Violencia sexual

"En la habitación no estabas sola; qué pena, volveré": los diarios del mayor pederasta de Francia

EL PERIÓDICO ha tenido acceso a los diarios íntimos de Joël Le Scouarnec en los que describió los abusos infantiles que cometió durante 30 años y que han servido a las autoridades para encontrar a las víctimas

Los diarios íntimos del pederasta Le Scouarnec. /

Los diarios íntimos del pederasta Le Scouarnec. / / REDACCIÓN

Leticia Fuentes

Leticia Fuentes

Vannes - enviada especial

Sus compañeros lo describen como un hombre muy inteligente, reservado y distante. Sus hijos, como un padre dedicado a su trabajo y algo maníaco. Sus víctimas hablan de un hombre carismático, cualidad que utilizaba para seducir y alcanzar su objetivo: agredir sexualmente a menores. 

Joël Le Scouarnec –también conocido como el “monstruo de bata blanca” y que este martes declara ente el tribunal– aprovechaba que sus víctimas estaban sedadas tras una intervención quirúrgica para abusar de ellas. Lo hacía en las habitaciones del hospital, en el box operatorio o, en menos ocasiones, en su despacho con el pretexto de llevar a cabo una exploración médica. Una vez cometidos los crímenes, lo detallaba todo en sus “diarios íntimos”, que guardaba en una habitación de su casa de Jonzac (Francia), como si de un trofeo se tratase. 

Estos diarios han sido clave para sentar en el banquillo de los acusados al mayor pederasta de la historia de Francia. Sin ellos, la policía no habría podido identificar a las más de 300 víctimas que Le Scouarnec acumuló durante más de 30 años, puesto que la mayoría de los menores agredidos no tienen ningún recuerdo del abuso. 

2 de mayo de 2017: el descubrimiento de los cuatro cuadernos

La seguridad que le había otorgado a Joël Le Scouarnec la impunidad de sus actos durante 30 años le jugó una mala pasada el 24 de abril de 2017, cuando a través de la valla del jardín agredió sexualmente a su vecina de 6 años mientras jugaba en el patio de su casa. “El vecino me ha pedido que le toque el 'zizi'”, le dijo la pequeña a sus padres. 

Gracias a lo que explicó la niña, el 25 de abril de 2017 sus padres acudieron a comisaría y presentaron una denuncia. Una semana después, las autoridades consiguieron una orden de registro, puesto que el anciano ya contaba con antecedentes penales por pederastia. 

El 2 de mayo de 2017, a las 08.45h, la policía entró en el domicilio familiar de Le Scouarnec para llevar a cabo un registro que lo cambiaría todo. A la policía tan solo le bastarán cinco minutos, desde la entrada a la casa, para detener a Joël Le Scouarnec y ponerlo a disposición judicial. 

Los diarios de Scouarnec.

Los diarios de Scouarnec. / Redacción

En la casa familiar, los agentes encuentran 27 discos duros, en los que el pederasta guarda 301.544 fotos y vídeos pornográficos, de los cuales más de 3.600 son pornografía infantil y unos 220 son de zoofilia y actos de tortura animal. También, 9 USB, 3 ordenadores, 131 DVD con material pornográfico, 22 muñecas de distintos tamaños con las que el detenido mantenía relaciones sexuales, y cuatro diarios íntimos.  

En el interior de estos dispositivos requisados, la policía también encuentra una carpeta con el nombre de 'Mis escritos' que contiene 562 ficheros y 18 subcarpetas con misivas para sus víctimas bautizadas como 'Mis cartas pedófilas'

“Mis cartas pedófilas”

Decenas de cartas dedicadas a sus más de 300 víctimas, en las que reconoce “ser un pedófilo”. Todas bajo el mismo orden. La primera se producía al conocer al menor y en ella el cirujano fantaseaba sobre una posible agresión. “En la habitación, lamentablemente no estabas sola. Qué pena. Volveré”, se puede leer en uno de sus diarios íntimos a los que ha tenido acceso EL PERIÓDICO.

Posteriormente, escribía la carta de despedida, donde narraba de manera detallada el abuso ya cometido. Todas cumplían un mismo patrón. Empezaban con la fecha y la hora en la que se había producido el abuso, y continuaban con la descripción detallada de la escena del crimen. “Jamás sabrás lo que te hice”, narraba Le Scouarnec, mientras sus víctimas se encontraban sedadas tras haber sido sometidas a operaciones quirúrgicas: “Dudé un poco en hacerlo, pero no me arrepentí, porque Martin (nombre ficticio), que tiene 11 años, estaba solo en su habitación”.  

Todas sus cartas finalizaba de la misma manera: "'Au revoir, je t’aime'” (adiós, te quiero). La mayoría de las víctimas eran menores, de entre 1 y 17 años, pero también hay un 7% mayores de edad. Los expertos que trabajan en el caso describen a Le Scouarnec como un depredador sexual “sin límites”, aunque con tendencia mayoritariamente a la pederastia. Incluso el mismo Le Scouarnec reconoció en uno de los interrogatorios policiales que, “no tenía ninguna censura, ningún límite”.  

Sin recuerdos de los abusos

Gracias a estos 3.643 textos y una lista en la que el pederasta organizaba a los menores por fecha de abuso, nombre, edad y una pequeña descripción, las autoridades pudieron contactar a través de la seguridad social con las víctimas. Algunas ya no vivían en la región. La mayoría ya son mayores de edad, y 222 no tienen ningún recuerdo del abuso, bien porque se encontraban sedadas o porque su mente había bloqueado por completo ese recuerdo traumático. Según los psiquiatras entre el 40 y el 60% de las víctimas de violencia sexual desarrollan un trauma que altera su memoria. De ahí la importancia para la justicia de los miles de textos escritos por Le Scouarnec. 

“Hola, Martin, le llamo de la gendarmería. ¿Podría venir a comisaría?”. Para todas las víctimas su pesadilla empezaba con esta llamada y un primer encuentro. "¿Le dice algo el nombre de Joël Le Scouarnec?". "No, nada". "¿Qué estaba haciendo el 12 de marzo de 1993?". "Me operaron de apendicitis en la clínica de Vannes".  

Tras este primer interrogatorio, la policía deslizaba sobre la mesa de la sala de interrogatorios un papel con un pequeño extracto de un texto de los diarios. Era la carta en la que el cirujano había descrito el abuso que sufrió cuando era tan solo un niño. “Mi mundo colapsó”, explica la víctima. Para Martin, descubrirlo supuso desbloquear un trauma, pero también obtener respuestas a algunos de los problemas psicológicos que arrastraba desde hacía años. 

En total, Joël Le Scouarnec abusó de 312 menores entre 1986 y 2014, según sus escritos. Aunque las autoridades sospechan que podrían ascender a más de 400. Lamentablemente, según la ley francesa, 22 de estos casos han prescrito y cinco de ellos son “insuficientemente caracterizables”, según el procurador de Lorient. De ahí que actualmente, en el mayor proceso judicial de pederastia de Francia se estén juzgando 299 casos llevados a cabo entre 1989 y 2014. 

Esta segunda semana de juicio, se espera que Joël Le Scouarnec declare frente al Tribunal de Vannes acerca de estos cuadernos, que incluso conmocionaron, por su perversión, a los agentes que tuvieron que analizarlos durante meses. 

Una prueba del “silencio”

Los “diarios íntimos” del pederasta no solo ayudaron a encontrar a las víctimas y poder judicializar sus casos. También fueron una prueba irrefutable del “silencio” que imperaba entre los Le Scouarnec, y así lo reconocieron sus sobrinas, y víctimas también de Joël.

El propio criminal escribió en varias ocasiones, como su mujer era conocedora de su pedofilia e incluso en algunos momentos había intentado pararlo. “Miércoles 25 de septiembre de 1995. La más feliz de las coincidencias me llevó a encontrar los documentos que ella (su mujer) me había robado sobre mis actividades pedófilas". Un par de meses después, en enero de 1997, Le Scouarnec volvía a escribir en su diario: “Hace 9 meses que ella ha descubierto que yo soy un pedófilo. Dejé de fumar nuevamente para dedicar todo mi tiempo libre y mi dinero a mis actividades pedófilas”. 

Durante el juicio, el Tribunal de Vannes ha interrogado a la mujer del pederasta, quien ha insistido en varias ocasiones en no tener constancia de los crímenes de su marido. "No lo hubiese permitido", dijo frente a la presidenta de la Corte.

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