Derechos Humanos

Al menos 340 detenidos en la última jornada de la ola de protestas en Turquía por la detención del alcalde de Estambul

A los arrestados se suman 97 personas más, capturadas en una operación policial nocturna en las viviendas de algunos manifestantes, según ha confirmado el Ministerio del Interior turco

Manifestaciones en Turquía

Manifestaciones en Turquía / Europa Press/Contacto/Tolga Ildun

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

Estambul

Al menos 343 personas han sido detenidas en Turquía este viernes por la noche en la última jornada de protestas en el el país anatolio. Las manifestaciones arrancaron este miércoles por la detención, de madrugada, del acalde de Estambul, el opositor Ekrem Imamoglu. Según todos los sondeos —muchos de los cuales le otorgaban la victoria a Imamoglu— el político opositor es el más popular de todo el país incluso por delante del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan

Al número de detenidos, además, se le tienen que añadir 97 personas más, capturadas durante la madrugada de este sábado en sus propias casas, en una operación policial en Estambul contra jóvenes manifestantes, muchos de los cuales son universitarios. A todos ellos, también, se deben sumar 56 individuos más, detenidos durante los últimos días por sus publicaciones en las redes sociales —parcialmente bloqueadas en Turquía—. 

"Aquellos que buscan corromper el orden social, amenazan la paz y seguridad de nuestra nación y buscan provocar el caos nunca tendrán la oportunidad de hacerlo. Sus acciones no serán toleradas", ha asegurado este sábado por la mañana el ministro del Interior turco, Ali Yerlikaya.

Erdogan, este viernes por la noche, fue varios pasos más allá: "Turquía no es un país que esté en la calle. No permitiremos este terrorismo callejero. De la misma forma que no lo hemos permitido hasta ahora, de ahora en adelante tampoco permetiremos que sigan con su terrorismo callejero", dijo en la red social 'X' el presidente turco.

Esta ola de protestas, así, a la que de momento no se ve fin, es el movimiento de manifestaciones más grande en Turquía desde el movimiento de Gezi, en 2013, que tuvo al país y a la administración de Erdogan en jaque durante varias semanas. Esa ola fue duramente reprimida por la policía, e inspira ahora muchos de los jóvenes manifestantes actuales, que gritan y se desgañitan con eslóganes creados en ese momento. 

“A la calle”

Esta ocasión, sin embargo, difiere de esa vez, en la que el principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, en sus siglas en turco) llama activamente a las protestas, vistas ahora por el partido como un recurso válido después de que el "gobierno haya destruido la vía democrática y política". 

"Nos estamos preparando para todo lo que pueda ocurrir, y dejamos todas las puertas abiertas", asegura a este periódco el viceportavoz parlamentario del CHP, Gökhan Günaydin, preguntado si su formación está dispuesta a llamar a la gente a las calles y a convocar, en el futuro próximo, una huelga general. "Lo que está claro es que no aceptamos que se encarcele a un alcalde electo y que se impongan interventores del gobierno, si es que acaban teniendo el valor de hacerlo, en ninguna posición democráticamente elegida", continúa el político en referencia a los rumores en la prensa favorable a Erdogan, que aseguran que el gobierno turco estaría preparando la detención del líder del CHP, Özgür Özel, y el nombramiento de interventores tanto en la cabeza de la formación como de la alcaldía de Estambul.

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