Nueva era en la Casa Blanca

Trump se da un baño de masas en el último mitin antes de la investidura

20.000 personas acuden al inusual acto, donde el presidente electo renueva sus promesas de una presidencia transformadora

Los Village People hacen bailar a Trump al ritmo de su famoso 'YMCA'

Sara Fernández

Idoya Noain

Idoya Noain

Los Village People cantando en vivo ‘ Y.M.C.A.’ en el escenario, Donald Trump con sus movimientos limitados e imitados de baile y 20.000 personas enfervorecidas. Así acababa este domingo en el estadio Capital One de Washington el “Mitin de la victoria” que el presidente electo de Estados Unidos había organizado para la víspera de toma de posesión, un último baño de masas del republicano en la capital de la que hace cuatro años se marchó en desgracia y a la que retorna de forma triunfal.

“Mañana al mediodía baja el telón de cuatro largos años de declive de EEUU y empezamos un nuevo día de fuerza y prosperidad, dignidad y orgullo·, proclamaba Trump antes de prometer “acabar con el reino del fallido y corrupto establishment en Washington”.

En su intervención, de cerca de una hora, aparecieron mensajes y formas muy similares a los que durante meses se pudieron ver y escuchar en actos de campaña. Pero esta vez Trump podía ya empezar con un enfático “¡ganamos!” y, con la presidencia ya a menos de 24 horas, subrayar la inminente realidad de sus promesas, desde las deportaciones masivas hasta perdones para los asaltantes al Capitolio, a los que una vez más llamó “rehenes”.

“A partir de mañana, actuaré a velocidad y con fuerza históricas y arreglaré todas y cada una de las crisis que enfrenta nuestro país”, aseguró con la hipérbole que forma parte del ADN de su oratoria pero avanzando también lo que se anticipa como un tsunami sin precedentes de órdenes y acciones ejecutivas.

El "efecto Trump"

En el discurso entraron promesas que ya hizo hace ocho años y no cumplió, como desclasificar los documentos oficiales sobre los asesinatos de John F. Y Robert Kennedy o Martin Luther King (cuya festividad oficial coincide mañana con su toma de posesión). Con ella logró una de las más sonoras ovaciones que retumbaron en el estadio donde juegan los Wizards de la NBA, este domingo un océano de fans y seguidores del movimiento MAGA. 

El republicano presumió del “efecto Trump”, asegurando que estaba cambiando el país incluso antes de estar de nuevo en el Despacho Oval. Mencionó, por ejemplo que Tim Cook, el consejero delegado de Apple, le ha dicho que planea “inversiones masivas”en el país, aunque la empresa luego no ha querido hacer comentarios a la prensa. Habló del acuerdo entre Israel y Hamás para el alto el fuego en Gaza y la liberación de rehenes y dijo haber salvado a TikTok, para la que planteó una especie de semi-nacionalización, proponiendo que su gobierno, con capital privado, se haga con el 50% de la empresa propiedad de la china ByteDance.

“Hemos logrado más sin estar en la presidencia de lo que ellos han logrado cuatro años de presidencia”, aseguró en uno de sus numerosos ataques a Joe Biden y los demócratas.

Trump, que anunció que el viernes realizará su primer viaje oficial a California por los incendios de Los Ángeles, interrumpió su discurso en un par de ocasiones para proyectar vídeos, uno sobre inmigración y crimen y otro ridiculizando las políticas de diversidad en el ejército. Alabó y mencionó por nombre a muchos de sus elegidos para su gabinete, presentes en el estadio. Pero solo cedió el micrófono y el escenario brevemente a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, importante aliado y financiador de su campaña, al que ha encargado un grupo de trabajo para recortar el gasto del gobierno. “Esta victoria es el principio, lo que importa de ahora en adelante es hacer cambios significativos, cimentarlos y poner las bases para que EEUU sea fuerte por un siglo, por siglos, por siempre”, dijo el fundador de Tesla y dueño de X.

Aunque se ha adelantado que en su discurso oficial este lunes Trump hará menciones a la unidad, estas estuvieron ausentes en su intervención del domingo y, especialmente, en la de otros oradores que le precedieron. Hubo, aparte de un miniconcierto inicial de Kid Rock, mucho triunfalismo. Y hubo mucho revanchismo, por ejemplo, en las palabras de su asesor Stephen Miller, que será jefe adjunto de gabinete y que dijo: “Llega la rendición de cuentas, llega la justicia. Toda la burocracia está a punto de enterarse de que no trabajan para ellos, trabajan para ustedes, trabajan para Trump”. A la hora de insultar a los demócratas, o a cualquier celebridad que apoyó a Kamala Harris, el papel lo cogió con visible gusto y devoción la presentadora de Fox News Megyn Kelly.

Fiesta en DC

El mitin era el plato fuerte y más masivo de un fin de semana de festividades previas a la toma de posesión, que ha llenado de celebraciones Washington. Trump llegó a la región el sábado y era recibido con fuegos artificiales en su club de golf en Sterling, en la colindante Virginia, donde luego celebró una cena con el vicepresidente JD Vance y sus elegidos para el gabinete. 

Pasó la noche en la Blair House, la residencia de invitados oficiales al lado de la Casa Blanca, donde ofreció un desayuno privado a senadores de su partido antes de participar en una ceremonia en el cementerio de Arlington. Tras el mitin, fue a otra cena antes de regresar a la mansión, que este lunes abandonará para ir primero a un servicio religioso y luego a tomar un te en la Casa Blanca, desde donde él y Melania Trump irán acompañados por Joe y Jill Biden a la toma de posesión.

Esta se ha tenido que trasladar al interior del Capitolio por las temperaturas árticas y eso ha dejado a las 200.000 personas que tenían entradas para seguirla desde el Mall sin ceremonia. Solo 20.000 podrán entrar a verla por pantallas otra vez en el Capital One Arena, adonde Trump volverá otra vez, ya como presidente. Y allí mismo, en otro baño de masas inusual, es donde podría firmar algunas de las órdenes ejecutivas. El espectáculo debe continuar.

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