, propagar desinformación e interferir en los asuntos internos de los palestinos” de un modo que fomenta “la división y la inestabilidad”, según publica la agencia oficial de noticias Wafa. Con su mordaza sobre Al Jazeera, el régimen de Abas sigue los pasos de Israel, que en mayo prohibió también sus emisiones acusando a la cadena de ser “un altavoz de Hamás” y una “amenaza para la seguridad nacional”.

En ambos casos, sin embargo, impera una clara voluntad de silenciar a la cadena internacional de noticias, una de las más vistas e influyentes en Oriente Próximo, con un amplio despliegue de equipos de reporteros sobre el terreno y un elevado nivel de profesionalidad. También con un probado talento para incomodar a muchos de los gobiernos de la región, una región donde la censura de prensa está a la orden del día. “Consideramos esta decisión nada más que un intento de disuadir a la cadena en su cobertura de la escalada de acontecimientos en los territorios ocupados”, ha respondido este jueves Al Jazeera en un comunicado.

El detonante del veto de la ANP ha sido la cobertura de las operaciones militares que sus fuerzas de seguridad han llevado a cabo en las últimas semanas contra los grupos de la resistencia armada palestina en el campo de refugiado de Jenín. Operaciones que han coincidido en el tiempo con el devastador asalto israelí sobre Gaza, que ha dejado hasta la fecha más de 150.000 muertos y heridos, así como la destrucción del grueso de las infraestructuras del enclave.

Redadas contra las milicias armadas

Los redadas palestinas en Jenín se suceden desde principios de diciembre, y están siendo casi diarias, con enfrentamientos armados entre las fuerzas de seguridad y militantes de Hamás, la Yihad Islámica y otras facciones armadas. Decenas de milicianos han sido arrestados y al menos media docena han muerto abatidos por los agentes de la seguridad palestina. Entre ellos, un comandante de la Yihad adscrito a la Brigada de Jenín, una milicia que engloba a militantes de varias facciones. En los enfrentamientos han muerto también cinco civiles, incluida una periodista, según Naciones Unidas. La periodista en cuestión, Shatha Sabbagh, fue asesinada de un balazo en la cabeza disparado por las fuerzas de seguridad palestinas, según han denunciado varios de sus compañeros de profesión.

Si bien ANP gobierna en la Cisjordania ocupada, no tiene soberanía sobre el territorio y enfrenta múltiples limitaciones impuestas por los militares israelíes. Entre los palestinos está enormemente desprestigiada. Se acusa a sus dirigentes de corrupción e incompetencia, pero también de haber impuesto un régimen autoritario que colabora con Israel reprimiendo a la resistencia palestina contra la ocupación. Eso ha hecho que en lugares como los campos de refugiados, donde más contestación genera el estatus quo, la ANP ejerza solo un control relativo sobre su día a día. El poder allí tiene que compartirlo con las facciones armadas.

Acusaciones de "brutalidad"

De ahí que Ramala haya justificado la operación de las últimas semanas como un intento de “recuperar el control del campo de Jenín de manos de los forajidos”. Uno de los problemas, sin embargo, es que llega solo dos meses después de que los militares israelíes invadieran durante 10 días esas mismas callejuelas, dejando a su paso 21 muertos (incluidos varios niños) y un reguero de destrucción. Como sus pares israelíes, los paramilitares palestinos han sido acusados también por varios observadores de actuar con “brutalidad” en Jenin.

Un desempeño cubierto profusamente por Al Jazeera que no ha gustado en el seno de Al Fatah, el partido de Abás que monopoliza la ANP. Hace una semana, de hecho, Al Fatah hizo público un comunicado acusando a la cadena de “sembrar la división en nuestra patria árabe en general y en Palestina en particular”.

La suspensión de las emisiones de Al Jazeera en Cisjordania llega solo unos meses después de que Israel hiciera lo propio en su territorio, una maniobra a la que siguió el cierre por la fuerza de sus oficinas en Ramala. En el caso israelí, no hay duda que la mordaza se deriva de la detallada cobertura que el medio ha hecho de su brutal campaña militar en Gaza, siendo uno de los pocos que mantiene a periodistas en el enclave. Varios de ellos han sido asesinados en estos 14 meses por los militares israelíes. En su rotulación Al Jazeera no habla de guerra, sino de “genocidio en Gaza”.

Antes de que Israel y la ANP silenciaran a la cadena, ya lo habían hecho otros de sus vecinos regionales. En Egipto está vetada desde que el general Al Sisi asumió el poder mediante un golpe de Estado en 2013, mientras que en Arabia Saudí no puede verse desde 2017 a raíz de las tensiones políticas que aquel año explotaron entre Riad y Qatar.

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