LA PAZ DE TRUMP

Ucrania sigue luchando sin Estados Unidos: "Aprenderemos a operar con déficit de armamento mientras Europa aumenta su producción"

Las Fuerzas Armadas de Ucrania llevan tres años frenando la invasión rusa, pero se enfrentan a fallos de comandancia y problemas de reclutamiento

Un soldado ucraniano vigila el entorno de un centro comercial destruido por las bombas en Kiev. March 29, 2022, Kiev

Un soldado ucraniano vigila el entorno de un centro comercial destruido por las bombas en Kiev. March 29, 2022, Kiev / Mykhaylo Palinchak / Zuma Press / Europa Press

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Enviado especial a Kiev (Ucrania)

Ucrania está ganando la guerra porque no la pierde. Si el objetivo de Vladímir Putin con su invasión era dominar al país, el presidente ruso ha fracasado, al menos de momento. Pero Ucrania también está perdiendo la guerra porque no la gana. Estos tres años de invasión a gran escala han supuesto la pérdida del 18% de su territorio y una cifra indeterminada (y secreta) de bajas militares y civiles que se mide en decenas de miles, probablemente centenares de miles. El futuro no es halagüeño. Ahora, todo ese esfuerzo militar y humano puede convertirse en pólvora mojada si, como parece, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, obliga a su homólogo ucraniano Volodímir Zelenski a firmar una paz diseñada por Putin en Moscú.

Ante este panorama, dos cuestiones están en el aire: si Kiev no quiere rendirse o aceptar una paz humillante, ¿puede seguir luchando sin el apoyo de Estados Unidos? ¿Subirá la apuesta la Unión Europea?

“A nosotros no nos queda otra opción que seguir luchando incluso si Trump retira el apoyo militar, pero el vacío va a ser difícil de llenar de forma rápida y completa por Europa”, opina en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Mykola Beleskov, prestigioso analista de guerra ucraniano de la fundación Come Back Alive. “Podremos aprender a operar con déficit de armamento durante un tiempo, mientras eventualmente Europa aumenta su producción”.

El experto apunta a varios materiales clave que no tiene el Viejo Continente en cantidades suficientes y que puede ser un problema difícil de salvar. Para empezar, la munición para los sistemas de defensa antiaérea, sobre todo los misiles Patriot. Son esas defensas las que mantienen funcionando la capital, Kiev, o defienden las infraestructuras básicas, sobre todo energéticas, principal objetivo del Kremlin, Lo mismo ocurre con la munición para los lanzacohetes múltiples autopropulsados y blindados, los MLRS estadounidenses, o los misiles aire tierra y los de corto alcance. 

Paquete de urgencia europeo

La Unión Europea prepara un nuevo paquete de ayuda de urgencia militar por valor de 6.000 millones de euros, que pagarían los países socios en función del tamaño de su economía. Una aportación que, de confirmarse el próximo lunes, sería sustancial y equivalente a un décimo de lo aportado hasta ahora en tres años. Mandaría un mensaje rotundo de apoyo a Ucrania: Europa estará detrás incluso si Estados Unidos se retira. “⁠Depende del contenido del paquete, pero una entrega de 6.000 millones de una sola vez es muy prometedora”, aporta Beleskov. 

Los países europeos han dado hasta ahora 60.000 millones de euros solo en ayuda militar, una cantidad equivalente a la de Estados Unidos. Así que, a la vista de los números, solo habría que doblar lo entregado. Pero la realidad es mucho más compleja: Estados Unidos aportaba no solo armamento y munición, sino de inteligencia, satélites y tecnología avanzada en la que sus Fuerzas Armadas son muy superiores. 

Por el momento, las Fuerzas Armadas de Ucrania tienen para medio año de lucha, apunta Mykola Beleskov, gracias a las provisiones de armamento que dejó Joe Biden antes de marcharse ¿Y luego? “Medio año es mucho tiempo, se irá viendo. Dependerá de cuánto Europa gaste en Defensa. ¿Está lista para enviar a los vehículos de tropas a Ucrania? ¿Los tanques Puma alemanes? ¿Misiles de largo alcance para atacar a Rusia en su territorio?”, plantea. 

Frente estabilizado

La situación en el frente prácticamente no ha cambiado en estos últimos dos años y medio. En los primeros días de la guerra, Rusia tomó el control de las regiones que rodean a la capital, Kiev y la segunda ciudad del país, Járkov. La rápida contraofensiva ucraniana consiguió liberarlas en poco tiempo e hizo retroceder a las fuerzas rusas hasta los territorios controlados en el este y el sur del país. Desde entonces, ha habido pocos cambios sustanciales sobre el mapa. Rusia se ha atrincherado tras varias líneas defensivas en un frente de más de mil kilómetros. Ucrania ha conseguido expulsar las fuerza naval rusa del mar Negro, reduciendo sus ataques contra poblaciones como Odessa. Pero, en esencia, poco ha cambiado en el territorio ocupado desde la primavera de 2022. 

Ucrania lanzó contraofensivas en el sur y en el este en verano de 2022, con éxito limitado; la batalla de Bajmut en 2023 fue una carnicería que llevó al alzamiento de la milicia Wagner de Sergei Prigozhin contra Putin; la contraofensiva ucraniana de 2023 despertó grandes expectativas que quedaron insatisfechas. Después, las batallas empezaron a ser más concretas y a tener nombre de ciudad: la batalla de Avdíivka de comienzo de 2024 o, ahora, la de Pokrovsk, uno de los puntos más calientes del frente. 

Problemas de comando y control

La Federación de Rusia se ha anexionado las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, además de Crimea. Y promete defenderlas como parte de su territorio natural, es decir, con armas nucleares si es necesario. Pero Rusia ha demostrado que no tiene capacidad convencional suficiente para conquistar Ucrania. Además, las sanciones contra la flota fantasma rusa, que permitía el comercio de petróleo, están haciendo un daño real a la economía. Puede aguantar, pero no mucho tiempo. 

Por su parte, Ucrania consiguió invadir por sorpresa parte del territorio ruso, la primera vez en ochenta años que Moscú sufría algo similar. A día de hoy sigue controlando parte de ese territorio ruso, que pretende llevar a la mesa de negociaciones para intercambiar con algunos de los suyos en manos rusas.

Ucrania tiene dificultades en el frente. Debe resolver el problema de comando y control. El Ejército ucraniano está formado por unos 110 batallones de combate que operan, hasta cierto punto, como unidades independientes. Es mejor que el sistema vertical de herencia soviética, porque permite más flexibilidad a los comandantes sobre el terreno, pero deviene en problemas de falta de cooperación y coordinación. Cada unidad se encarga de recaudar dinero extra de fondos privados, por ejemplo, en una suerte de capitalismo bélico. 

La moral social y del ejército

Ucrania lleva tres años de resistencia a la invasión a gran escala y 11 de conflicto con Rusia. En el Monasterio de las Cúpulas Doradas de Kiev, la capital de Ucrania, hay un muro infinito repleto de fotos de los caídos por Ucrania. Son retratos y una breve reseña de algunos de los miles de soldados muertos por el país. Las primeras fotos son de 2014, cuando los militares rusos entraron en el Donbás de incógnito para defender a los alzados contra el Gobierno central, y comenzó la primera guerra. En esa parte del Muro del Recuerdo de los Caídos por Ucrania son simétricas y están perfectamente ordenadas. Las últimas son de distintos tamaños y colores, de invasión en marcha: Oleksandr Aliynyk, Nombre de guerra “Ford”, 129 brigada de Fuerzas de Defensa Territorial de Ucrania, muerto el 10 mayo de 2024 a los 40 años; Galytska Sabina, 10ª Brigada Separada de Asalto de Montaña, fallecida el 20 de febrero de 2018, a los 24 años… 

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe en Kiev al enviado especial de EEUU a Ucrania, Keith Kellogg.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe en Kiev al enviado especial de EEUU a Ucrania, Keith Kellogg. / Andrew Kravchenko / Bloomberg

“En las encuestas, la mitad de la población dice que está exhausta y quiere que termine la guerra. Pero luego se les presentan las opciones aceptables para Putin, y prefieren seguir luchando. Porque cuando la guerra pare, el infierno totalitario seguirá en los territorios ocupados: persecuciones, asesinatos, abusos de derechos humanos”, dice Yevhen Hlibovytsky, experto en identidad ucraniana del Frontier Institute. “Hay determinación para acabar con la violación histórica de Rusia a Ucrania. Los ucranianos están descubriendo el lado guerrero de su identidad”.

Pero Ucrania tiene un problema serio de reclutamiento. Se redujo la edad mínima para alistarse de 27 a 25 años. Joe Biden presionó a Volodímir Zelenski para que la bajara hasta los 18, pero este se negó, pese a la falta de soldados para reemplazar a los más mayores y experimentados que aguantan en el frente con escasos descansos y rotación. Mientras, los reclutadores emplean métodos cada vez más duros para aquellos que tratan de librarse de ir al frente o los que no meten su información en la base de datos de reclutamiento. 

Mientras, en el  frente hay unos 300.000 soldados. Se preparan para una guerra larga, más allá de lo que pueda proponer Trump de la mano de Putin. Porque aunque haya alto el fuego, asumen que la amenaza rusa seguirá siempre pendiendo sobre sus cabezas. Que la guerra, de una u otra forma, durará toda su vida.

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