Guerra en el este de Europa
¿Tiene Europa su propio plan de paz para Ucrania?
Ante el alineamiento de Trump con el Kremlin, crecen las voces en el continente que piden a Bruselas que retome la iniciativa, presente su propio plan para un alto el fuego y se prepare para vivir sin el paraguas de EEUU

Archivo - La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski / PRESIDENCIA DE UCRANIA - Archivo

El futuro de Europa se dirime estos días sin que Europa tenga de momento las riendas para decidirlo. La decisión de Estados Unidos de excluir a Bruselas y a Kiev de sus primeros contactos con Rusia para buscar un alto el fuego en Ucrania, unida al alineamiento de la Administración Trump con las posiciones del Kremlin o su antagonismo visceral hacia el continente, han puesto a la Unión Europea (UE) frente a las cuerdas. En Bruselas se habla de "un momento existencial" para Europa. No solo está en juego el vínculo trasatlántico que ha anclado la seguridad europea desde hace más de medio siglo, sino la posibilidad de que Trump acabe dictando una 'paz' desastrosa para los intereses europeos. De ahí que crezcan las voces que reclaman a Bruselas que retome la iniciativa: ¿tiene Europa su propio plan de paz para Ucrania o, como mínimo, contrapropuestas para responder a a la aparente capitulación estadounidense?
Las urgencias del continente en este sentido las expresó el primer ministro polaco, Donald Tusk, durante el fin de semana fatídico de la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde los altos cargos de la Casa Blanca señalaron que Kiev tendrá que ceder territorios, despedirse de su entrada en la OTAN y renunciar al uso de tropas estadounidenses para garantizar su seguridad. Algunas de estas posiciones se daban por consabidas, particularmente respecto a la Alianza Atlántica, pero que Washington las fijara en piedra antes siquiera de empezar a negociar ha alarmado al continente. "Europa necesita urgentemente su propio plan de acción respecto a Ucrania y nuestra seguridad. De otro modo, otros actores globales decidirán sobre nuestro futuro y no necesariamente en la línea de nuestros intereses", dijo el polaco Tusk. "No hay tiempo que perder".
Bruselas nunca ha anunciado un plan de paz propio para Ucrania. Y de hecho, según media docena de fuentes consultadas por EL PERIÓDICO en la capital comunitaria y en Estrasburgo, no lo tiene. Tampoco desde que Washington rompiera con las posturas mantenidas por todo el bloque occidental desde el comienzo de la agresión rusa hace tres años. "Nuestra posición en este sentido siempre ha sido muy clara: nada sobre Ucrania sin Ucrania y nada sobre la seguridad ucraniana sin la UE porque su seguridad es nuestra seguridad", asegura un portavoz de la Comisión Europea a las preguntas de este diario. Bruselas insiste en esas dos condiciones son indispensables para poder alcanzar una "paz justa y sostenible", conceptos que, sin embargo, nunca ha acabado de definir. "Un mal acuerdo solo conducirá a más guerra, como ocurrió en el pasado. Rusia simplemente se rearmará y volverá a atacar. La independencia y la integridad territorial de Ucrania son incondicionales", añade la Comisión.
Rechazo al uso de la fuerza
A la hora de plantear posibles escenarios sobre lo que Europa estaría dispuesta a aceptar, no solo se enfrenta a las dificultades de consensuar una posición común entre los Veintisiete sino al escaso margen de maniobra que dejan sus principios innegociables. Una postura lógica, pero no necesariamente realista a tenor de la realidad en el frente bélico. "Desde la Segunda Guerra Mundial, en Europa hemos gestionado nuestra convivencia bajo dos principios rectores: no cambiamos fronteras por la fuerza ni dirimimos discrepancias por la fuerza", asegura en una entrevista el vicepresidente del Parlamento Europeo, Javi López. "De ahí que cualquier propuesta que no respete estos dos principios se considera inaceptable".
Lo más parecido a un plan de paz europeo es el que presentó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a finales de 2022, un plan de 10 puntos respaldado por la Comisión Europea. Aquel plan se limitaba a recoger las aspiraciones maximalistas de Ucrania: completa retirada rusa de los territorios ocupados, creación de un tribunal especial para juzgar los crímenes de guerra del Kremlin e integración de Kiev en el paraguas de seguridad occidental. Pero ahora Trump no solo ha roto la baraja, sino que tiene mucha prisa por anunciar un alto el fuego.
"Creo que no ha pillado el autobús. Nuestra política se ha basado en ayudar militarmente y económicamente a Ucrania, así como en mantener la promesa de su entrada en la OTAN y la UE. Pero, de repente, EEUU cambia de posición y cómo lo frenas", se pregunta una fuente europea. "Quizás hemos pecado de ingenuos al pensar que la guerra se acabaría por agotamiento o por obra del espíritu santo".
Garantías de seguridad europeas
A falta de un plan propio para contrarrestar los parámetros de la Casa Blanca, Europa se está centrando en reforzar la ayuda a Ucrania, incrementar sus capacidades de defensa y dar respuesta a las garantías de seguridad que Trump les exige para Ucrania. Francia y el Reino Unido llevan la iniciativa en ese sentido. Ambos se han comprometido a enviar tropas de paz al país eslavo para preservar un eventual alto el fuego.
Pero son los únicos que lo han hecho. Polonia, que cuenta con uno de los mayores ejércitos del continente, lo ha descartado por el momento porque dice necesitarlo para preservar su propia seguridad. Algo parecido les sucede a los países bálticos, que disponen únicamente de 30.200 soldados regulares. De ahí que los expertos pongan en duda que Europa vaya a ser capaz de proveer el mínimo de 100.000 militares que Ucrania considera necesario para garantizar un eventual alto el fuego. A modo de comparativa, la OTAN tiene actualmente unos 40.000 soldados en su flanco oriental.
Y tampoco parece que EEUU esté dispuesto a hacer más, ni siquiera tras la visita del presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, a la Casa Blanca esta semana. Ambos trataron de convencer a Trump para que aporte sus propias garantías de seguridad o, cómo mínimo, ofrezca algún respaldo a las eventuales tropas de interposición europeas. Pero se fueron con las manos vacías. "No voy a dar muchas garantías de seguridad. Haremos que Europa lo haga porque son sus vecinos", dijo poco antes de la reunión con Starmer.
Entre tanto crecen las voces en el continente pidiendo a Bruselas que retome la iniciativa, presente su propio plan de paz y se prepare para vivir sin el paraguas de EEUU. "En lugar de perder tiempo y recursos tratando de comprender los matices de una política estadounidense cambiante e inconsistente, los europeos deberían centrarse en su propia posición. Europa debe presentar una oferta clara y tangible que le permita formar parte de las negociaciones sobre la guerra", escribió la semana pasada Armida van Rij, analista del laboratorio de ideas británico Chatham House. Bazas para hacerlo, todavía le quedan: desde la posibilidad de imponer nuevas sanciones a Rusia a los 200.000 millones de euros en activos rusos que mantiene congelados.
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