80 aniversario
Trump rompe el eje EEUU-Europa vigente desde la Segunda Guerra Mundial: "No hay marcha atrás a los viejos buenos tiempos"
Las celebraciones de la victoria aliada sobre la Alemania nazi se producen bajo la sombra de la ruptura de la confianza mutua
"Puede que en el futuro haya de nuevo un presidente proeuropeo de nuevo en Washington, pero en todo caso Europa va aprender a tener que sostenerse por sí misma", dice el diplomático alemán Christoph Heusgen

El presidente de Francia, Emmanuel Macron con la ex primera ministra Theresa May, la reina Isabel II y el presidente Donald Trump, durante las celebraciones del 75 aniversario del desembarco de normandía, el 5 de junio de 2019. / MANDEL NGAN / AFP

El amor se ha roto, tras más de 80 años de matrimonio. La relación especial de Estados Unidos y Europa, que se selló con la sangre de millones de jóvenes soldados en la Segunda Guerra Mundial, ya no funciona. El divorcio ha sido unilateral: la nueva Administración de Donald Trump ha empezado a maltratar al Viejo Continente, insultando a sus líderes y entrometiéndose en sus procesos electorales para apoyar a los partidos más extremistas, alineándose con Rusia en la guerra de Ucrania o intentando dañar su economía con una guerra comercial inédita.
Este golpe por sorpresa ha provocado desazón y pesimismo en Europa. El sentimiento se ha plasmado en un vídeo viral en el que se ve al presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Christoph Heusgen, intentando controlar el llanto momentos después de expresar su "frustración" por el discurso en el cónclave de J.D. Vance. El vicepresidente estadounidense había sorprendido a todos insultado a Europa, definiéndola falsamente como un continente en el que los gobiernos perseguían a los disidentes y censuraban a la prensa. En realidad, Heusgen, lloraba porque dejaba su cargo al frente de la organización, según ha aclarado a este periódico. Pero su sollozo había corrido como la pólvora y se había convertido ya, sin quererlo, en el símbolo de la tristeza por la ruptura de la relación especial entre Europa y Estados Unidos..
"No hay vuelta a los viejos buenos tiempos. Puede que en el futuro haya de nuevo un presidente proeuropeo de nuevo en Estados Unidos, pero Europa va a tener que sostenerse por sí misma. Proveer su propia seguridad, y continuar su camino hacia convertirse en un actor político y económico más poderoso", dice el propio Christoph Heusgen a EL PERIÓDICO. "La relación de confianza mutua y cooperación cercana entre Estados Unidos y Europa era beneficiosa para ambos. La falta de confianza y cooperación debilita a ambas partes", añade el diplomático alemán.
En la misma línea se expresa para este diario Patrick Thaddeus Jackson, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Americana: "La relación está dañada y las repercusiones de seguridad y comerciales son enormes", dice. "La alianza trasatlántica siempre se había basado en la premisa de que Estados Unidos y Europa formaban parte de un todo en un sentido fundamental. Pero la nueva Administración estadounidense opera como si Estados Unidos solo formara parte de sí mismo. Esta visión unilateralista añade una enorme tensión en la relación, y hace que las cosas sean más inciertas y contingentes".
¿Puede la relación sanar? Cada día de incertidumbre e impredictibilidad que pasa hace que la reparación sea menos probable, añade Thaddeus Jackson. Los países europeos están perdiendo la confianza que tenían en que Estados Unidos estaría con ellos a pesar de las dificultades, de que Washington no los iba a usar de forma meramente instrumental; de que no iba a intentar sacar tajada a sus expensas. "La reparación requerirá tiempo y, sobre todo, que Estados Unidos anuncie un cambio de dirección, y lo mantenga, algo que no creo que vaya a ocurrir en esta Administración", concluye.
Daños concretos
La Unión Europea, el Reino Unido, Ucrania y otros países de la órbita europea se han puesto manos a la obra para protegerse. Ahora impulsan de verdad la vieja pretensión de obtener una cierta "autonomía estratégica" del gigante americano. Se han lanzado a un frenesí de rearme y fortalecimiento de su fuerza militar, con centenares de miles de millones de euros sobre la mesa. La UE ha preparado un arsenal de represalias económicas contra los aranceles estadounidenses, que va dosificando mientras mantiene abierta la vía de la negociación, por si lo de Trump fuera solo una bravata temporal. Han lanzado multitud de cumbres de los 27 junto a Canadá, Reino Unido o incluso Japón, en Londres, París o Kiev. Sin Estados Unidos.

Policías británicos ante un cartel del Día de la Victoria antes del desfile militar para conmemorar el 80 aniversario del fin de la II Guerra Mundial, en Londres, el 5 de mayo de 2025. EFE/EPA/ANDY RAIN / ANDY RAIN / EFE
Pero, como en todo divorcio, los daños son inevitables. "La preeminencia del liberalismo occidental en los asuntos internacionales se ha debilitado, lo que significa que tanto los europeos como los estadounidenses tendrán menos influencia en la arena global", analiza para EL PERIÓDICO Jeremy Shapiro, director del centro de pensamiento ECFR en Washington. Para él, la guerra comercial va a hacer a los ciudadanos más pobres a ambos lados del Atlántico, de forma inevitable. Y va a dificultar el impacto político y diplomático en un mundo cada vez más complejo.
"Claramente, buena parte de Europa ha perdido parte de la fe que tenía en Estados Unidos y en la utilidad de la relación trasatlántica. Por supuesto, la herida puede sanarse, pero los europeos probablemente se lo piensen dos veces desde ahora antes de permitirse continuar en una posición de dependencia tan extrema, dada la tendencia a los cambios políticos tan frecuentes y dramáticos en Estados Unidos", subraya el experto.
Orillar a Europa frente a Rusia
Si hay que poner una fecha al comienzo de la alianza trasatlántica, esa sería el 7 de diciembre de 1941, cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial tras el ataque japonés a su base en Pearl Harbour. Si hay que escoger una al final de esa relación, sería el pasado 12 de febrero, cuando Donald Trump sorprendió al mundo al anunciar que había llamado por teléfono a Vladímir Putin, hasta entonces un paria para Occidente por su invasión injustificada de Ucrania. Dijo que había iniciado un proceso de diálogo para alcanzar un alto el fuego en Ucrania con el presidente ruso. Solo después llamó al principal implicado, su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski. Y en ningún momento ha tenido en cuenta la opinión de la Unión Europea o el Reino Unido, que son los que más ayuda material y financiera han enviado al país invadido. El desprecio total tuvo el efecto de la dinamita en los pilares sobre los que descansaba la confianza mutua a ambos lados del océano.

Desfile militar que conmemoraba el 77 aniversario de la victoria de Rusia sobre la Alemania nazi en la II Guerra Mundial. Moscú 09/05/2022.- / MAXIM SHIPENKOV / EFE
Los desplantes no se quedaron ahí. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dio plantón a su homóloga comunitaria, Kaja Kallas, cuando fue a verle a Washington. Trump, por su parte, nunca se ha dirigido siquiera a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Según él, la UE se creó para "joder" a Estados Unidos. El lugarteniente del presidente, Elon Musk, ha usado su megáfono en redes sociales para insultar al Reino Unido o Alemania. Esta misma semana, Rubio, Vance y otros miembros de la Administración han cargado contra la calidad democrática de Alemania después de que los servicios secretos del país decidieran calificar al partido Alternativa para Alemania (AfD) de "extremista de ultraderecha".
La relación diplomática no puede estar en peor momento. En este contexto, la UE ha lanzado un plan de rearme total, en el que se primará a la industria europea. En España, el Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado un gasto extra de más de 10.000 millones de euros de aquí a final de año en varios programas de armamento. "Ocho de cada 10 euros se quedarán en España", ha dicho el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, este lunes.
Buy european, otra consecuencia de la ruptura de la confianza. Los europeos no van a poder dejar de comprar armamento americano de la noche a la mañana, pero van a intentar reducirla lo más posible. Acelerarán los programas conjuntos de desarrollo de capacidades militares, como el sistema de combate aéreo FCAS, que llevan a cabo Francia, Alemania y España con Airbus, Dassault e Indra: un nuevo avión de combate al que acompaña una nube de drones.
Nuevas alianzas
Trump también apuesta por reinterpretar la significación histórica de este 8 de mayo, el Día de la Victoria en Europa de los aliados contra las potencias del Eje, lideradas por los nazis alemanes. "Ganamos ambas guerras; nadie se nos acercaba en fuerza, valentía o brillantez militar, pero nunca celebramos nada. ¡Eso es porque ya no tenemos líderes que sepan cómo hacerlo!", publicó Trump en Truth Social, apropiándose de una victoria que, sin embargo, supuso más muertes de la Unión Soviética o más esfuerzo bélico de británicos o franceses.
El puñetazo en la mesa de Trump también ha provocado el acercamiento de nuevo del Reino Unido y Canadá a la UE. Los dos países anglosajones, miembros de la comunidad de inteligencia Cinco Ojos junto a Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, coordinan cada vez más sus acciones de seguridad y de política exterior con Bruselas. Canadá y Australia, por su parte, acaban de elegir primeros ministros anti-Trump, y el primer país se ha postulado incluso como el "más europeo fuera de Europa".
Trump está fomentando un mundo basado en áreas de influencia y no en reglas comunes y el derecho internacional. Carga contra las Naciones Unidas, a cuyas agencias ha quitado buena parte de su financiación. Cree en la diplomacia de los más fuertes: Washington, Pekín, Moscú... En este contexto, ocho décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha comenzado a recolocarse en el mundo.
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