Oriente Próximo
Los hutíes de Yemen, el único grupo del 'Eje de Resistencia' de Irán que sigue en pie
Originaria del noroeste montañoso del país, la milicia controla el 28% de Yemen y se ha erigido en el último bastión capaz de hacer temblar a EEUU, Israel y el comercio internacional

Marchas masivas en Saná en rechazo a los ataques de EE.UU. contra los hutíes del Yemen

Todos sus aliados han ido cayendo. Las capacidades militares del palestino Hamás han sido severamente degradadas. La libanesa Hizbulá no levanta cabeza, con su histórico líder asesinado y sus competencias diezmadas. Ya no hay noticias del sirio Bashar el Asad, y las milicias iraquíes decidieron cesar sus ataques. La debilidad de Teherán se expresa, también, en la pérdida de sus activos en Oriente Próximo. Pero, por encima de todos ellos, se erige un grupo firme, aún capaz de hacer temblar a Estados Unidos, Israel y el comercio mundial. Los hutíes de Yemen se han convertido en los únicos miembros activos del Eje de Resistencia iraní que aún mantienen hostilidades directas contra Tel Aviv y sus aliados.
Nacidos en la década de 1990, su nombre oficial es Asnar Alá, que significa Partidarios de Dios. Los popularmente conocidos como hutíes son un grupo rebelde chií zaidí originario del montañoso noroeste del país. Sus raíces provienen del movimiento ‘Juventud Creyente’, liderado por Husein Badreddin al Huti, de quién tomaron su actual nombre. Durante décadas, han estado enfrentados al Gobierno yemení, la autoridad internacionalmente reconocida del país. Tras tres lustros como fuerza política, la insurgencia hutí comenzó en 2004 con la muerte de su líder a manos del Ejército yemení. Entonces, su hermano Abdel Malik al Huti asumió el liderazgo hasta el día de hoy.
Guerra de Yemen
Inspirados por la Revolución Islámica de Irán y el ascenso de Hizbulá en el Líbano, los hutíes enviaron colaboradores cercanos a Irán para recibir entrenamiento militar y religioso. Es miembro del Eje de la Resistencia, una coalición de movimientos aliados de Teherán y, en muchos casos, financiado por ellos también. Los hutíes cuentan con entre 100.000 y 200.000 combatientes, y un gran arsenal armamentístico que estaría sufragado por Irán. Su retórica se basa en la oposoición a Estados Unidos e Israel, y en una interpretación fundamentalista del Islam. Tras la Primavera Árabe del 2011, los hutíes de Yemen lanzaron una ofensiva para hacerse con el control del país.
Aunque en el 2022 se llegó a un alto el fuego, la situación humanitaria sigue siendo catastrófica con 18 millones de personas necesitando ayuda urgente, incluyendo 10 millones de niños en condiciones cercanas a la hambruna, según Naciones Unidas.
En el 2014, tomaron la capital yemení, Saná, así como varias zonas del norte y el oeste del país. Un año más tarde, una coalición militar liderada por Arabia Saudí y apoyada por Washington intervino con la intención de frenar el avance de los rebeldes. Durante una década, el país, situado en el Golfo de Adén, se sumió en una cruenta guerra. Como resultado, cientos de miles de personas han muerto y millones han sido desplazadas. Aunque en el 2022 se llegó a un alto el fuego, la situación humanitaria sigue siendo catastrófica con 18 millones de personas necesitando ayuda urgente, incluyendo 10 millones de niños en condiciones cercanas a la hambruna, según Naciones Unidas.
Ochocientos ataques en mes y medio
Las trágicas condiciones humanitarias se han visto agravadas por la reciente campaña de bombardeos lanzada por la administración del presidente estadounidense Donald Trump a mediados de marzo. Washington empezó con los ataques después de que los hutíes amenazaran con retomar su campaña de agresión contra Israel y contra los buques en el Mar Rojo después de que Tel Aviv dinamitara el alto el fuego en la Franja de Gaza. “Cuando se estableció la tregua en Gaza, los hutíes cesaron sus ataques, porque ellos defienden que todo lo que hacen en el Mar Rojo está relacionado con Gaza, pero amenazaron con que si no se implementan las fases restantes del alto el fuego, reanudarían sus ataques”, afirma Ahmed Nagi, el analista para Yemen del International Crisis Group.
“Washington no está satisfecho con el resultado de los ataques aéreos, ya que los hutíes no han sido disuadidos y siguen intensificando sus ataques en algunas zonas”
Desde entonces, a lo largo de la ‘Operación Rough Rider’, el Ejército estadounidense ha lanzado alrededor de 800 ataques contra objetivos hutíes, según el Comando Central de EEUU (CENTCOM), que supervisa las operaciones y fuerzas militares en la región. En consecuencia, los lanzamientos de misiles balísticos hutíes se han reducido un 69%, de acuerdo al Centcom, y los ataques con drones unidireccionales hutíes, un 55%. Aún así, la operación estadounidense está teniendo altos costes millonarios en comparación con los pocos resultados que está produciendo. “Washington no está satisfecho con el resultado de los ataques aéreos, ya que los hutíes no han sido disuadidos y siguen intensificando sus ataques en algunas zonas”, declara Nagi a El Periódico de Catalunya.
"Sin información de inteligencia"
“Los hutíes se encuentran en una buena posición en comparación con otros miembros del Eje de la Resistencia iraní por diferentes motivos”, añade el analista yemení. “Para ellos, esta es su primera batalla contra los israelíes, y al estar remotamente lejos [a 2.000 kilómetros], esto les permite cierta ambigüedad, porque ni israelíes ni estadounidenses cuentan con mucha información de inteligencia sobre ellos”, explica Nagi. “Además, tienen una posición estratégica en el Mar Rojo, controlan el 28% de Yemen, y cuentan con un apoyo amplio de la población yemení como resultado de una década de guerra”, subraya. En definitiva, los hutíes son quienes tienen menos que perder en todo el Eje.
Pese a las bajas entre sus filas, sobre las cuales no hay cifras oficiales, es la población civil quién siempre se lleva la peor parte. Según la agencia de noticias yemení SABA, los ataques estadounidenses han matado a cientos de civiles desde mediados de marzo. A su vez, gran parte de la ayuda internacional se ha paralizado tras la designación de los hutíes como organización terrorista extranjera en enero por parte de la administración Trump. Además, un mes después, la ONU detuvo proyectos humanitarios después de que algunos empleados fueran secuestrados por los hutíes. Mientras, las llegadas de migrantes a Yemen desde el Cuerno de África han aumentado en un 713% durante los dos primeros meses del año, elevando la presión sobre las autoridades rebeldes.
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